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Y Cristian voló a la pata coja
Tras sufrir una lesión en el gemelo izquierdo, el meta argentino quiso aguantar sobre el terreno de juego y sacó una mano providencial ante Djurdjevic
“Todas las palomas que cojo vuelan a la pata coja”, cantaba Estopa, entre palmas, en tu Calorro. Ayer la paloma, la palomita, fue Cristian Álvarez. Solo los detalles deciden partidos como el del Sporting y, a falta de inspiración por parte de los atacantes de ambos bandos, hay que resaltarlo como impulsor del valioso empate ante los asturianos. Corría el minuto 50 de encuentro cuando el meta argentino quedó tendido en el terreno de juego y se llevó la mano atrás, al gemelo izquierdo, a la zona que tantos problemas le genera desde hace tiempo, e hizo temer que el duelo había terminado para él. Cristian fue atendido con celeridad mientras las miradas se giraban hacia el suplente Ratón. Costaba creer en la recuperación milagrosa que fue.
Tras ser masajeado antes de la salida de un córner, el guardameta sudamericano firmó la parada del partido, de muchos partidos, para sujetar el punto final. Todavía quedaba toda la segunda mitad por jugarse, pero esa intervención ante el letal Djurdjevic sostuvo al Real Zaragoza en el tramo más titubeante del partido. Como si las manos del fisioterapeuta Míchel Román le hubiesen aplicado ungüento mágico, Cristian se impulsó en su pierna dañada, la izquierda, y voló para sacar una mano providencial y desviar el balón que marcó el partido.
El argentino iba abriendo las alas… Su oponente iba cerrando la boca. Era un gol cantado que Álvarez salvó gracias a la fe que siempre le caracterizó; gracias a una fortaleza mental que, en una temporada de altibajos, le ha llevado a sobreponerse de sus fallos para volver a ser decisivo; gracias a la valentía que ayer lo mantuvo en el campo a pesar del dolor. Cristian aguantó sobre el césped haciendo estiramientos continuamente. Cuando el balón se alejaba de su marco, el argentino usaba otro esférico tras la línea de fondo para reponer momentáneamente esa pantorrilla maltrecha. Durante el tiempo que el colegiado Prieto Iglesias no se percató, el meta del Zaragoza se cuidó la zona lesionada con esa picardía de veterano con mucho en juego.
Rendimiento in crescendo
Después de un primer tramo de campaña inestable, con errores impropios de un guardameta de su categoría, Cristian Álvarez ha vuelto a ser decisivo. Su rendimiento en los meses de marzo y abril, al igual que el del resto del equipo tras aquel bache de juego y resultados de finales de febrero, ha mejorado considerablemente.
Tras su autogol en un mal despeje de puños hacia su propia portería ante el Alcorcón y la no salida en el tanto de Oviedo, Cristian Álvarez renació frente al Tenerife y siguió creciendo en los siguientes duelos. Sobre todo frente al Fuenlabrada, con el penalti detenido a Iván Salvador que marcó el triunfo en tierras madrileñas, y ayer, cuando sacó esa prodigiosa parada ante Djurdjevic en el arranque de la segunda mitad.
Ahora, de cara a los siguientes compromisos, habrá que ver si esa lesión muscular de Cristian Álvarez queda en una sobrecarga o va más allá y le impide cuidar un puesto en el que tan solo se ha ausentado dos veces en lo que va de la presente temporada. Fue ante el Málaga y el Sabadell, cuando Álvaro Ratón, que tiene perfectamente asumido su papel de reserva, asumió la responsabilidad con solvencia.
A pesar de que -como él mismo aseguró recientemente en sala de prensa- esta no está siendo su mejor temporada, Cristian Álvarez ha permanecido como titular con los tres entrenadores que han pasado por el banquillo de La Romareda.
Sería una pena que esa ‘pedrada’ en el gemelo, recurrente en el arquero argentino en el tramo final de su carrera, le apartase de los partidos que vienen próximamente. Empezando por la visita al estadio Anxo Carro de Lugo del viernes que viene.
