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Narváez: "Hay que hacer autocrítica, todos, y ver la realidad que tenemos"

El delantero colombiano de 25 años, baluarte goleador del Real Zaragoza en el complicado curso 20-21, se muestra optimista de cara a la segunda vuelta y confía en el nuevo entrenador, Juan Ignacio Martínez, como guía para sacar al equipo de la zona baja de la tabla.

Juanjo Narváez, al mediodía de este sábado 16 de enero, posa para HERALDO en la Ciudad Deportiva.
Juanjo Narváez, al mediodía de este sábado 16 de enero, posa para HERALDO en la Ciudad Deportiva.
Toni Galán

¿Cómo lleva su papel de jugador indispensable, por sus goles, en un equipo con tantos problemas como el Real Zaragoza 20-21?

Está siendo un año muy difícil para todos como equipo. Eso es indiscutible. Dentro de eso, lo que yo estoy haciendo es simplemente mi trabajo. Intento aportar lo máximo posible al grupo, creo que es lo que debo hacer. Afortunadamente, estoy acertado de cara al gol. Yo confío en que todo el equipo logremos mejorar en adelante para ganar muchos partidos, porque lo vamos a necesitar.

¿Por qué se ha llegado a esta situación en esta primera vuelta tan deficiente?

Creo que hay que hacer un ejercicio de autocrítica. Todos. Y darnos cuenta de la realidad que tenemos. Son muchas cosas.

¿Como cuáles?

Cuando empieza el año, en un club como el Real Zaragoza, el gran objetivo es siempre el ascenso a Primera División. Pero en esta temporada, desde muy pronto, se nos produjo un cambio de chip radical. Encadenamos muchos partidos seguidos sin ganar, con muchas derrotas. Y, sin sumar, en Segunda es imposible vivir tranquilo. Te metes abajo del todo y la negatividad te envuelve. Y ahí hemos estado infinidad de semanas atascados...

Pero, insisto, ¿por qué?

Se han juntado muchas razones. El equipo acabó muy tarde la liga pasada. Vivió un montón de días, semanas, con una enorme incertidumbre sin saber si se iban a reanudar los ‘play off’ después de no lograr el ascenso directo increíblemente. Se perdió la promoción contra el Elche y no se subió definitivamente. Llegamos muchos jugadores nuevos, todos en el ataque y la línea de creación. Los que se quedaron, vienen de vivir una fuerte decepción... Es de todo un poco. En el momento que se empiezan a perder partidos, que es desde la 4ª jornada porque en las tres primeras sumamos 7 puntos, como ahora, todo se torció de mala manera. Es muy difícil saber la razón exacta de esta caída.

¿Usted había vivido con anterioridad alguna experiencia similar a esta en Zaragoza?

No. Nunca. Es algo nuevo para mí. Es un sentimiento tremendo porque el futbolista siente la presión de no ganar semana a semana, es un sufrimiento. Por eso, haber encarado ahora, por fin, una racha positiva, es un estímulo anímico que nos viene muy bien y que hay que saber prolongar más tiempo.

El equipo no disfrutaba jugando, padecía en una espiral sin fin sobre el césped. Sus rostros, su gestualidad, era un termómetro negativo y preocupante durante largas semanas.

Más que tristeza, que también la había, lógicamente, se trataba de decepción y mucha impotencia. Hiciéreamos lo que hiciéramos, siempre se nos escapaban los puntos, siempre acabábamos perdiendo. Y muchas veces por mínimos detalles. Lo peor es que teníamos la sensación de que, a nosotros, conseguir algo positivo, anotar un simple gol, nos costaba muchísimo, un mundo. Esa percepción llevó al equipo a ser un grupo triste en el campo. No lo voy a negar.

Es que ustedes se cayeron al puesto 22º, fueron últimos en la clasificación hace nada.

Claro. Verte ahí abajo, despeñarte partido tras partido, es una sensación horrible, desconocida para mí y para muchos compañeros. Por eso valoro tanto la llegada de Juan Ignacio Martínez. Con él las cosas son distintas. Está encontrando el modo de obtener mejores sensaciones. Nos ayuda mucho en lo anímico y, también en lo fútbolístico. El último día contra el Logroñés hicimos cosas que no habíamos hecho en 20 partidos anteriormente. Es un gran alivio.

Los pesos pesados del vestuario están ponderando positivamente la figura de Jim.

En mi opinión, el equipo tiene otra cara desde la llegada del nuevo míster. Es algo fundamental para ser capaces de rectificar la dinámica tan negativa que llevábamos antes de su aparición. Como dice él, no debemos fijarnos demasiado en el pasado y hay que empezar a centrarse en el presente. Lo malo debería haber sucedido todo ya. Y lo que venga en el futuro ha de ser todo bueno, lo mejor, para salir de nuestros problemas clasificatorios.

Ha metido usted 6 goles, la mitad de los que realmente ha anotado el equipo, si descontamos los tres que suma vía normativa por la alineación indebida del Alcorcón y los dos en propia puerta que se marcaron Las Palmas y Oviedo.

En estos momentos, lo individual queda en lugar secundario por lo importante que es arreglar lo colectivo. Pero los números están ahí, sí. Sin lugar a dudas, en lo personal, analizo que mi récord de goles lo tengo en 7 en una temporada (el año pasado en Las Palmas). Y, ahora, en media liga y en un año con grandes dificultades, ya llevo anotados 6. A mí esto me anima, me empuja a seguir con fuerza en mi trabajo. Pero quiero que prevalezca la mejoría de todos, el repunte del equipo hacia arriba en la tabla, sin importar quién marque. Es lo razonable, lo natural: hay que sacar al Real Zaragoza de abajo.

En tres meses y medio la plantilla ha pasado por la manos de tres entrenadores. Usted ha jugado de delantero centro, de segundo punta y de extremo zurdo. ¿Jim dónde le quiere? ¿Dónde prefiere usted jugar?

Ver pasar tantos entrenadores en tan poco tiempo es complicado para los jugadores. Al final, ellos son la cabeza del grupo, son personas y tienen sus emociones, que las trasladan. Cambiar tanto no es lo normal, pero el fútbol tiene estas singularidades. Jim me puso el último día contra el Logroñés en el extremo. Él busca alternativas. Yo, si digo la verdad, me siento cómodo tanto en punta como en la banda. Pero, si analizamos lo hecho, de los 6 goles que llevo, 5 los he marcado como delantero centro. Está claro que tengo más confianza cuando más cerca estoy del área.

Se le ha visto salir lesionado, tocado, en varios partidos. Incluso sustituido. ¿Está jugando al límite físicamente?

Siempre intento rendir al máximo. No soy un jugador que le guste perderse un solo minuto. El año pasado, cuando tuve la lesión más grave de mi carrera, las fracturas en las órbitas oculares y la nariz, me recuperé en tres semanas. Cuando me he tenido que ir del campo ha sido por golpes duros, porque no podía aguantar más. Por unas simples molestias jamás me iré de un campo.

Existía la duda de quién iba a lanzar el primer penalti de la temporada, pues no se había dado el episodio hasta el viernes pasado ante el Logroñés. Fue usted.

Durante los entrenamientos, aunque aún no habíamos tenido ningún penalti a favor, practicamos su lanzamiento. El jugador que tiene más confianza es que agarra el balón. Y yo lo tuve claro desde el mismo momento en el que el árbitro señaló pena máxima al caer Francés ante el portero. Lo decidimos sobre el mismo césped, no estaba hablado de antes.

A partir de ahora, como salió bien este primer penalti, el método ya tiene dueño hasta nueva orden: Narváez.

Sí, sí. Espero seguir teniendo la misma sensación de confianza del otro día. Sabía que lo iba a meter. En el próximo, si no hay novedad, supongo que ocurrirá lo mismo.

¿Cómo lleva usted la circunstancia anómala de jugar con varios compañeros de delantera que llevan media liga sin marcar un solo gol, casos de Toro Fernández, Vuckic, Zanimacchia, Larrazabal...?

Ellos trabajan cada día para marcar en los partidos. Lo puedo decir yo personalmente, que los veo entrenar cada día con ganas y dedicación. Pero no se les está dando bien el año. Es el fútbol, un misterio a veces. Yo confío en que marquen cuanto antes, ojalá que sea ya en Albacete. El equipo necesita de todos, sin excepción.

Albacete. El próximo rival es el colista. El Real Zaragoza no dispone de margen temporal para contemporizar. Han de ser 3 puntos como sea en el Carlos Belmonte.

Sí. Nosotros tendremos que salir a ganar los 21 partidos que restan. Pero no cabe duda de que, en esa serie de choques, hay partidos con mayor importancia por ser rivales directos en la pelea en la que estamos. Y el Albacete está abajo del todo. Es una final. Ahí debemos ganar como sea. Lo estamos preparando bien, con las pilas puestas porque es muy importante, lo sabemos.

¿Por dónde cree que debe venir la recuperación futbolística del Real Zaragoza tan escaso y deficiente que hemos visto hasta ahora?

Es difícil hablar del futuro ahora. Creo que es aún un poco precipitado. Pero estoy seguro de que estamos en disposición de seguir aumentando la dinámica positiva que empezamos ganándole al Lugo (1-0), empatando en Cartagena (1-1) y derrotando el último día al Logroñés (2-0). Es el momento de empezar a acumular victorias seguidas. El lo que necesitamos, cuanto antes. No hay otra fórmula que ganar, sumar de tres en tres. Es lo único que nos puede sacar de ahí abajo. Y, en Albacete, sería ganar nosotros esos tres puntos y quitárselos a un adversario directo. Doble efecto. Creo que, más que de cuestiones futbolísticas, ahora se trata de resultados.

Después de tres cesiones desde el Betis (Córdoba, Almería y Las Palmas), llega al Real Zaragoza con aspiraciones de ascenso y se encuentra con este panorama. ¿Se ha arrepentido en algún momento?

No. De verdad. Con sinceridad, mi forma de pensar no ha cambiado desde que decidí venir en verano a Zaragoza. Este es un club con mucha historia, grande en el fútbol español. Nos ha tocado, a los que estamos ahora aquí, vivir esta temporada tan anómala y hay que afrontarla de la mejor manera posible, con talante positivo. A veces las cosas no son como uno planea. Sueño con empezar a ganar partidos, con que el equipo crezca de aquí al final y, de cara al año que viene, se pueda volver a plantear una plantilla que esté cuanto más arriba mejor.

¿Qué hay de aquel chico de 17 años que vino de Colombia al Real Madrid en 2012 para comerse el mundo?

Lo que nunca he perdido desde que di aquel salto a Europa es la ilusión por triunfar y la humildad personal. Las metas que tengo desde entonces en mi cabeza siguen abiertas y pretendo lograrlas. Soy joven aún con 25 años. Mis padres siempre me han inculcado que tengo que ser una persona trabajadora, agradecida, vaya donde vaya y esté en la situación que esté. En el terreno personal me considero una persona centrada, en lo profesional nunca nadie me podrá reprochar que no doy todo de mí. Creo que por esto sigo jugando en Europa.

¿Todavía cree posible alcanzar un lugar en la Primera División?

Sí, sí, claro que sí. ¿Y por qué no ha de ser en Zaragoza? Aún tengo cosas por aprender y mejorar, sigo trabajando cada día con la esperanza de mejorar y obtener mis aspiraciones de niño. Me queda mucho camino por recorrer. En mi cabeza, insisto, está salvar este año como sea en el Real Zaragoza y, la campaña próxima, lograr ubicarnos en las aspiraciones que teníamos al principio de este: pelear por el ascenso. El Real Zaragoza tiene que jugar en Primera División.

¿Va a menudo a Colombia?

Sí, suelo ir todos los veranos para estar con mi familia, solo que en el último, a consecuencia de la pandemia de covid-19, esa costumbre no pude cumplirla. Me gusta disfrutar de mi gente y de Colombia. A ver cuándo puedo volver.

En su momento renunció a ir con la selección de Colombia, estando en el Real Madrid, y quizá eso le pasó luego factura. ¿Aún tiene la esperanza de jugar con la Cafetera?

Sí. Esta es la ilusión más grande que puede tener un futbolista profesional: representar a su país. Yo la tengo intacta. No es que renunciara a ir en ese momento que cita usted, sino que surgieron muchas cosas en aquella convocatoria, que la gente no sabe y no voy a detallar ahora. Por ahora, me quedo con la sensación personal de que pude ser parte de la selección de Colombia y, de cara al futuro, confío en que mi trabajo sea motivo de que me vuelvan a llamar un día.

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