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El partido de Girona adquiere el valor de crucial para el Real Zaragoza

El equipo aragonés necesita salir vencedor este lunes en Montilivi para encontrar un punto de luz en su mal inicio de liga y eludir problemas. Ocho empates en once jornadas requieren de una salida positiva a esta racha al ralentí ubicado al final de la tabla.

El clásico y habitual corro que el equipo zaragocista forma antes del inicio de cada entrenamiento, con las consignas del día.
El clásico y habitual corro que el equipo zaragocista forma antes del inicio de cada entrenamiento, con las consignas del día.
Guillermo Mestre

El enésimo patinazo del Real Zaragoza en La Romareda, esta vez frente a la Ponferradina hace menos de 48 horas, deriva inexorablemente en una carga extra de responsabilidad para la plantilla de cara al duelo de la jornada siguiente, que llega de forma inminente, este lunes en Gerona. Siete empates consecutivos, ocho en total dentro de las once jornadas disputadas de torneo, tienen al equipo que dirige Juan Ignacio Martínez ‘Jim’ atascado en la zona baja de la clasificación, 18º y con puntuación de descenso, solo 11 puntos en su haber.

La moneda de su destino lleva dando vueltas, sin caer, desde hace casi dos meses. Su inercia no se detiene por el momento. Igualada tras igualada, sumando de uno en uno, con el motor al ralentí permanentemente, sin ser capaz de acelerar la marcha y adquirir cierta velocidad hacia arriba, aunque sea mínima.

Se trata de una situación inquietante, inusual, de indefinición real en sus aspiraciones, que solo genera preocupación pues lejos de ofrecer juicios de valor basados en hechos concretos, deja abierta permanentemente la puerta a la especulación, a la interpretación de incidios, a las corazonadas –optimistas o pesimistas, según convenga o dicte el talante de cada analista– por encima de los hechos concretos.

Un día, más pronto que tarde, la ya histórica racha de empates (nunca había enlazado siete el Real Zaragoza en su trayectoria vital) se quebrará. Y solo hay dos salidas posibles: que lo haga con una victoria o que se plasme en una derrota. Si se da el primer caso, el que todo el zaragocismo espera y desea con ansia, los empates amontonados en las alforjas en estos dos meses y medio se revalorizarán por sí solos y el miedo a enfangarse en los puestos de peligro en la clasificación se atenuará de modo ostensible. Pero si se diese la segunda opción, tanto empate será tóxico y los números –que ya no cuadran ahora como media para vivir tranquilos de cara al futuro– sugerirán problemas serios a corto plazo porque la tabla de posiciones asustará sobremanera. Es pura matemática, más allá de sensaciones futbolísticas, que eso pertenece a otro epígrafe aparte.

Habrá un antes y un después de Montilivi

Por todo esto, Gerona, el lunes a las 21.00 en lo que será el cierre de la jornada 12 en el estadio de Montilivi, supone una cita crucial para este dubitativo Real Zaragoza del inicio de curso. Salvo que emboque ya mismo el camino de los triunfos, los partidos plácidos en su previa y sin presión se le han acabado a Jim y sus pupilos. De hecho, esta es la única salida válida en lo sucesivo: lograr romper ya el serial de empates y coserlo con tres puntos de una tacada y, a continuación además, repetir con alguna victoria más.

Si se mira la morfología de la liga de Segunda en lo que va de campeonato, con infinidad de igualadas en los partidos que se disputan cada jornada, el Real Zaragoza de finales de octubre vive sus últimas opciones de reengancharse al ritmo de los equipos que caminan por la mitad de tabla y, con mucha más calma y confianza que él, tienen a mano un salto hacia los puestos nobles.

Seis puntos separan al Real Zaragoza de la sexta posición, la última que lleva premio para jugar la promoción de ascenso en junio. Los aragoneses cuentan con 11 puntos (en la 18ª plaza) y las referencias de la zona noble son Las Palmas y Tenerife, con 17.

La abundancia de empates entre los demás (siete lleva el Oviedo; seis el Fuenlabrada, el Lugo y el Ibiza; cinco Las Palmas, Málaga, Real Sociedad B y Amorebieta...) es como un guiño del destino: parece que estén esperando la reacción del Real Zaragoza sin querer abrir brechas enormes, cosa que en otros modelos de liga, a estas alturas, era ya un hecho más palpable.

Si se mira la tabla clasificatoria, el gripado equipo zaragocista está a solo seis puntos de la promoción de ascenso, que marcan con 17 los dos clubes canarios, Las Palmas y Tenerife. Es la distancia de dos partidos, de dos victorias. Casi nada para tanto como ha dejado de sumar el Real Zaragoza, cuya renta es de 11 puntos de 33 dirimidos. O sea, se le han perdido por el camino 22 puntos. Una barbaridad, mucho más si se analizan los goles cantados marrados en tardes y noches de impotencia anotadora cuasi enfermiza.

Pero, para que esta lectura de situación pueda tener un sustento válido y deje de ser un acto de fe sin cimiento alguno, todo pasa por ganar en Gerona. A partir de este choque inminente que el Real Zaragoza va a acometer en Montilivi ya no caben más errores, no tiene más tiempo de demora la reactivación del cuadro zaragocista. Por eso, a pesar de estar todavía en la 12ª jornada, este es un momento puntual de gran importancia logística para la temporada entera. Una especie de reválida, una tirolina de vértigo para atravesar el amenazante valle que lleva de la zozobra a la ilusión después de tanto desliz e impotencia para ganar (solo se ha logrado en una ocasión de once intentonas, y ninguna vez en La Romareda).

Volver de Gerona derrotados pondrá las alarmas incandescentes y llenas de decibelios. Lo sabe todo el mundo. Así que, después de siete jornadas de empacho de empates, después de solo haber catado un triunfo desde que todo arrancó el 13 de agosto, Jim y sus muchachos han de ser capaces de hacer que la moneda, que no deja de dar vueltas, salga de cara ante el Girona. La cruz lleva en su etimología el significado.    

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