Largo rodeo y revolución del Real Zaragoza en Gerona para llegar al mismo sitio: empate a uno

Jim, que hizo ocho cambios en un irreconocible equipo titular que vivió 70 minutos en un juego sin sustancia, se adelantó por medio de Vada y perdió el triunfo con un gol de Stuani en el 87.

Octavo empate consecutivo del Real Zaragoza, récord en la historia del fútbol español (no es frase hecha), noveno en 12 partidos disputados y, por ende, nada nuevo que contar respecto del presente y el futuro que se adivina para el equipo aragonés, cada vez más atascado en la zona baja de la tabla. El entrenador hizo un largo rodeo, con un alboroto del once de inicio sin precedentes, con un método de juego que huyó de la estética y apostó, como el año pasado, por la efectividad a toda costa… pero tampoco resultó ante el Girona (1-1), aunque estuvo a punto de ser que sí.

Fue una noche rara. Un partido extraño. Juan Ignacio Martínez ‘Jim’ llevó el duelo del equipo zaragocista en Gerona a un extremo demasiado radical a estas alturas del torneo, jornada 12, al llevar a cabo hasta ocho cambios en la alineación inicial. Una revolución sorprendente, drástica, más allá de las molestias físicas que alguno de los titulares habituales pudiera tener o de la baja sabida por lesión de Narváez. La apuesta era propicia a lecturas varias, nada ordinarias. Y olía a disyuntiva de simetría absoluta: o puerta grande o enfermería. No es normal remover un equipo base en tal cantidad de piezas por pura cuestión táctica o estratégica. Ahí se olisquean más cuestiones entre líneas.

Y el remozado Real Zaragoza de Montilivi, en el que solo estaban de los fijos Cristian Álvarez, Jair y Gámez, no mejoró nada al del chasis original del proyecto de Jim en agosto. Los Lluís López, Petrovic, Adrián González, Azón, Chavarría, Nano y Bermejo no hicieron olvidar a los ausentes Francés, Eguaras, Zapater, Vada, Álvaro Giménez, Nieto, Sainz o Narváez. Tanto monta, monta tanto, fue la lectura de lo visto en un feo y espeso primero tiempo, en el que solo el VAR, por unos centímetros y una triquiñuela que anularon dos goles del Girona, libró a los de Jim de irse al descanso perdiendo.

Fue un Real Zaragoza desconocido, tuneado. Como cuando en pretemporada se juegan dos partidos en tres días y un bloque no se parece en nada al del amistoso anterior. O cuando en la Copa toca un rival de Tercera y se hace una rotación descomunal de difícil casación por propia lógica de las cosas. Los avispas jugaron lento, a que no pasasen demasiadas cosas. Lo de tratar de llegar al área gerundense pareció siempre algo secundario en el guión del libreto de Jim. La cuestión era ir con pausa, horizontal, sin riesgos. Pum, pum, pum… y vuelta a empezar. Indigesto Zaragoza.

El Girona, igual de apurado en la tabla que los aragoneses y con un aire deslavazado en su juego, empezó como un tiro. Arnau en el minuto 2 falló un gol a bocajarro en una falta lejana volcada al segundo palo por Aleix García que la zaga se tragó. El remate se fue alto por nada. En el 9, en pleno dominio local, se dejó de dar validez a un gol de Nahuel Bustos en una contra de Samu Sáiz después de un error del medio campo zaragocista, con Petrovic retrocediendo en primera velocidad, rascando motor corriendo a ritmo de moviola. Menos mal que en el último pase midieron mal el terreno y el videoarbitraje echó el primer capote de la Virgen del Pilar a los de Jim.

Partido Girona-Real Zaragoza, 12ª jornada de Segunda División
El gol de Vada que adelantó al Real Zaragoza frente al Gerona
La Liga

Enseguida se les fue el gas a los de Míchel Sánchez, un Girona flojito, nervioso, irreconocible. Chavarría protagonizó la primera jugada ofensiva de las pocas que cupo anotar en el haber del Real Zaragoza. Voleó un córner ensayado que lanzó atrás Bermejo pero su tiro se topó con un defensa y no llegó a puerta. O sea, nada de nada. Amagar y no dar. En el 19, Gámez probó una vaselina desde 40 metros, pero se quedó corto y paró sin problemas un inédito Juan Carlos. Como no se marcan goles a quemarropa, se buscan desde medio campo, por si por ahí está la solución. Lo positivo de esta fase es que los zaragocistas habían equilibrado la posesión del balón y sufrían menos con las individualidades de Sáiz, Borja García o Aleix, los más activos de los catalanes.

En el 20, el Girona se reactivó en un error a su espalda del alborotado Chavarría, que jugaba en su tierra. Baena se escapó solo en diagonal, entró en el área y chutó cruzado, fuera por muy poco, sin que Nahuel Bustos lograse remachar en carrera. Y tras otro largo trecho de feísmo por doquier, Adrián González, titular por primera vez este año, cabeceó fuera un centro de Gámez en lo que tuvo forma de ser la mejor ocasión zaragozana. Era el minuto 33 y se soñó con una reactivación avispa que, luego, no llegó. Lo que sí sucedió fue otro gol anulado al Girona, ya casi en el 45. Hubiera sido un palo duro en el hígado de los de Jim de ser válido. Aleix García marcó de volea en el área, ante una zaga muy pasiva, pero se había llevado el balón con la mano de tapadillo. El VAR lo cazó, no así el trío arbitral de campo. Bendito VAR, en este caso.

Con el 0-0, que era la máxima aspiración a la que invitaba el juego del Zaragoza salvo algún golpe de suerte escondido, se llegó al descanso. Sin brillos nuevos en el experimento de Jim. Nadie reclamó la titularidad entre el enorme reparto de novedades. Nano no pisó el área y discutió tres o cuatro veces con Adrián por su nula mezcla en pases y desmarques baldíos. Azón tampoco vio la portería en su punto de mira jamás. Bermejo, lo de siempre. Como un desdibujado Francho, lejos del que epató al inicio del curso anterior. Petrovic, diésel e intranscendente, a lo fácil, como un corcho en alta mar. Sin duda, lo único bueno era el marcador. No había derrota.

Partido Girona-Real Zaragoza, 12ª jornada de Segunda División
Partido Girona-Real Zaragoza, 12ª jornada de Segunda División
Eddy Kelele / Agencia LOF

El segundo tiempo comenzó sin cambios, con el espejismo de ver atacar tres veces seguidas a los zaragocistas. Sin hacer cosquillas al portero Juan Carlos, claro. Los conocidos fuegos artificiales de Bermejo y Chavarría, que tiró un centro raso en una buena penetración que no tuvo rematador porque lo puso al tuntún, sin buscar el sitio preciso. Y fue el Girona, de nuevo, el que primero amagó con una oportunidad de verdad. El central Juanpe cabeceó solo un córner, a placer, en el minuto 54, pero se le fue alto a un palmo del larguero. Susto serio y aviso para la media hora última. Ahí se destilaba otra lectura esperanzadora: el Girona seguía atrancado y empezaba a dejar algún espacio en su defensa al adelantar sus líneas unos metros. En el 64, el veterano goleador Stuani entró por Bustos, buscando Míchel a su amuleto.

En el 65, los zaragocistas firmaron su primera llegada con peligro del segundo periodo. Jair cabeceó un córner, flojo, y obligó a despejar a Bernardo en el área chica en acción de riesgo. Nano, en la continuación, erró un mano a mano, aunque era fuera de juego claro. Y ahí decidió Jim mover el género desde el banquillo. Álvaro Giménez y Vada, dos de los titulares sacrificados de inicio, suplieron a Azón y Adrián. Faltaban 25 minutos y frotaba así la lámpara mágica. Mano de santo. Aladino estaba dentro… y despierto.

Porque en una subida de Gámez por su banda en el 70, apoyándose en Petrovic en el área, su centro atrás lo controló en recién entrado Vada, al estilo del día de Alcorcón, y alojó el balón en la red local. A falta de 20 minutos, un desvaído y sediento Real Zaragoza acababa de encontrar un oasis en el desierto de Montilivi solo para él. Tras más de una hora de estar comiendo bocadillos de polvorones, la cosa se puso para terminar disfrutando, como si del mejor dulce del mundo se tratase, del objetivo perseguido por Jim desde que, en silencio, masculló y decidió el alboroto de alineación con la que quiso salir de la crisis de empates y no victorias del inicio liguero. Pero no está el Zaragoza para farolillos. No iba a saber aguantar la ventaja hasta el final.

Los catalanes reaccionaron, como es natural. Míchel, que oía ruidos raros en su cabeza en estado de derrota, se apoyó en el ariete Darío y en el extremo Ureña como apuestas. Este falló un remate peligroso en el segundo palo en el 77 y el eterno Stuani, siempre venenoso contra los aragoneses, cabeceó el 1-1 a placer en el 87 para arruinar la victoria avispa, ese bien inalcanzable de Jim y los suyos. No hay manera. Los peligros futuros aumentan al no llegar las victorias. Y, con este giro de plan de juego, ya no cabe aferrarse al fútbol bonito, de ocasiones y fallos como excusa. Eso desapareció en Gerona.

Partido Girona-Real Zaragoza, 12ª jornada de Segunda División
Vídeo resumen del partido Girona-Real Zaragoza, 12ª jornada de Segunda División
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Ficha Técnica

Girona FC: Juan Carlos; Arnau, Bueno, Bernardo (Darío, 72), Juanpe, Jairo (Pablo Moreno, 83); Aleix García, Baena, Borja García (Ureña, 72); Samu Sáiz y Nahuel Bustos (Stuani, 64).

Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Gámez, Lluís López, Jair, Chavarría; Petrovic; Bermejo, Adrián González (Vada, 68), Francho, Nano (Igbekeme, 78); y Azón (Álvaro Giménez, 66).

Árbitro: González Francés (Canario). Amonestó a Lluís López (53), Gámez (90), Baena (94), Samu Sáiz (95) y Stuani (97).

Goles: 0-1, min. 70: Vada. 1-1, min. 87: Stuani.

Incidencias: Noche fría en Gerona, con 12 grados a la hora del inicio del partido tras un día de sol. En las gradas, 6.100 espectadores. El césped de Montilivi presentó un buen aspecto. Antes del partido se mostró sobre el terreno de juego el nuevo escudo del Girona, similar al histórico pero al que se ha retirado la corona

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Partido Girona-Real Zaragoza, en directo
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