Un gol de Álvaro Giménez da la victoria al final al Real Zaragoza en Burgos (0-1)

El ariete, suplente y recién entrado en juego, anotó el 0-1 en El Plantío en el minuto 82. El equipo de Jim rompe la racha de nueve empates consecutivos y respira tras un partido espeso y flojo.

Ganar. Es lo que se pedía al Real Zaragoza hace semanas. Como fuera. Y lo logró este jueves en Burgos bajo esa premisa del ‘como sea’. No jugó un buen partido, estuvo a merced de un Burgos justito para la categoría, recién ascendido, durante muchos tramos del choque. Pero supo aprovechar un momento puntual de inspiración, en la recta final del partido, para vencer 0-1 y acabar con la nociva serie interminable de empates: nueve. Ya no hay récord mundial de igualadas. Bendita noticia porque se ha roto con una victoria. El Zaragoza sale así de la zona de descenso.

La primera parte mereció poca literatura. No pasó casi nada. Y lo que pasó, no fue bueno por parte zaragocista. La nueva revolución de Juan Ignacio Martínez, con cinco cambios en el once inicial respecto del último partido ante el Mirandés, no funcionó ni por asomo. Francés de lateral derecho, Lluís López de nuevo central titular, Eguaras y Zapater al escenario tras dos jornadas en la nevera, el inerte Bermejo (el jugador con peor rendimiento con más oportunidades de la historia del club) y Azón en punta no aclararon horizontes al juego de los tomates (de rojo jugaron esta vez).

Hubo dos tramos antes del descanso: los primeros 20 minutos, en los que el Zaragoza engañó al ojo con un cierto dominio del balón ante un Burgos ultradefensivo (cinco defensas más Elguezábal de pivote, un central adaptado), pero con los de Jim sobando la pelota siempre en terrenos insustanciales, mentirosos, subiendo el contador de pases en el mecanismo que cada muchacho lleva ahora en la espalda (donde llevaban las pilas las viejas muñecas de Famosa) pero para nada. Y los 25 minutos finales de ese primer periodo, en los que el Burgos dio varios pasos adelante y pasó por encima de un deteriorado Zaragoza, con un par de ocasiones claras para adelantarse en el tanteador y detalles de fútbol que hicieron emerger malos augurios.

Los momentos de peligro a favor del Zaragoza se reducen a una falta mal lanzada por Zapater en el minuto 6 al borde del área, de esas que cualquier lanzador se pediría para marcar, que el ejeano estrelló en la barrera; y un disparo de Azón (que pasó más rato en el suelo que de pie cuando de jugar se trataba), en el 36, que se le marchó cruzado, mal, fuera. Ni un solo tiro a puerta. Ni una sola pisada de área contraria con algo de veneno. Nadie sobrepasó líneas, nadie encaró con éxito. El equipo es una máquina de dar pasecitos sosos, cortos, hacia atrás, sin intención ofensiva.

El Burgos, por el contrario, después de 20 minutos de sopor para su público, se mostró como un equipo con algún plan de ataque estudiado, pases largos diagonales a sus laterales largos, Navarro y Fran García, que abrieron los espacios. Juanma, a la salida de un córner en el 25, empalmó un derechazo descomunal desde muy fuera del área que se estrelló como un obús en la parte alta del poste derecho de un batido Cristian Álvarez. Se le apareció la Virgen al Zaragoza en esta acción, quizá crucial. Antes, Medina había rematado en una melé en el corazón del área zaragozana, ante la blandura de Francés, López y demás, y el balón se quedó en las piernas de la zaga aragonesa sin llegar al marco. Menos mal. Y por fin, en otro síntoma peligroso, un error garrafal en la salida de Cristian Álvarez, que se comió un balón largo volcado al área en una falta lejana, fue peinado por Córdoba al alimón con un zaguero tomate y el balón se marchó a dos palmos del poste. Si coge puerta, hubiese sido gol sin remisión,

Partido Burgos-Real Zaragoza, 14ª jornada de Segunda División
Partido Burgos-Real Zaragoza, 14ª jornada de Segunda División
David Pérez-Cejuela / LOF

Nada funcionó bien. Nano y Azón, arriba, flechas sin punta. Bermejo, con Zapater, Francho y Eguaras, un cuarteto sin ideas, sin fútbol de calidad, Eguaras le pidió a Jim en el minuto 28 que se abrieran las bandas, que se generasen líneas de pase. El navarro se vio ciego siempre con el balón. Todos quietos, como un futbolín. Gracias a Dios que el Burgos es lo que es, un equipo con una base de la Segunda B de la que procede, al que le cuesta mucho percutir el portal rival.

Tras el descanso, con un frío intenso, todo se reinició de igual modo. Un par de pifias defensivas del Real Zaragoza facilitaron dos remates a puerta seguidos del Burgos. En el segundo, Juanma forzó a Cristian Álvarez a parar con apuros en dos veces. Ningún técnico había considerado hacer cambios. Eso es tener fe. Sobre todo por parte de Jim. Así, el 0-0 parecía la máxima aspiración un día más. No se sabía si el portero Herrero estaba bien o mal, era bueno o malo. Incluso en la primera llegada aragonesa, con Bermejo conduciendo en solitario, su disparo en el área lo estrelló en el cuerpo de un defensa que le cubría. Eso es puntería. Era el minuto 52. Se seguía con el cero en chuts zaragocistas al portal castellano.

Miki Muñoz, en el 57, con una defensa zaragocista hecha un flan de nervios, remató raso y de nuevo Cristian respondió bien atajando abajo. Algo tenía que cambiar de raíz para que el Zaragoza tuviera alguna opción de triunfo. Sus ataque eran esporádicos y alborotados. Y atrás, sufría demasiado ante una delantera burgalesa que no le merecía tanto. Cada córner era un suplicio para Cristian Álvarez. Calero, el técnico local, metió en juego al exzaragocista Alegría a falta de media hora, buscando quizá la venganza del ex. Jim seguía esperando más minutos para modificar un motor y un mecanismo que jamás había dado muestras de funcionar. No se entendió la tardanza en acometer las sustituciones, que no llegaron hasta el minuto 71, con Sainz y Giménez como revulsivos en vez de los apagados Zapater y Azón.

Partido Burgos-Real Zaragoza, 14ª jornada de Segunda División
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La Liga

Algo se notó. El Zaragoza llegó tres veces en cinco minutos al área rival, aunque sin culminar bien ninguna, por medio de Eguaras, Sainz y Nano. Quedaba un cuarto de hora y se experimentó un ligero cambio de tendencia. El Burgos ya no achuchaba tanto y los de Jim respiraban con el balón en los pies. Valcarce, en el 78, con una contra individual, se encargó de recordar que los locales estaban vivos. Adrián entro por Nano a falta de 12 minutos, otra especie de amuleto del técnico zaragocista por si, por ahí, sonaba la flauta. Era cuestión de un golpe de fortuna, de un haz de luz divina. Si no, el Zaragoza era incapaz de marcar gol.

Y esa divinidad cayó sobre El Plantío en el minuto 82. Fue un rayo luminoso celestial. Una contra veloz de Francho, arrancando tras un córner en contra en área propia, acabó apoyada por Eguaras, con un pase a Álvaro Giménez ya en el área rival. El ariete quebró al central y colocó el balón por alto en el palo más lejano. Un golazo surgido del mayor erial. Faltaban 8 minutos y, por tercera jornada consecutiva, el Zaragoza llegaba al final con ventaja. Las dos anteriores la perdió in extremis. Esta vez era crucial aguantarla. Jim reforzó al equipo con Gámez en vez de Bermejo. El Burgos se fue al abordaje, con Saúl Berjón. Pero las dos opciones de gol que generaron hasta el final, con un centro atrás de Álvaró Rodríguez y un centro peligroso de Valcarce al área chica, no encontraron rematador para bien de los zaragocistas.

Se alcanzó el final del partido con la alegría enorme, inmensa, de los tomates, que se abrazaron como si de una final de Copa se tratase. No era para menos, mucho más vistas las prestaciones de su fútbol en un día tan importante, carcomidos por los nervios y la responsabilidad. Lo compartieron con el centenar de hinchas zaragocistas que hubo en El Plantío. Todos felices, sobre todo Álvaro Giménez, que en la jornada 14 ha estrenado su casillero anotador… con un gol ganador, de tres puntos. Algo es algo. Fue un epílogo soñado, idílico, que hasta segundos antes del tanto zaragocista pareció una quimera. El fútbol tiene estos recodos, estas gateras para salir airoso en noches obturadas como la de Burgos. Mejor así. En esto consistía, en acabar con la racha de empates a través de la puerta del triunfo. La otra puerta era letal. Bien elegida, por lo tanto.

Partido Burgos-Real Zaragoza, 14ª jornada de Segunda División
Partido Burgos-Real Zaragoza, 14ª jornada de Segunda División
David Pérez-Cejuela / LOF

Ficha Técnica

Burgos CF: Herrero; Navarro (Álvaro Rodríguez, 84), Córdoba, Zabaco (Saúl Berjón, 84), Rubio, Fran García (Matos, 75); Elguezábal (Andy, 75), Miki Muñoz; Pablo Valcarce, Juanma y Medina (Alegría, 62).

Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Francés, Lluís López, Jair, Chavarría; Eguaras, Zapater (Sainz, 71), Francho; Bermejo (Gámez, 85), Nano (Adrián González, 78); y Azón (Álvaro Giménez, 71).

Árbitro: Trujillo Suárez (Canario). Amonestó a Zabaco (5), Lluís López (66), Álvaro Giménez (82), Gámez (91) y Miki Muñoz (93).

Goles: 0-1, min. 82: Álvaro Giménez.

Incidencias: Noche gélida, invernal, en Burgos. Con 5 grados al inicio del partido (las 19.00) y un par menos cuando el choque concluyó, después de un día nuboso y con lluvia apenas una hora antes del duelo. En las gradas hubo alrededor de 9.500 espectadores, de ellos un centenar de zaragocistas. El césped del histórico y remozado El Plantío presentó un buen estado.

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Partido Burgos-Real Zaragoza, en directo
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