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Rubén Baraja regresa al lugar donde enamoró al Real Zaragoza

El entrenador retorna a Tenerife, club en el que llamó la atención desde diciembre hasta julio y que, paradójicamente, puede ser escenario de su destitución si no gana este domingo.

Baraja, hace 9 meses en el banquillo del Heliodoro Rodriguez de Tenerife, cuando llegó a entrenar a los canarios.
Baraja, hace 9 meses en el banquillo del Heliodoro Rodriguez de Tenerife, cuando llegó a entrenar a los canarios.
CD Tenerife

El Real Zaragoza se prendó de Rubén Baraja en la pista de baile del estadio Heliodoro Rodríguez, lugar donde el entrenador vallisoletano cuajó una notable segunda vuelta en la pasada liga, desde su llegada en el último mes de diciembre para relevar al destituido Aritz López Garai, hasta que la liga acabó en julio tras el trimestre de parón por la pandemia de covid-19.

Ahí, al frente del CD Tenerife, Baraja llamó la atención de muchos observadores, entre ellos Lalo Arantegui y José Mari Barba, los responsables del área deportiva del club zaragocista. Recogió a un cuadro canario sumido en una depresión, colocado en la 18ª plaza, al borde de los puestos de descenso, de los que solo les serparaba un punto: tenían 18, por 17 el Málaga, su perseguidor más inmediato; pero es que estaban a solo dos puntos del penúltimo, el Extremadura. Delicada situación.

Estuvo Baraja 24 partidos al frente de los insulares, desde la jornada 19ª hasta la final, la 42ª. Ganó 10 duelos, empató siete y perdió otros siete. Bajo su regencia sumó, pues, 37 de los 55 puntos que obtuvo durante todo el año el Tenerife y que ubicaron a los chicharreros en el 12º lugar en la clasificación el último día.

Su mano se notó. Alivió la congoja que vivía la afición tinerfeñista, que olisqueaba que podían caerse de nuevo a Segunda B, donde purgaron un tiempo no ha mucho. Y esa reacción puso a Baraja en las pupilas de muchos posibles contratadores. Finalmente, tras anunciar Víctor Fernández que no seguía en el Real Zaragoza un año más, después de errar el tiro y no alcanzar el ascenso a Primera en la promoción (cayó ante el Elche en la semifinal), Lalo se decantó por su fichaje después de tantear otras opciones con igual apetencia, como fue la de Andoni Iraola, que había seducido también desde el Mirandés.

Paradoja tres meses después

Rubén Baraja vive este viaje a Tenerife al frente del Real Zaragoza envuelto en una paradoja, de entrada curiosa, pero que, quizá, de salida pueda acabar siendo terrible. Regresa a la que fue su casa durante ocho meses, Santa Cruz, su trampolín hacia cotas soñadas de valor superior en el escaparate futbolístico, el histórico club aragonés. Y lo hace al frente de un equipo que no funciona, que apenas gana, que suma poco, que juega fatal y que lo ha puesto en el disparadero en su puesto de responsabilidad de manera inevitable. Tanto que, si la cita en el Heliodoro Rodríguez de este domingo acabase con derrota zaragocista, si la puesta en escena no alcanzase los mínimos de calidad y solvencia que los apuros actuales piden a su equipo, Baraja podría acabar despedido del cargo de entrenador al regreso a la Península, horas después.

La pista de baile del enamoramiento podría ser, por lo tanto, el mismo lugar donde se consumara el divorcio apenas tres meses después de aquel tilín profesional. Son las cosas del destino. Del caprichoso devenir de las cosas.

Baraja se enfrentó al Real Zaragoza hace nada, en julio, en los estertores del apéndice de la pasada liga 20-21, en este mismo Heliodoro Rodríguez. O sea, ya sin público, bajo el mismo formato artificial que ha traído el coronavirus. Aquella noche se dio un empate a uno ante el equipo de Víctor Fernández, ya muy tocado de ala en pos del ascenso directo, que se había esfumado en los partidos fallados en La Romareda, uno tras otro, de manera lastimosa e inesperada. Fue el día en el que Luis Suárez marcó su último gol como zaragocista, que empató de penalti Milla, que ya no está en la isla y es precisamente compañero del colombiano en el Granada, en Primera División.

Baraja conoce, además de la pista de baile a la que acude a jugarse los cuartos, a más de la mitad de la orquesta local. Con él ‘tocaron’ hasta julio Ortolá, Dani Hernández, Álex Muñoz, Alberto, Sipcic, Carlos Ruiz, Moore, Aitor Sanz, Borja Lasso, Suso Santana, Shashoua, Álex Bermejo y Joselu. Conoce más a medio Tenerife que a su actual Zaragoza. Es, por todos estos preliminares, un partido muy especial. Al club aragonés y a su técnico les conviene que estos conocimientos previos del medio ambiente que aguarda en la isla canaria en la noche del domingo se transformen en ventajas a aprovechar, en factores de uso positivo para volver triunfantes y disolver la paradoja que amenaza globalmente.

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