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Pérez Pallas en el VAR, lo más llamativo del arbitraje del Rayo Vallecano-Real Zaragoza

El gallego, retirado hace año y medio con 31 años tras ser descendido a Segunda B, decidió especializarse en el videoarbitraje, su función única ahora mismo. Fue el gestor del inexistente penalti de Albacete que tumbó al equipo aragonés en un día clave. 

David Pérez Pallas, cuando aún era árbitro de campo antes de pasar a ser solo juez del VAR.
David Pérez Pallas, cuando aún era árbitro de campo antes de pasar a ser solo juez del VAR.
FGF

Luis Milla Alvendiz, árbitro andaluz -sevillano- de 38 años, ha sido designado para dirigir en unas pocas horas el partido Rayo Vallecano-Real Zaragoza con el que se abrirá la jornada 29 de Segunda División este viernes, a las 21.00, en el estadio madrileño de Vallecas. Pero, en esta ocasión, el árbitro principal no es la noticia más llamativa en la antesala de este vital duelo liguero para los zaragocistas, inmersos en la huida frenética de la zona más baja de la clasificación en un final de torneo que va a ser vertiginoso. 

El nombre más impactante en el reparto de árbitros para el choque en la capital madrileña es el del responsable del VAR (videoarbitraje), que será el gallego David Pérez Pallas, vigués de 33 años. Esta relevancia se la otorga su anterior presencia en esa labor de revisión televisiva de las jugadas en un partido del Real Zaragoza, aquella del 22 de enero en Albacete, viernes también, en la que Pérez fue el principal gestor y firmante de aquel esperpéntico penalti que supondría la derrota zaragocista por 1-0 en un duelo crucial en la pugna por la permanencia. Un hecho que dejó a todo el fútbol español boquiabierto por la persistencia en el error del dúo de árbitros principales en aquella velada manchega: el propio Pérez Pallas desde su box en Las Rozas (Madrid) y el catalán Ávalos Barrera como director sobre el césped del Carlos Belmonte. 

Algún día tenía que volver a cruzarse Pérez Pallas en el camino del Real Zaragoza y será ya mismo, en Madrid. Han pasado solo 7 semanas de aquello. De aquel despeje de Vigaray, anticipándose a Fuster en un balón que estaba un metro por encima del suelo en la linde del área grande. En la fría noche albaceteña, los árbitros, con Pérez Pallas en primera instancia llamando a su colega por el pinganillo para que fuese a mirar la acción al monitor de la banda, se empeñaron en ver falta del defensor zaragocista sin haber contacto alguno, en todo caso, al revés, pues fue Fuster quien tocó, con la punta de su bota, los tacos del lateral Vigaray. 

Pérez Pallas es un pionero en la historia del arbitraje español. Se trata de un juez joven, que tiene solo 33 años, pero que está cerca de culminar ya su segunda temporada como árbitro exclusivo del VAR, especialista a tiempo completo del videoarbitraje, con su oficina permanente en la sede madrileña de la Federación Española de Fútbol en Las Rozas. Fue el primero en acogerse a esta nueva tarea, a través de un nuevo rol, del oficio de árbitro. Y el motivo fue que, tras la temporada 2018-19, su nombre apareció en la lista de los descendidos a Segunda B. 

No quiso Pérez Pallas volver a moverse por los campos del fútbol de bronce, lejos de los focos del profesionalismo, y colgó el silbato. Lo dejó, de raíz. Pero ahí surgió la instauración del VAR en la Segunda División (en Primera fue un año antes) y el Comité Nacional de Árbitros creó una opción a los colegiados que fuesen dejando la actividad, por las causas que fuesen, a reengancharse a la tarea del VAR, sin necesidad de compatibilizarla con sus designaciones sobre el campo, normalmente una semana sin otra, alternativamente

Ahí ha encontrado Pérez Pallas su espacio en el neoarbitraje, el cibernético. Él no pisará más las hierbas de los estadios, pero sí será decisivo en muchas jugadas a través de la televisión, de la moviola, de sus avisos y consejos a los que sí están in situ pitando los partidos cada jornada de Segunda. 

Este viernes, como aquel viernes de Albacete, Pérez Pallas será parte importante del arbitraje del andaluz Milla Alvendiz. El Real Zaragoza volverá a cruzar los dedos en cada jugada en el área, en cada cuestión que pueda ser mesurada desde el VAR (caso también del singular penalti señalado en Sabadell por un balón que dio involuntariamente en el brazo de Chavarría cuando el disparo del rival iba 8 metros fuera del marco). Esta vez, el jefe de servicio del videoarbitraje, simplemente por su doloroso antecedente más cercano en el tiempo, genera el natural y comprensible recelo. El gato escaldado...

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