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El Real Zaragoza recibe al novel Ibiza y comienza así su noveno año seguido en Segunda

El equipo aragonés inicia una nueva liga en pleno verano con el objetivo de ganar y seguir restaurando ante un rival que se estrena en la categoría profesional.

Entrenamientos del Real Zaragoza en la Romareda y presentación de Petrovic.
Entrenamientos del Real Zaragoza en la Romareda.
Toni Galán

Parece mentira pero ya, esta noche de viernes 13 de agosto, laboral para una parte de la población, vacacional para la mayoría de ella, comienza la liga en La Romareda con un Real Zaragoza-Ibiza que suena extemporáneo. Es el inicio de un torneo liguero más tempranero de la historia, algo inconcebible hace quince años hacia atrás en el tiempo. Se ha pasado de comenzar a primeros de septiembre como norma a pisar agosto poco a poco: primero una jornadita de rondón para el veintitantos; después dos; desde hace un par de años, ya tres jornadas agosteñas; y... ahora, resulta que ya hay fútbol con puntos antes del día de la Virgen. Veranazo total.

Con las ganas que había entre los ciudadanos por hacer algo parecido a la normalidad tras año y medio largo de pandemia, de protocolos sanitarios, de toques de queda y limitaciones sociales, el fútbol vuelve en España con la gente recuperando sus constantes vitales en la montaña, en la playa, en el pueblo, donde sea menos en casa. Y, si no fuesen días de aperturismo tras este episodio mundial de coronavirus que ya es historia de la humanidad, sería igual o más masivo. Porque estos no son días para fútbol de competición desde el prisma del sentido común. Los estadios, que recuperan a las aficiones en el cien por cien de los casos después de temporada y media de prohibición de asistencia a los espectáculos públicos, van a estar semidesiertos. Primero, por el tope del 40% del aforo impuesto por razones preventivas. Y, segundo, porque no hay muchos abonados de los clubes que paren en su sitio habitual en unas fechas como estas.

Este inicio de la liga 21-22, además, es un parto adelantado del torneo que va desacompasado en 19 días con el mercado estival de fichajes. Algo de nula lógica en una competición pura. Los equipos, todos (el Real Zaragoza entre ellos), están a medias en su construcción y remodelación. Más bien, en precario. Así que se van a disputar nueve puntos (9) con plantillas incompletas, mentirosas en varias piezas. Puntos que, al final, allá por mayo, pueden ser claves para un ascenso, un descenso, una promoción, un ‘golaverage’... inconcebible escenario.

Y el Real Zaragoza abre el nuevo curso bajo las costumbres del negocio en cuestión: las televisiones, gobernadoras de todo, dineros mediante, en el fútbol del siglo XXI, siguen considerando al equipo blanquillo ‘la vedette’ (mal pagada) de Segunda, donde ya se arranca el noveno año consecutivo a la espera de hallar el modo de salir de este pozo. Y se ubican sus partidos, como hoy, en viernes y a las 10 de la noche. Máxima audiencia (‘prime time’). Fuera del fin de semana y de un tramo de reloj más accesible a niños, ancianos o gentes que vienen de fuera de la ciudad. Asunto manido. Tanto como lo complicado que es activar a los deportistas para competir en las horas del final del día. Los biorritmos andan locos cuando la Luna lleva largo rato a la vista.

Y en estas, llega a La Romareda el Ibiza. Novato, recién ascendido desde la desaparecida Segunda B. Es su primera aparición en el profesionalismo. Un día histórico para ellos. Con Amadeo Salvo como dueño de la SAD, expresidente del Valencia y un futurible de altos vuelos en el ámbito de La Liga. Este proyecto balear no tiene vocación de ser flor de un día. Se verá.

El Real Zaragoza se parecerá mucho al que se libró del descenso hace 75 días por los pelos. Solo Gámez y Sainz asoman como caras nuevas, pues Petrovic no está en forma. El objetivo es ganar como sea y seguir restaurando.

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