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Real Zaragoza, jornada 6: sensaciones vs sospechas

El zaragocismo se debate entre la ilusión del fútbol creativo y de llegada del equipo y su falta de solvencia en ambas áreas. l El optimismo por las formas choca con las cifras y lo tangible.

Nano lamenta una de las múltiples ocasiones claras de gol falladas ante el filial de la Real. Detrás, Giménez y Francés en el suelo.
Nano lamenta una de las múltiples ocasiones claras de gol falladas ante el filial de la Real. Detrás, Giménez y Francés en el suelo.
Toni Galán

«Son galgos o son podencos», discutían los dos conejos de la fábula de Iriarte cuando veían venir a lo lejos a dos perros cazadores con aviesas intenciones sobre el futuro de su pellejo. Los dos mantuvieron una larga y radical plática, cada uno defendiendo lo que consideraba era la realidad: uno, que galgos; el otro, que podencos.

Así anda el zaragocismo en las últimas semanas, las primeras de esta liga 21-22, pleiteando sobre lo que destila el reconstruido Real Zaragoza que dirige Juan Ignacio Martínez ‘Jim’, que como arquitecto ha rehecho Miguel Torrecilla y que, entre sus peones de brega, tiene ocho nuevas caras, amén de unos cuantas piezas mayoritarias heredadas de la anterior época deportiva, la de Lalo Arantegui y José Mari Barba. La mezcla genera dos visiones antagónicas sobre una misma situación, la de este Zaragoza que es 18º en la clasificación de Segunda tras seis jornadas disputadas (puede ser 19º si en la noche de este lunes puntúa el Burgos ante Las Palmas en El Plantío y caer así a zona de descenso), con 6 puntos sumados de 18 dirimidos, que ha marcado 4 goles y ha recibido 6.

Jim: "Hacemos muchas cosas bien. Pero sí se nos puede pedir más: se nos puede pedir que ganemos. Estoy contento, no puedo hacer un drama por no ganar, pero entiendo la ansiedad que hay alrededor del club"

Y las dos, ciertamente, tienen sustento racional. Ninguna surge de la imaginación o inventiva de nadie. Ambas responden a acontecimientos verídicos, a percepciones verdaderas. Una y otra, por lo tanto, son perfectamente asumibles por cualquiera e, incluso, compatibles en una conclusión final única. Pero, sabido es, en el mundo del fútbol se tiende a los extremos, a la radicalidad, al blanco o negro, sin grises. Se utilizan más las vísceras que el cerebro.

En definitiva, que la gente anda dividida en una disyuntiva leporina, como los sujetos de Iriarte: sensaciones versus sospechas.

Jair Amador: "Estamos jugando muy bien, aunque no tenemos la eficacia con el gol para sacar adelante los partidos, no tenemos esa pizca de acierto necesario"

Uno de los focos analíticos, el de las buenas sensaciones, pone luz y destaca, sobre todo lo demás, el fútbol creativo que manifiesta el cuadro de Jim en muchas –algunas– fases de casi todos los partidos jugados en el primer mes: Ibiza (0-0), Valladolid (derrota 2-0), Cartagena (derrota 0-1), Alcorcón (victoria 1-2), Fuenlabrada (1-1) y, anteayer, Real Sociedad B (1-1). Esta tendencia subraya la derivada de esto, que es el cúmulo de ocasiones de gol, múltiples, muchas de ellas nítidas ante los marcos contrarios, que componen fases de aluvión ofensivo sobre las porterías adversarias. Los dos últimos partidos, ante fuenlabreños y donostiarras, con casi 40 disparos a portería del Real Zaragoza, son los paradigmas esgrimidos por quienes observan, en esta parte del todo, lo mollar del inicio de temporada del ‘neozaragoza’.

Hay potencial generador de fútbol ofensivo, se pisa la zona de los goles, aunque falte acierto a raudales. El colofón de esta percepción es el tradicional acto de fe: el día que los goles entren, el Real Zaragoza sumará de tres en tres y saldrá catapultado hacia la zona alta de la tabla.

El otro haz de luz de microscopio del zaragocismo da preponderancia a las sospechas. Teme repetir la experiencia del año pasado. Admite al dedillo toda la tesis del flanco de ‘las sensaciones’, pero ahonda más en las razones de tanto error, de tanta ineficacia ante los marcos rivales, aderezado con una evidente blandura en la defensa propia, que pone los partidos en contra cada día al más mínimo error atrás. Esta 'escuela filosófica' zaragocista observa falta de calidad, individual y colectiva, que necesita mucho ensayo y rectificación para convertir en rentable ese buen trabajo de generación de fútbol que, por ahora, se tira por el sumidero en gran parte. Y, asimismo, mira la clasificación y destaca como crucial la mala posición del Real Zaragoza. Esto es lo que cubica, no las sensaciones, que preferirían fuesen peores pero con más réditos en el día a día.

¿Son galgos o podencos? Jim y sus muchachos han de tratar que la fábula no acabe como la de Iriarte.Tiempo tienen de sobra.

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