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Real Zaragoza, el futuro en cuatro partidos

Las próximas cuatro jornadas del equipo aragonés, contra Mirandés, Logroñés, Cartagena y Fuenlabrada, rivales de la zona baja y media, definirán en buena parte el grado de sus urgencias en la recta final de la temporada. 

Juan Ignacio Martínez, observa el entrenamiento de su plantilla con atención desde la distancia.
Juan Ignacio Martínez, observa el entrenamiento de su plantilla con atención desde la distancia.
Javier Belver

El Real Zaragoza no se salvará ni descenderá en sus próximos cuatro partidos, pero sí conocerá hasta qué grado subirán las urgencias y el sufrimiento en el tramo final de la temporada. El equipo aragonés abre contra el Mirandés un periodo del calendario muy concreto que puede determinar en un sentido u otro su futuro en el camino hacia la permanencia. Las citas contra el club burgalés en La Romareda y las tres posteriores, frente a Logroñés, Cartagena y Fuenlabrada, no serán definitivas en el rumbo del Real Zaragoza, pero sí muy aclaratorias sobre cómo afrontará las nueve jornadas finales, un tramo que abrirá el Almería y en el que el calendario se empina y multiplica su exigencia, con todos los equipos de la cabeza con el ascenso en juego esperándole aún (faltan todavía Almería, Sporting, Espanyol, Mallorca, Leganés -estos dos, en las dos últimas jornadas-...)

Por ello, las próximas cuatro citas, ante dos rivales directísimos como Logroñés y Cartagena y dos conjuntos irregulares de la zona templada-baja como Mirandés y Fuenlabrada, tienen un carácter crucial para el Zaragoza. Si sale airoso de ellas, con un buen pañuelo de puntos, el equipo aragonés abrirá, muy posiblemente, un terreno de seguridad sobre las posiciones de descenso. En caso contrario, si pasado este tramo de partidos, las alarmas son máximas. Por ejemplo, si se cae a las últimas cuatro plazas, el Real Zaragoza encarará los dos meses finales del curso en un estado de máxima peligrosidad y urgencia, en situación crítica, deteriorado en lo emocional, con dudas de todo tipo y en dinámica decreciente de resultados justo cuando aún debe enfrentarse a los rivales más poderosos de la categoría.

De ahí, la inusitada relevancia de estos cuatro próximos encuentros de las dos próximas semanas, en las que el Zaragoza no se salvará, pero sí podría empezar a saber si puede hacerlo, o, por el contrario, tampoco bajará a Segunda B, pero sí podría empezar a intuir seriamente esa amenaza como un riesgo muy real, sobre el que no mirar hacia otro lado.

Echando cuentas, al Zaragoza le faltan al menos seis victorias en las 13 jornadas restantes, arañando algún empate más, se acercaría así a los 50-52 puntos en los que se prevé la salvación esta temporada. Eso, según las proyecciones de ahora. Aunque ya se sabe que la Segunda División casi nunca responde a las presupuestos teóricos...

Para el Zaragoza, en las dos próximas semanas, hay dos partidos que si no los gana, sobre todo, no los tiene que perder: frente a Logroñés y Cartagena. Es vital no caer derrotados. Si en estos próximos partidos, el equipo de JIM lograra entre 8 y 9 puntos daría un salto importante hacia la salvación. Si suma más, daría dos saltos.

Después de jugar contra Mirandés, Logroñés, Cartagena y Fuenlabrada; la hoja de ruta se endurece: Almería, Girona y Sporting serán la antesala de otro duelo clave, frente al Lugo. Después, vendrá el Espanyol a La Romareda y el Zaragoza afrontará dos citas de perfil más accesible, puede que decisivas, frente a Las Palmas y Castellón. Las dos últimas jornadas son contra Mallorca y Leganés. De cómo se encuentren esos equipos -ascendidos ya, con puesto de promoción ya definido…-, dependerá el grado de dificultad del fin de curso zaragocista.

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