fútbol
Las cinco claves de la salvación del Real Zaragoza
Un señor entrenador sintetizado en tres letras que significan la vida, unos chavales de la cantera valientes como el acero toledano, un goleador que además constituye uno de los escasos aciertos de la antigua Dirección Deportiva, un capitán que además es el aglutinador del vestuario, y la más numerosa y entendida afición de la categoría han obrado el milagro de la salvación del Real Zaragoza.
Cualquier análisis del itinerario del Real Zaragoza y de su súbita rehabilitación en el actual curso nos remite a don Juan Ignacio Martínez. El veterano técnico valenciano, un viejo zorro en los banquillos del fútbol profesional español, asumió la gestión del conjunto aragonés cuando apenas contaba con 13 puntos en la clasificación. Con Jim en el banquillo, el equipo del león ha obtenido una puntuación propia de promoción de ascenso a Primera División. Además del qué, hay que subrayar el cómo. Jim ha obrado el milagro de la salvación sin ninguna compra en enero. Apenas, con tres cesiones, ninguna de las cuales disfruta del rol de titular indiscutible: Peybernes, Sanabria y Alegría. Verdaderamente admirable la obra de Juan Ignacio Martínez. Cuando en diciembre se abogaba por el fichaje de Paco Jeméz o del Mono Burgos, o por el regreso de Víctor Fernández, que no logró el ascenso a la Primera División después de un desvanecimiento sin precedentes tras el confinamiento, solo cabe agradecer al destino que Jim haya venido a la orilla del Ebro. La permanencia en el curso 2020-21 siempre estará íntimamente unida al nombre de Juan Ignacio Martínez.
La irrupción de Alejandro Francés, Francho Serrano e Iván Azón ha representado una de las mejores noticias en el convulso ejercicio liguero del Real Zaragoza. Los reunió por primera vez a los tres en el campo Rubén Baraja en su despedida en Tenerife. Iván Martínez apostó decididamente por ellos, generando un patrimonio impagable para el presente y futuro del club. Juan Ignacio Martínez también les ha dado continuidad, pese a que a Iván Azón le costó ponerlo como titular, apostando por otros delanteros con un rendimiento muy inferior, como el Toro Fernández o Álex Alegría. Francés, Francho y Azón han pasado a ser valores indiscutibles, pilares fundamentales de un Real Zaragoza que entiende su futuro a partir de estos tres valores.
Nueve razones en forma de goles enfatizan el aporte de Juanjo Narváez, el más rentable fichaje del conjunto aragonés en el actual curso. Mejor dicho, uno de los escasos fichajes rentables del conjunto aragonés en el actual curso. Sus nueve goles han alimentado a un equipo que ha logrado sobrevivir con una limitadísima capacidad de anotación. Después de Juanjo Narváez, los máximos goleadores del Zaragoza son Adrián González e Iván Azón, con tres goles, igualados con el Comité de Competición, que le metió tres goles al Alcorcón por alineación indebida del conjunto madrileño. Sin apenas gol, el Zaragoza ha logrado salvarse.
Pese a su edad, continúa siendo el motor físico y espiritual de un Zaragoza carente de casi todo en el campo. Además de vaciarse, de darlo todo en el prado, Zapater sigue siendo el aglutinador en el vestuario de un colectivo que siempre ha colaborado en solucionar el grave problema clasificatorio que apareció con el avance de la temporada. Ningún entrenador (ni Baraja, ni Iván, ni Jim) ha destrozado el vestuario; pero la cohesión interna también se ha mantenido porque jugadores con un rol dominante como Zapater han ayudado a mantener la unidad. Con Juan Ignacio Martínez pasó a ser fundamental. Jim trasladó su mensaje a través del capitán, que ha ejercido con pulcritud su labor hasta la salvación.
El Real Zaragoza siempre juega con ventaja, con el respaldo de la más numerosa y entendida afición de la competición. El Zaragocismo (con adecuada mayúscula) siempre ha respaldado a su equipo: abonándose pese a que sabía que no iba a ir al estadio, apoyando incondicionalmente a su equipo. El Zaragocismo (por supuesto, con mayúscula...) es el mayor activo del club.
