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Dos aficiones de Primera División

El Real Zaragoza, con 21.500 socios, es la masa social más grande de la categoría, mientras que el Huesca suma 8.200 abonados en una población de 52.000 personas.

Aficionados del Real Zaragoza y del Huesca, en los aledaños de La Romareda.
Aficionados del Real Zaragoza y del Huesca, en los aledaños de La Romareda.
Oliver Duch

Las aficiones del Real Zaragoza y de la Sociedad Deportiva Huesca son dos ejemplos de compromiso y fidelidad por unos colores. En los peores momentos de la pandemia, cuando se antojaba complicado volver a los estadios, ambos clubes mantuvieron al grueso principal de su masa social. De su gente. Dos masas sociales de abonados mayúscula: nadie tiene tantos socios –21.500– en Segunda División como el Real Zaragoza y pocos equipos pueden presumir de una población tan comprometida con su escudo como el Huesca –8.200 abonados sobre un censo total de 52.000–.

La afición del Zaragoza, sin ir más lejos, ha demostrado en incontables momentos que es de Primera. En la novena temporada consecutiva en Segunda, es –con diferencia– la más numerosa y comprometida de la categoría. De hecho, el club tiene más abonados que siete equipos de la máxima división (Osasuna, Granada, Elche, Mallorca, Alavés, Rayo Vallecano y Cádiz) y, aproximadamente, los mismos que el Celta de Vigo, el Levante y el Espanyol.

Con sinsabores deportivos, partidos nocturnos, en días laborales... la afición sigue ahí. Como lo ha hecho siempre en la vieja Romareda. Los zaragocistas cuentan, además, con 160 peñas –un número que aumenta temporada a temporada– y un numerosísimo grupo de peñistas que ronda las 15.000 personas. En los desplazamientos, siempre hay una camiseta blanquilla acompañando en la grada, señal de que el zaragocismo está instalado en todos los puntos del país. "Donde sea pero contigo", reza el último eslogan impulsado desde la SAD aragonesa. Y, en La Romareda, el templo de los zaragocistas, los días de partido grande –como el de mañana ante el Huesca– se bordea habitualmente el "no hay billetes".

En unos pocos años, el tiempo transcurrido entre los primeros derbis aragoneses de la época moderna y el de mañana, el Huesca, por su parte, ha visto cómo se doblaba su masa social. De los 4.000 abonados que se alcanzaron tras el ascenso a la Segunda en 2008 a los 8.200 de la actualidad. Por el camino, además de dos saltos a la máxima categoría, el empeño de convertirlo en el club de toda la provincia. El Alcoraz ha experimentado también un lavado de cara en este periodo hasta llegar a las 9.000 localidades; un tercio más de la capacidad en aquel curso 2008-09.

El crecimiento exponencial del seguimiento al equipo aragonés se ampara, además de en los éxitos sobre el césped, en el enfoque de sus más recientes campañas de márketing y comunicación hacia la vertebración del territorio y el rol de la SD Huesca como el equipo de los seguidores que residen en Jaca, Barbastro o Sariñena. El 17% de la población de la capital oscense, de 52.000 habitantes, cabría en el estadio. El mensaje del club ha calado más allá de la capital y la pandemia lo ha puesto a prueba: mientras se impedía el acceso de público a los campos de fútbol, el 97% de los abonados renovó su compromiso para esta temporada sin saber cuándo ni cómo se regularía.

Y la lista de espera es de mil personas. La capacidad de El Alcoraz no da, de momento, para más mientras sigue creciendo el número de peñas, alcanzando ya las 30. Son dos aficiones de Primera.

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