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El Real Zaragoza se blinda

El equipo de Jim ha moldeado una sólida y eficaz personalidad defensiva que impulsa sus números como conjunto menos goleado de Segunda. Esta es la radiografía de sus claves. 

Entrenamiento del Real Zaragoza en la Ciudad Deportiva
Entrenamiento del Real Zaragoza en la Ciudad Deportiva
TONI GALAN

De la Segunda División se escapa y se asciende más rápido encajando pocos goles que marcando muchos. Este aforismo ha tomado cuerpo de precepto conforme el Real Zaragoza ha enquistado su presencia en la categoría después de nueve temporadas consecutivas en ella. Tiempo suficiente para el aprendizaje de la naturaleza y las singularidades de ese ecosistema que premia, o suele premiar, más veces las defensas de hierro que los ataques poderosos. Juan Ignacio Martínez construyó la pasada temporada el andamiaje de la salvación del equipo en esa dirección, con un fútbol de prioridades defensivas y reducción de riesgos. Esta temporada, el Zaragoza presenta más recursos en otras facetas del juego, pero, poco a poco, ha ido acercado algunos rasgos de su identidad a los del pasado, configurándose como un equipo rocoso y seguro. Es el menos goleado de Segunda -solo 11 tantos encajados- junto al Almería, pero también ha venido surcando la temporada como uno de los equipos a los que menos le rematan. Los indicadores son prometedores y garantizan su musculatura competitiva. Si mantiene el pulso defensivo del que, a continuación, detallamos algunas claves, el Zaragoza perderá pocos partidos.

1. La posesión como escudo

Si se tiene la pelota, no lo tiene el rival, y el Zaragoza de Jim se está protegiendo esta temporada desde esa premisa mucho más que en su versión de estricta supervivencia y prioridades posicionales del pasado curso. El equipo aragonés es el conjunto de Segunda que más posesión promedia, con un 56%, fruto, principalmente, de dos aspectos. Por un lado, los partidos del primer cuarto de temporada en los que se personó como un equipo de notoria presencia con la pelota y abundante caudal ofensivo. Un estilo que, en el último mes, Jim ha matizado hacia un modelo algo más pragmático y conservador. Por otro lado, la elevada posesión del Zaragoza en la temporada ha tenido mucho que ver con la fisonomía de sus partidos: casi siempre, ha ido a remolque, necesitado de marcar, y eso ha multiplicado su protagonismo y tiempo con la pelota ante rivales acostados en una ventaja o guarnecidos en defensa. El caso opuesto lo hemos vivido en las últimas jornadas, contra Mirandés, Burgos o Sporting, frente a quienes el Zaragoza dominó la posesión en las primeras partes pero no en el total del partido debido a las variaciones del guion rival provocadas por su gol inicial.

2. Francés-Jair: la pareja de acero

La simbiosis defensiva producida por Jair Amador y Alejandro Francés como pareja de centrales representa el cimiento de acero y hormigón sobre el que se asienta todo el sistema de protección del Real Zaragoza. Las virtudes de uno corrigen los defectos del otro, y viceversa. Una complementariedad ideal en esa zona del campo. Si Jair domina el área, Francés se impone fuera de ella. Ambos ya cuajaron el pasado curso como dúo defensivo de elevadas prestaciones, pero esta temporada han dado un paso más. Francés sigue creciendo como es natural en su proceso formativo y Jair ha dejado atrás los problemas físicos que condicionaron su inicio en el Zaragoza, erigiéndose como el central poderoso en la categoría con el que se acreditó su fichaje. Nadie ha registrado más despejes que Jair esta temporada: suma 76, por delante de Bernardo (Girona) y Juande (Málaga). Un frontón por abajo y por arriba. Por otra parte, ambos tienen en Lluís López un relevo no del mismo nivel, pero hasta ahora solvente. Un tercer central que alimenta la competencia. Que tampoco desentona.

3. La garantía de Cristian

Cristian Álvarez está siempre y vuelve a estar. Sus números son ya de ‘Zamora’. Ha encajado solo 9 goles en 14 partidos, presentando el mejor coeficiente (0,64) entre los porteros de Segunda. Solo Fernando (Almería) le iguala. Aunque el buen tono defensivo general del equipo le ha aliviado la carga de trabajo, cuando ha tenido que meter la mano salvadora, la ha metido. Una garantía de rendimiento entre los palos.

4. Una presión de altura

Uno de los rasgos de identidad del Zaragoza de Jim es el posicionamiento de su red de presión sobre el rival. El equipo aragonés comienza a defenderse a mucha altura, con un sistema de acosos activos y pasivos -sobre las líneas de pase- bien trabajado en la delantera y el centro del campo que permite tener muchas veces bien alejado al rival. Al Zaragoza de Jim rara vez lo cogen con futbolistas descolgados y con las líneas separadas. Apenas ha concedido transiciones, por ejemplo. Además, tiene días, como el último, contra el Sporting, en los que su línea de recuperación del balón estuvo muy avanzada, aunque atrayendo a los centrales rivales y seleccionando la zona de robo más peligrosa. Quebrándoles así la salida de la pelota en situaciones de juego abierto, y lanzando ataques rápidos, cortos y verticales.

5. Eguaras, el recuperador

Eguaras es el futbolista de la liga que más posesiones recupera (21) para su equipo a través de entradas, signo que contradice las corrientes que lo encasillan como un mediocentro escaso en defensa. Ya en temporadas precedentes, el navarro acompañó su estadística como uno de los jugadores con más y mejores pases de la categoría con una buena tarjeta de datos defensivos, siendo de los jugadores con más recuperaciones. Eguaras, este año, está también en el top 10 de Segunda en recuperaciones totales entre los centrocampistas. Y es el cuarto con más despejes entre los futbolistas de esa demarcación. Eguaras, sobre todo, equilibra y junta al equipo con la pelota, pero también sin ella. Otra individualidad relevante en la faceta defensiva de este Zaragoza.

6. La clínica de Jim

La observación previa de los rivales constituye una de las ventajas competitivas del método de Juan Ignacio Martínez. El Zaragoza exhibe, casi siempre, un conocimiento avanzado de las fortalezas y debilidades del adversario. En este sentido, la elaboración del plan de partido y su ejecución inicial suelen resaltar la buena capacidad del equipo para adaptarse a lo que demandan el rival y el encuentro. Ese análisis es clave a la hora de establecer los mecanismos defensivos, una tarea en la que el Zaragoza se está presentando como un oponente incómodo, eficaz a la hora de neutralizar a sus rivales.

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