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No hay manera: el Real Zaragoza cae 1-0 en Gijón y aumenta su sensación de agonía

El Real Zaragoza vuelve a perder 1-0 en la recta final y Torrecilla decide el cambio de técnico en El Molinón. Djurdjevic hizo el gol gijonés en el 76 y abatió a un equipo, el de Iván Martínez, sin gol ni fútbol creativo.

La agonía del Real Zaragoza es ya terrible. Insoportable. En Gijón cosechó la 11ª derrota en 18 jornadas y se hunde cada vez más lejos de la permanencia, rumbo a Segunda B de no mediar una reacción milagrosa de aquí a mayo. Aguantaron los zaragocistas muchos minutos con la percepción de tener el partido controlado, pero fue de nuevo un espejismo. El equipo de Iván Martínez engaña a ojo cada día justo antes de capitular ante cualquier rival.

Plano, sin vida. Así fue el primer tiempo. Un correcalles sin fútbol de calidad en ningún bando. El cuadro blanquillo, con Raí Nascimento como gran novedad en el flanco derecho del ataque, no logró hilar una sola jugada digna de mención. El Sporting, que tuvo más y mejor el balón en varias fases, falló siempre en la suerte del último pase por precipitación. El 0-0 del descanso era fiel reflejo de lo poco que se vio sobre el césped de El Molinón. Lo mejor de los de Iván fue el control de la situación, el orden defensivo en el que destacó sobremanera Francés, listo al corte siempre, aunque luego erró varias salidas fáciles del balón. Eguaras y Francho estuvieron cómodos, ayudando bien atrás y desahogando en la medida en que era posible el movimiento de la pelota. Pero faltó conexión con los de arriba. Chavarría y Raí no fueron suministrados nunca en condiciones. Narváez fue una isla. E Iván Azón, como siempre, peleó de lo lindo solo que, esta vez, sin brújula en la mano. Atrás, no hubo sufrimiento alguno pues el Sporting era un equipo romo, deslavazado. Pareció un partido de esos de pretemporada, de los de coger la forma y poco más. Este modelo de fútbol, por un lado, le venía bien al necesitado Zaragoza, pues la derrota parecía lejos. Pero por otra parte era insuficiente para aspirar a ganar, la única medicina válida cuando el equipo está hundido en el fondo de la tabla.

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El equipo gijonés, fruto de esa leve iniciativa, firmó al menos tres disparos a puerta, todos inertes. En el 18, Pedro Díaz y, un minuto después, Aitor García remataron fuera del marco. Y ya en el aumento, de nuevo Díaz se la jugó desde 30 metros y rozó el larguero. Poca cosa, casi nada.

En la otra portería, lo más peligroso de los aragoneses fue un acoso de Azón al portero Mariño antes del minuto 10 que acabó con un rebote en su pierna que se marchó fuera de puerta. Escasísimo bagaje, ridículo. Raí tuvo que aplicarse más en taponar las subidas del lateral Saúl que en optar por ofrecerse en ataque. El equipo de Iván se fue acomodando al 0-0 y los puntas echaron en falta más dinamismo. Todo fueron balones largos, pases de los defensores (Vigaray, Jair, Nieto…) de 40 y 50 metros imposibles de domar. La mejor noticia para el Zaragoza en los primeros 45 minutos fue la lesión fortuita del mejor jugador local, Manu García, que se retiró cojeando.

Película de miedo... repetida

No era malo el empate, el puntito. Pero no era el botín necesario. Había que meter una o dos velocidades más tras el intermedio cuando se tuviera el balón. En definitiva, lo de casi siempre. Esas carencias, esa ausencia de personalidad, de confianza que crece según pasan los partidos y no se gana.

El segundo tiempo empezó ya con susto para el Zaragoza, con un disparo desde la corona de Aitor en el minuto 47 al que respondió Cristian Álvarez con un paradón a una mano que evitó el 1-0 tempranero. Los de Gijón también habían recibido filípica de David Gallego, su entrenador. Aitor, de nuevo, en el 55, disparó a bocajarro una dejada de cabeza de Djurdjevic y otra vez Álvarez estuvo providencial para sacar abajo un gol cantado. Empezaba a pintar mal.

Iván retiró del campo al espeso y anulado Narváez, el goleador zaragocista, metiendo fuerza en la medular con Ros. Hacía falta músculo. El dibujo pasó a un 4-1-4-1, con Azón solo en punta. Los asturianos estaban apretando demasiado y se olía lo de cada día, ese gol letal que dejase al Real Zaragoza K.O. Martínez hizo un doble cambio en ataque a falta de 23 minutos: metió a Vuckic y Larrazabal y retiró a Azón y Raí, cansados de correr sin provecho alguno. En ese instante de las sustituciones, el árbitro expulsó con roja directa a Atienza, por decir algo desde la zona del banquillo. Anecdótico. En el Sporting se lesionó su central principal, Babin, y también debió ser suplido. El partido se estaba alborotando y eso parecía beneficiar al Zaragoza, que no hallaba manera de llegar al área local y padecía atrás. Pero no fue así. El Sporting encontró la llave en el fondo del mar en el 76, en un centro de Saúl, lateral al que ya no marcaba Raí, sustituido, que remachó a bocajarro el ariete Djurdjevic, adelantándose a Jair. Pudo pitarse mano de Fuego en el arranque de la jugada y, de hecho, lo revisó el VAR. Pero la consideró involuntario y el tanto subió al marcador. Se repetía el calvario habitual. Zapater y el juvenil Carbonell saltaron al campo a la desesperada en pos del imposible milagro.

El equipo aragonés había aguantado el temporal hasta la llegada de los cambios. Esa fue la lectura final. El Sporting creció algo con ellos, pese a venir derivados de pérdidas de un par de piezas clave. El Zaragoza se resquebrajó. Algo también vivido en días anteriores. Falta fe, falta confianza, falta lo principal en el fútbol: calidad individual y grupal. El partido murió con un disparo flojo de Ros, desde la frontal, que paró bien Mariño. Era el minuto 93 y era el primer chut avispa a portería. Esto lo define todo. No hace falta más explicación. Prieto Iglesias silbó tres veces y el Real Zaragoza cayó por undécima vez en 18 partidos. Un dato que mata por sí solo.

Ficha técnica

Sporting de Gijón: Mariño; Rosas, Babin (Pelayo Suárez, 71), Borja López, Saúl García; Gragera, Javi Fuego; Manu García (Gaspar Campos, 42), Pedro Díaz (Álvaro Vázquez, 82), Aitor García (Cumic, 82); y Djurdjevic.

Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Vigaray, Francés, Jair, Nieto; Francho (Zapater, 78), Eguaras; Raí Nascimento (Larrazabal, 67), Chavarría (Carbonell, 78); Iván Azón (Vuckic, 67) y Narváez (Javi Ros, 57).

Árbitro: Prieto Iglesias (Comité Navarro). Expulsó a Atienza (67), por hablar en la zona de banquillo. Amonestó a Eguaras (80) y Zapater (91).

Goles: 1-0, min. 76; Djurdjevic.

Incidencias: Noche fría en Gijón, con 12 grados al inicio del partido tras un día nublado y húmedo, con leve lluvia por momentos. El césped de El Molinón-Enrique Castro Quini presentó un buen aspecto pese a las precipitaciones de los días anteriores, que han sido fuertes.

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Final Sporting 1-0 Real Zaragoza, en directo
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