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101 años de vida, medio siglo de zaragocismo

Maria Pilar Zavala (Tolosa, 1918) se hizo del Real Zaragoza por amor y fue socia durante 50 años de triunfos y desventuras. Falleció el pasado jueves.

María Pilar Zavala, junto a su marido y su hijo, en La Romareda. La fotografía fue tomada el 1 de enero de 1978, en un partido Real Zaragoza-Granada en el que los blanquillos se impusieron por 2-1.
María Pilar Zavala, junto a su marido y su hijo, en La Romareda. La fotografía fue tomada el 1 de enero de 1978, en un partido Real Zaragoza-Granada en el que los blanquillos se impusieron por 2-1.
Heraldo

El zaragocismo llora la pérdida de María Pilar Zavala, socia del club durante medio siglo (de 1968 a 2018) que el pasado jueves falleció a los 101 años de edad. Natural de Tolosa, donde nació en 1918, Zavala se hizo del Real Zaragoza al conocer a su marido, Luis María Checa, y trasladarse a la capital aragonesa. No llegó a animar al equipo en el antiguo estadio de Torrero, pero con la construcción de La Romareda fue una espectadora asidua en su localidad de la Tribuna de preferencia. 

Desde allí –en las proximidades del palco presidencial– vio jugar a conjuntos de muy distintas épocas, con Los Magníficos como predilección. «Su favorito era, sin duda, Carlos Lapetra. Siempre me hablaba de él como el mejor futbolista que jamás había visto», recuerda ahora su nieto, Gonzalo Checa, quien solía acompañarla al campo cada domingo a presenciar los encuentros. «Íbamos la familia al completo. Solíamos acudir con tiempo para ver el calentamiento y, al finalizar el partido, tomábamos algo en Rogelios para evitar las aglomeraciones. Hasta los 98 años, solo falló cuando las condiciones climatológicas eran muy adversas y era recomendable que no fuese para evitar que cogiese frío», añade Gonzalo, orgulloso de la gran aficionada al fútbol que fue su abuela. 

Más allá de presenciar los partidos del Zaragoza, tanto en La Romareda como en los múltiples campos de España que recorrió, María Pilar también siguió a la selección, llegando a viajar a Argentina en el Mundial de 1978. Los Arconada, Asensi, Juanito o Santillana, dirigidos desde el banquillo por Kubala, cayeron a las primeras de cambio; pero ella permaneció en el país sudamericano paladeando el torneo que acabó alzando el anfitrión, con Kempes como gran estrella. 

«También presenció varios partidos del Mundial de España 82’, y tenía entradas para el de Italia, en 1990, pero justamente mi abuelo se puso enfermo y no pudieron viajar. Era una apasionada de este deporte», explica su nieto, todavía con la imagen de María Pilar sentada en su butaca de La Romareda en la mente. «La gente la reconocía al entrar al campo, era muy querida», destaca, sobre una zaragocista sufridora. 

María Pilar disfrutó con la conquista de La Recopa –decía que el gol de Nayim realmente fue obra de la Virgen del Pilar–, con las Copas del Rey y los años en los que el conjunto aragonés se codeó con los más grandes del fútbol mundial; pero en los últimos tiempos también acompañó a los suyos en los peores momentos. «Cuando ya estaba malita, siguió el desenlace de la temporada y llegó a ver cómo se frustraba el ascenso. Antes de perder contra el Elche, me dijo que tenía un mal presentimiento», concluye, emocionado, su nieto.

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