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Diez días definitivos para Torrecilla en el área deportiva del Real Zaragoza

Fichajes, salidas y traspasos aún no consumados han de dotar el rostro final a un Zaragoza todavía en obras. El director deportivo afronta el final del mercado estival ya con dos jornadas jugadas y con un solo punto.

Miguel Torrecilla habla por teléfono en la Plaza del Pilar, el pasado día 11 antes del inicio de la liga.
Miguel Torrecilla habla por teléfono en la Plaza del Pilar, el pasado día 11 antes del inicio de la liga.
Toni Galán

Solo restan diez días de mercado estival de fichajes y traspasos. El 31 de agosto se acerca al galope y, en su medianoche, concluirán los dos meses de espacio temporal reglamentados para que los equipos cambien sus estructuras deportivas. El Real Zaragoza aborda esta recta final del verano oficial con diversas operaciones por definir, todas de hondura en cuanto a importancia estratégica en el vestuario que dirige Juan Ignacio Martínez ‘Jim’.

Van a ser diez días a destajo en el despacho del director deportivo zaragocista, Miguel Montes Torrecilla. Él va a acaparar, más aún si cabe que en el último mes y medio, la atención de todo el mundo dentro de la SAD. En sus deberes figuran mandatos claves para que la restauración del Real Zaragoza quede correcta, reforzada y de acuerdo al anteproyecto de junio, elaborado junto al entrenador, Jim.

Son diez días en los que, si Torrecilla puede consumar todo lo programado –propósito perfecto que en el mundo del fútbol profesional es de complicada ejecución–, debe haber fichajes, salidas de la actual plantilla y traspasos de futbolistas de la nómina presente hacia otros equipos.

Fichajes, salidas, traspasos

Los fichajes, tal y como ya anticipó Jim antes del viaje a Valladolid el jueves, han de ser dos, como mínimo. Un delantero y otro jugador que forme parte asimismo del mecanismo atacante, bien un mediapunta, bien un volante ofensivo que canalice el juego entre líneas.

Las salidas del actual plantel que, como también es público desde el mismo final de la temporada pasada en mayo, afectan a dos jugadores: Larrazabal y Javi Ros. Ambos llevan 50 días sabiendo que no entran en los planes de Torrecilla y Jim. No jugaron los últimos partidos de pretemporada. Ni fueron citados para los del inicio liguero ante Ibiza y Valladolid.

Y los traspasos, que a principios de junio conformaron un elenco de candidatos a ser objeto de sostén financiero para la SAD en el que aparecían Narváez, Chavarría, Igbekeme y los canteranos Francés y Francho, con el paso de las semanas se han diluido hasta dejar a los dos primeros, el punta colombiano y el lateral catalán, como únicos candidatos a oír ofertas aceptables por todas las partes.

Un mínimo de seis operaciones

Torrecilla inicia hoy diez días en los que, por lo tanto, ha de tratar de cerrar un mínimo de seis operaciones de envergadura, dos de cada uno de los apartados de sus funciones de arquitectura de la plantilla 21-22.

A estas alturas de mes, de verano, de agosto, de mercado... ya no es posible discernir cuál es la más perentoria y cuál la que se puede dejar para última hora, si toca. Mucho más porque la liga ya empezó el pasado día 13 y el Real Zaragoza ha jugado dos jornadas (aún lo hará una tercera con el periodo de transacciones abierto, ante el Cartagena el lunes 30), en ambas con resultados negativos y mala imagen global de un equipo que, claramente, está en obras y con la etiqueta de incompleto y provisional en su pasaporte. Más presión.

Jim aguarda los dos hombres de vanguardia que Torrecilla tiene que contratar con cierta ansiedad. Los denomina «las guindas» que le faltan al equipo en el decisivo arte de marcar goles. «Necesitamos gol, mucho gol en los jugadores que faltan por venir», apuntó el técnico blanquillo antes de ir a Valladolid donde, precisamente, el destino quiso volver a denunciar la carencia de veneno que sigue manifestando el bloque blanquillo a día de hoy.

No es asunto menor el de la marcha de Larrazabal y Ros de la plantilla actual. Paralelamente a las razones de índole deportiva para sugerir su salida –como cedidos o rescindidos– cuenta, y mucho, el hecho de aligerar el coste salarial del grupo, factor crucial en la normativa que controla La Liga a rajatabla. Entre ambos rondan 600.000 euros comprometidos por la anterior dirección deportiva de la entidad, dinero que sería bienvenido para terminar el rostro del nuevo Real Zaragoza.

Y, por fin, el terreno más delicado por sus efectos secundarios en lo deportivo (al margen del alivio financiero de la entidad), será el de los traspasos, de llevarse a efecto. Si Narváez se va, ello exigirá la llegada de un refuerzo extra, probablemente. Y así sucesivamente si se fuese alguien más.

Todo esto, en diez días. Vienen 240 horas de vértigo y riesgo.

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