Más allá del atraco de Ávalos
Más allá del escandaloso atraco protagonizado en Albacete por Rubén Ávalos Barrera, árbitro de nefasto arbitrar, al que, además, le acompañó una revisión de VAR digna del surrealismo, es de suponer que la famosa libreta de Jim habrá recogido algunas notas imprescindibles.
Dígase, por ejemplo, que el Toro Fernández, aun bendecido por los comentarios de algunos narradores televisivos, sigue sin ver puerta. Rara vez ocupa el lugar adecuado, el punto e instante preciso al que acude el balón al pie del buen ariete, dotado de instinto matador. Visto el problema desde fuera, da la impresión de que el Toro ha perdido el olfato que en su día tuviera. Hasta cae con facilidad en el fuera de juego.
Su ayuda real al Real Zaragoza resulta ciertamente invisible para la gran mayoría y para la estadística, por más que se le quiera dar una pátina de delantero provechoso desde ciertos foros.
Se ha empeñado Jim en su titularidad, y el técnico alicantino, viejo zorro, sabrá acerca de los motivos de tal empeño; pero al delantero cedido por el Celta le acompaña un dato terrible: aún no sabe qué es marcar.
Tampoco sabemos si le ha estimulado en algo la competencia que significa Alegría, llamado a ocupar su exacto hábitat, porque, en el estadio Carlos Belmonte, el Toro jugó como siempre, a su manera, impasible.
Saltó Iván Azón al campo y acudió enseguida una lluvia de ocasiones. Ésta no sólo tenía que ver con la superioridad numérica, sino con la forma de atacar el balón.
Son algunos apuntes básicos, que no agotan la libreta.
