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Real Zaragoza: tercer cambio accionarial en la SAD

La entidad zaragocista prepara un cambio en su regencia, algo habitual en la época de los viejos clubes y que el fútbol moderno ha espaciado mucho más en el tiempo. 

Alfonso Solans Solans, flanqueado por Agapito Iglesias y Eduardo Bandrés, en los días del cambio accionarial de 2006, en la sala de consejos de la desaparecida sede de la SAD en la plaza de La Romareda.
Alfonso Solans Solans, flanqueado por Agapito Iglesias y Eduardo Bandrés, en los días del cambio accionarial de 2006, en la sala de consejos de la desaparecida sede de la SAD en la plaza de La Romareda.
José Miguel Marco

El Real Zaragoza se aproxima a un cambio de regencia en el seno de su Sociedad Anónima Deportiva (SAD) en este punto del calendario, junio de 2021, hecho que tiene su momento de gestación varios meses atrás. 

Será, cuando se consume el traspaso accionarial, la llegada del quinto equipo de dirigentes desde que el fútbol español se gestiona a través de las Sociedades Anónimas Deportivas, el año 1992.

El primer dueño mayoritario, en términos empresariales, del Real Zaragoza fue Alfonso Solans Serrano, que fue relevado por su hijo Alfonso Solans Solans tras su muerte repentina cuatro años y dos meses después de su entrada en la entidad. Dos etapas distintas que, eso sí, tuvieron como singularidad que no necesitaron de compraventa alguna para hilar una con la otra. Eso sucedió por herencia, sin más procedimiento legal de por medio. Por eso ahí se juntan dos presidencias diferentes, dos etapas dispares que, sin embargo, no contemplaron transacción alguna entre una y otra.

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Tras Solans padre, su hijo acumuló nueve años y seis meses al frente del viejo club, el tramo más largo de un mandatario en la historia del club: desde noviembre de 1996 hasta mayo de 2006. En este doble capítulo de los Solans, si se juntan ambos periodos por la inequívoca afinidad familiar, se observa que el Zaragoza estuvo en manos de los dueños de Pikolin (empresa emblemática del sector del descanso) 13 años y ocho meses.

Por esta razón extraordinaria, el zaragocismo tardó en vivir su primer traspaso mayoritario de las acciones del Real Zaragoza SAD a manos diferentes. Eso ocurrió cuando Solans decidió abandonar el mundo del fútbol en 2006. El comprador final resultó ser el constructor soriano Agapito Iglesias, tras un peculiar episodio inicial en el que también asomaba como co-accionista mayoritario Emilio Garcés, que renunció a su paquete de títulos solo unas horas después de la firma. De este modo, Agapito Iglesias tuteló la tercera etapa de la SAD, la más agitada, tóxica y perniciosa de la vida blanquilla, que llevó a la entidad al colapso y casi a la muerte real. Su era, de infaustos recuerdos, duró ocho años y dos meses de infinidad de polémicas, escándalos, decisiones estrambóticas y, sobre todo, final abrupto y de hondas repecusiones ulteriores, con un concurso de acreedores multimillonario, causa principal de los males de hoy en día, esos que ha tenido que administrar, con el equipo bajo mínimos en todas sus facetas, la directiva que ahora está a punto de cambiar el rumbo de la SAD.

La época contemporánea

Los actuales gestores de la histórica entidad aragonesa, que cumplió en marzo 89 años de vida (se fundó en marzo de 1932), patronos y empresarios aragoneses que en su día se aglutinaron en torno a la Fundación Zaragoza 2032 para salvar de la liquidación, in extremis, al viejo club zaragozano, han considerado que es momento de buscar un nuevo statu quo de cara al futuro económico y societario inmediato que, perentoriamente, exige el presente. Llegados al timón de la sociedad el 24 de julio de 2014, se cumplen ahora seis años y 11 meses desde que tomaron las riendas del Real Zaragoza.

Aquel fue el segundo episodio de compraventa accionarial de la historia zaragocista. Y ocupó dos largos meses del verano del 14, esperpénticos, alborotados, desesperados y desesperantes. Porque, hasta que los actuales empresarios pudieron actuar para reanimar a la SAD a partir del referido 24 de julio de aquel año, la sucesión de pretendientes a comprar las acciones del Real Zaragoza había atraído a diferentes personajes y grupos que, vistos con la perspectiva del tiempo, compusieron un repertorio definitorio de lo más extraño, anómalo y sospechoso que puede revolotear alrededor de un equipo de fútbol profesional en estos casos de venta.

Así, el que está ahora en marcha será el tercer trasvase accionarial en la historia zaragocista.

La inestabilidad de la 'era clubes'

Es junio de 2021. Y, curiosamente, si se hace una visión retrospectiva del último medio siglo en la vida zaragocista se aprecia que, con exactitud, han sido 10 ciclos directivos distintos los que ha habido en el transcurso de los últimos 50 años, clavados.

Antes de los cuatro periodos reseñados de la era moderna de las SAD, entre 1971 y 1992 –21 años de horquilla– el Real Zaragoza atravesó hasta seis capítulos con directivas distintas dentro de la antigua normativa en la que los equipos funcionaban como clubes, con rectores elegidos entre la afición y la copropiedad real sustentada en los socios de cada uno.

Si se observa con atención el cuadro adjunto, había una sensible diferencia en el modelo de gestión. Todos aquellos presidentes dimitieron. La presión constante provocaba mandatos cortos a menudo. La contestación pública hacía de los dirigentes algo volátil.

José Ángel Zalba llegó por primera vez al Real Zaragoza hace 50 años, siendo él un veinteañero. Fue, de algún modo, la inauguración de fútbol en color. Sus seis años y dos meses, los de los Zaraguayos, son algo extraordinario por longevo. José Gil Lecha, su sucesor, solo aguantó nueve meses... y eso que logró ascender de Segunda. 

Armando Sisqués fue el único que unió dos mandatos, pues pasó por dos elecciones, pero solo sumó seis años y tres meses. Ángel Aznar lo dejó tras un año y cuatro meses, pese a ganar la Copa del 86. 

Miguel Beltrán hizo lo propio después de solo dos años. Y Zalba repitió durante tres años y 10 meses para hacer de puente con las SAD. Tiempos cortos, mandatos a impulsos en un ambiente voluble. Desde 1992, los ciclos son más largos. 

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