fútbol

El miedo derrota al Real Zaragoza

Instalado en el pánico, el conjunto aragonés cae en Castellón tras un flagrante error defensivo.

Real Zaragoza
Francho Serrano se lleva las manos a la cabeza.
Omar Arnau/LOF

Ganó el Castellón en su único disparo entre los palos. Más que ganar el Castellón, perdió el Zaragoza, que se condenó tras un error defensivo en cadena de Jair, Chavarría y Guitián. Definitivamente instalado en el pánico, el conjunto aragonés acumuló su sexta derrota consecutiva y el duodécimo careo sin ganar. Otra película de miedo en un serial que lo amenaza todo. Tanto que, según los resultados que se den hoy, el equipo del león rampante podría dormir mañana como colista y a seis puntos de la salvación si el Alcorcón del viejo zorro Anquela gana en Oviedo.

Miedo. Qué malo es el miedo. Salvo alguna película de Dario Argento, Mike Flanagan o Pascal Paugier, qué poco me gusta el miedo. Por cierto, las mejores obras del maestro del género de suspense, Alfred Hitchcock, podrían venir al caso que nos ocupa y preocupa: ‘Psicosis’, ‘Con la muerte en los talones’, ‘Vértigo’... Pero, dejémonos de películas y bajemos al césped. Qué malo es el miedo, decía. También en el fútbol. La sensación de miedo, de angustia, de pánico, se manifiesta en el organismo, que reacciona mediante una activación fisiológica. Se dispara la adrenalina, aumenta la presión arterial y la sudoración. Pero, sobre todo, el miedo paraliza. Desde hace bastante tiempo, los jugadores del Zaragoza están poseídos por el miedo. Quizá se haya disparado su adrenalina, quizá haya aumentado su presión arterial y su sudoración. Desde luego, y esto no es una suposición sino una evidencia, están tan paralizados en el campo como el Zaragoza anclado en la tabla clasificatoria con esos 10 míseros puestos. Lo dicho, una verdadera película de miedo.

Ayer no fue sino otro episodio de esta serie de terror. Como director del partido, un colegiado que históricamente le trae mal fario al Zaragoza, Ocón Arráiz, el mismo que dirigió la promoción de ascenso a Primera División en el campo del Las Palmas. Lo de históricamente va por el tiempo transcurrido... El árbitro lleva tanto tiempo en Segunda como el Zaragoza. Pero no le echemos la culpa a Ocón Arráiz, que el malo de la película no fue él. En el mismo reparto del film, en la alineación, ya figuraban bastantes de los males que lastran al conjunto aragonés. De los diez fichajes realizados por Lalo Arantegui para robustecer al bloque en el actual curso, solo tres fueron titulares: Jair, Chavarría y Narváez. En el banquillo, Tejero, Bermejo, Larra, Zanimacchia, Vuckic y el Toro Fernández. En verdad, pocos han demostrado condiciones para desarrollar un papel protagonista ni en el reparto del Zaragoza ni en el de ningún otro. Agreguen a Adrián González, lesionado en un calentamiento (repito, en un calentamiento...) y entenderán la escenificación de anoche y de casi todo lo bastante que ya llevamos de temporada.

Paradójicamente, el único que no ha tenido miedo, Iván Martínez, puede ser la siguiente víctima. Las urgencias, que no el miedo, le han llevado a probar demasiadas cosas en muy poco tiempo, o sea, sin tiempo para trabajarlas en los necesarios ensayos. El sistema 1-5-3-2 mostrado ayer aglutinó un desarrollo muy pobre. Cuando cambió a una estructura 1-4-5-1, la histeria colectiva se había apoderado de todo el reparto. La quinta derrota consecutiva de Iván Martínez en el banquillo induce a opinar que no ha sido la solución, cuando lo que no ha sido es el problema. El verdadero problema reside en un banquillo repleto de fichajes que no aportan nada. Reitero, solo tres fichajes fueron ayer titulares, tantos como juveniles alineó el Real Zaragoza: Francés, Francho e Iván Azón. Iván Martínez no es más que una víctima de un ciclo de terror, una víctima de un Real Zaragoza que ayer volvió a ser derrotado por el miedo.

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