real zaragoza 1-1 ponferradina

El Real Zaragoza salva un punto ante la Ponferradina y sus males no remiten

Vada, de penalti a falta de 14 minutos, puso el 1-1 definitivo en un duelo de deficiente juego de los aragoneses que, al final, reaccionaron para evitar una derrota. 

Otro empate, otro punto más a paso de rey de ajedrez, otra tarde de carencias, otro día en el que el rival marcó primero, otra cita en la que los delanteros zaragocistas no marcaron un solo gol, otro… Nada cambió este jueves en La Romareda y el Real Zaragoza sumó un eslabón más a su insuficiente cadena de igualadas que lo tienen atascado en la zona baja de la clasificación y, lo que es peor, con la certeza ya de que le resulta imposible gobernar los partidos hasta acabar ganándolos. Simplemente, no sabe. Tampoco puede.

Terrible de ver fue el primer tiempo. El equipo zaragocista se jugaba mucho en este choque, una reacción perentoria para no entrar en crisis de hondura tras un preocupante inicio de liga. Pero no jugó en ningún momento acorde a esa exigencia. Al contrario. La Romareda asistió al peor primer tiempo desde hace un año, cuando en las fases de Baraja e Iván Martínez, el equipo se fue al pozo a toda velocidad. Menos mal que la Ponferradina, aspirante a salir líder de este encuentro, defraudó por completo según esas aspiraciones previas. El resumen de este preámbulo de narración es definitorio: ambos equipos se marcharon al descanso sin disparar una sola vez a portería. Cero. Nulo. Conjunto vacío. Un desastre de fútbol en ambos bandos. Sin imaginación alguna, sin combinaciones dignas, sin nivel profesional.

Juan Ignacio Martínez ‘Jim’ dejó fuera de inicio a Chavarría y Bermejo, dos jugadores efervescentes sin sustancia desde agosto. Nieto y Sainz volvieron al once inicial. Este, el vasco, fue de nuevo un extremo de escasas prestaciones, siempre lejos del área, sin encarar jamás, retrocediendo más que atacando con el balón. Inexplicable. Álvaro Giménez, de nuevo el ariete, no controló una pelota en condiciones ni halló balones cerca del área. Nada de nada. Como Vada, que está en trance de convertir sus dos primeras apariciones, ambas con gol en agosto, en un bluf de dimensines considerables. Y Narváez, la reserva espiritual del occidente zaragocista, jugó tocado desde el minuto 10, cuando amagó el cambio por un problema muscular. Hizo dos carreras posteriormente mostrando su renqueo. Está mal de la espalda, no tiene la velocidad precisa hace días. En la medular, fue una tarde horrible de Eguaras y Zapater. El navarro, fallón como en sus peores días. El aragonés, torpe con la pelota y sin tino en su punto fuerte, el balón parado.

Hasta el minuto 28 no pasó nada de nada. Falta por aquí, patada por allá, pérdida de balón de los bercianos, regalo a continuación de los zaragocistas. Un sinfín de errores mayores que dejaron un espectáculo deplorable. En ese minuto citado, le cayó un balón a Nieto en el lateral del área pequeña y, con todo el tiempo del mundo, dio un pase atrás sin encontrar rematador. Nadie se movió, ni él mismo, que pudo haber avanzado hasta el poste. Falta decisión, sobran nervios y presión. Mal asunto. No fue una ocasión en sí, pero permitió anotar algo en la cuartilla vacía de datos.

Lo mismo que pasó en el 35, en una de esas carreras de Narváez con muestras de carencias físicas serias. Falló un zaguero ponferradino en una cesión atrás y el colombiano ganó la pelota para encarar solo el área y la salida del portero iraní Amir Abdezadeh. En condiciones normales, hubiera sido un uno a uno, quizá un gol. Esta vez, a Narváez lo alcanzaron Pujol y Copete en su corta velocidad y todo acabó sin disparo, con una caída pidiendo penalti que fue la de la desesperación por incapacidad física.

Y el abominable primer periodo acabó con el primera aviso de una gris Ponferradina, más dedicada a destruir, con mucho poderío físico en todas sus líneas, a la espera de la salida en el segundo tiempo de la bala de plata que se guardó Bolo, su técnico, el ariete brasileño Yuri, goleador incombustible con sus 40 años. En una falta evitable de Jair, el balón voló al área del inédito Cristian Álvarez pasado ya el 45 y Saúl Crespo remató mal, forzado, sin encontrar portería. Fue como una advertencia de cara a lo que podía ocurrir tras el intermedio.

De hecho, Bolo metió en danza al delantero Ojeda en la reanudación. Una declaración de intenciones. Jim esperó para mover el género. Y la Ponferradina cumplió con sus expectativas. En el minuto 47 ya ganaba 0-1, para hundimiento moral de todo el zaragocismo. Un córner a favor del equipo aragonés se convirtió en una contra letal que acabó con el tanto de Cristian Rodríguez, de cabeza a puerta vacía, tras un disparo a quemarropa del lateral Pujol que dio en el larguero en primera instancia. Zapater volvió a botarlo fatal, se perdió el rechace y Eguaras, que con tarjeta amarilla desde el mismo inicio del choque (por una impericia alucinante de Gámez) dejó pasar al atacante de turno con una reverencia. No se puede dejar cerrando a quien no puede hacer una falta táctica. Error táctico morrocotudo que costó un gol mortal.

Por enésima vez, el Real Zaragoza estaba por detrás en el marcador. Sigue sin marcar primero, un gravísimo síntoma que no encuentra antídoto. Francés intentó el empate enseguida, en el 49, con un lanzamiento desde 30 metros que se marchó fuera. Un gesto a la desesperada, desde su casa, sabedor de que llevar la pelota al área rival con peligro es un imposible para este Zaragoza pálido, agónico. Como fue también el disparo sin ningún ángulo de Narváez en el 57 en un pase en el área de Zapater (similar al tanto de Málaga), que el portero leonés echó a córner por puro posicionamiento físico. Era un Everest para los blanquillos acometer esta remontada.

Gámez, en un ataque ya un tanto al abordaje, tuvo en el 59 la mejor opción para anotar. Voleó un balón a placer en el área, pero no cogió puerta. Lo de siempre. Alto, fatal. Qué falta de fe. Tanto de los futbolistas como de los espectadores, que ya huelen en este tipo de acciones que el gol cantado no va a ser tal. A Nieto le pasó poco después, tras un barullo en un córner, remató contra las piernas de un central rival. Es una epopeya que este Real Zaragoza marque un gol. Algo quimérico.

A falta de 25 minutos, Jim hizo un triple cambio a modo de revolución desesperada. Azón, Nano y Petrovic fueron los refrescos. Zapater, Eguaras y Sainz, tres suspensos irrevocables, se marcharon a la ducha. Bolo vio la jugada y apostó por cazar al Zaragoza con el 0-2. Y puso a su artillero Yuri en vez de Enrich. Así se encaró la recta final. Encontró la lámpara mágica el equipo blanquillo en el minuto 73 en un contragolpe del voluntarioso Narváez, que jamás perdió la compostura pese a sus problemas físicos. Entró en el área y fue arrastrado por Amo en su entrada abajo. El árbitro pito penalti… menos mal, porque Vada había fallado su centro a bocajarro, sin portero, chutando al poste. No se atrevió a lanza la pena máxima Álvaro Giménez, tras haber fallado el último día ante el Huesca en esa misma portería. Fue el argentino Vada el pateador. Y engañó por raso a Amir, que le había provocado con anterioridad y se llevó lo suyo tras el 1-1, celebrado en la grada con enorme júbilo, pues todo se veía perdido hacía rato.

Partido entre el Real Zaragoza y la Ponferradina en La Romareda
Partido entre el Real Zaragoza y la Ponferradina en La Romareda
Toni Galán

Quedaba un cuarto de hora y, de repente, renació la fe. Jim apostó por Adrián en vez del inerte Giménez, un día más sin estrenarse como goleador. Tremendo lo de los puntas zaragocistas. Azón, otro que no encuentra la red por ahora, falló un remate fácil en el área en el 80, voleando mal, flojo, a las manos del guardameta. Eran los últimos coletazos postreros del herido Zaragoza que estaba edulcorando un marcador que se vio perdido con el tanto berciano. En el fondo, hasta se soñó en estos pasajes últimos con el volteo y la inesperada victoria. Petrovic cabeceó alto, desde cerca, un córner sacado por Vada en el 86. El milagro parecía estar a la vuelta de la esquina repentinamente. Pero Nano falló el 2-1 en tiempo de aumento, de cabeza, a bocajarro tras otro toque con la testa de Azón. Estaba solo y la colocó en el centro, en las manos de Amir. Un fallo imperdonable.

El partido concluyó con protestas a un mal árbitro, Gorostegui, y con un último intento de Vada que no encontró los tres palos. La decepción impregnó el rostro de todos los zaragocistas, los de la hierba y los de las gradas. Los males no remiten. Y el enfermo empieza a coger mal color. Seis partidos en casa sin catar una victoria. Solo un triunfo de 11 partidos jugados. Así, el destino solo puede ser uno. Y, por obvio, no se menta.

En vídeo

Partido entre el Real Zaragoza y la Ponferradina en La Romareda
Partido entre el Real Zaragoza y la Ponferradina en La Romareda
Toni Galán
Partido entre el Real Zaragoza y la Ponferradina en La Romareda
Partido entre el Real Zaragoza y la Ponferradina en La Romareda
Toni Galán

Ficha Técnica

Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Gámez, Francés, Jair, Nieto; Eguaras (Petrovic, 65), Zapater (Azón, 65); Sainz (Nano, 65), Vada, Narváez; y Álvaro Giménez (Adrián González, 81).

SD Ponferradina: Amir Abedzadeh; Iván Rodríguez, Pascanu, Copete (Morán, 61), Pujol; Antón (Amo, 61), Saúl Crespo (Zalazar, 85), Cristian Rodríguez; Saverio, Agus (Ojeda, 46); y Sergi Enrich (Yuri, 66).

Árbitro: Gorostegui Fernández (Comité Vasco). Amonestó a Eguaras (3), Pascanu (23), Jair (45), Copete (51), Pujol (72), Amo (74), Petrovic (81) y Francés (92).

Goles: 0-1, min. 47: Cristian Rodríguez. 1-1, min. 76: Vada, de penalti.

Incidencias: Tarde agradable en Zaragoza, con 18 grados al inicio del choque. El césped de La Romareda presentó un buen aspecto. En las gradas, alrededor de 15.900 espectadores.

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