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Jim lo hace todo sin hacer nada

Sin acometer grandes revoluciones tácticas, el nuevo entrenador ha devuelto la esperanza al equipo.

Partido Real Zaragoza - Lugo
Partido Real Zaragoza - Lugo
José Miguel Marco | Toni Galán

Juan Ignacio Martínez lo ha hecho todo sin hacer nada. El nuevo técnico del Real Zaragoza no ha acometido ninguna revolución, no ha cambiado el esquema ni el grueso de los jugadores que lo venían expresando, y sin embargo ha sido capaz de propiciar la inminente reacción que el equipo aragonés necesitaba para acabar este nefasto 2020 con vida.

Dicen que más que un entrenador parece un psicólogo, que su capacidad para activar el ánimo de sus futbolistas prevalece sobre cualquier conocimiento táctico, y es probable que la reanimación del vestuario zaragocista venga asociada a esas aptitudes espirituales.

Un solo partido le ha bastado al alicantino para sumar las mismas victorias en liga que Rubén Baraja (sin contar la obtenida por la alineación indebida del Alcorcón) e Iván Martínez, permitiendo que el Zaragoza se coloque a dos puntos del Sabadell y vea próximo el horizonte de la salvación. 

Lo del pasado miércoles en Torrelavega fue un mero ensayo. Lo verdaderamente importante vino ayer, en su estreno liguero ante el Lugo con apenas dos sesiones de entrenamiento entre medias. Quizá por eso apostase por tocar mínimamente el equipo, por darle continuidad a lo que Iván Martínez venía haciendo aunque con pequeños matices. 

Parece claro que Juan Ignacio Martínez confía en recuperar a determinados jugadores, y eso, más allá de los discursos pronunciados durante la semana, pasa por colocarlos en el campo para que devuelvan la confianza con esfuerzo y sacrificio.

El crédito de jugadores como Zanimacchia o Toro Fernández se agota, al tiempo que Jim trata de rescatarlos para la causa. Y esa fe del nuevo entrenador, ese bien intangible que siempre resaltan quienes han trabajado junto a él, encontró el premio de la victoria coral. 

Sin marcar gol ni chutar a portería, sin apenas tener presencia en el área, el Toro firmó su partido más completo con la camiseta del Zaragoza. Un arreón de bravo entre la mansedumbre a la que nos tenía acostumbrados. Una actuación que puede suponer el principio de la recuperación de un jugador que parecía defenestrado, y vuelve a poner de manifiesto esa capacidad de Jim para mover el ánimo de sus jugadores.

Sin hacer nada, el nuevo entrenador lo ha hecho todo. Jim ha recuperado la moral del vestuario y ha devuelto la esperanza. La recta final del año le concede un margen para trabajar otras facetas perceptibles, más metódicas, pero lo más importante ya se ha logrado: este Zaragoza vuelve a creer.

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