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El Zaragoza ya mira al partido de Albacete, con cambios en la recámara de Víctor

El equipo aragonés prepara desde este miércoles la cita del Carlos Belmonte, en la que el entrenador medita darle una vuelta al sistema táctico del equipo.

José Luis R. Loreto charla con Víctor Fernández en la Ciudad Deportiva.

Ya la pasada semana, Víctor Fernández le dio vueltas al asunto del 3-5-2, con tres centrales y dos carrileros (un 5-3-2 en fase defensiva), aunque finalmente ni contra Tenerife ni Oviedo modificó la fórmula de la que apenas se ha despegado desde el reinicio de la competición. Días después, el técnico ha vuelto a retomar la idea.

Centrado desde el lunes -fecha en la que el Albacete jugó en Elche- en el análisis clínico del rival y considerando las debilidades exhibidas por su equipo en el último mes; Víctor Fernández ha abierto un periodo de reflexión, búsqueda de soluciones, consultas a sus hombres de confianza y replanteamientos que han desembocado en la opción de que el Real Zaragoza transforme su figura en un partido en el que, si el fútbol vuelve a alinear todos sus planetas, el conjunto aragonés apurará la última -si es que aún no la ha apurado ya- opción de meter su cabeza en puestos de ascenso directo.

Este miércoles, el Real Zaragoza ha regresado a los entrenamientos tras el descanso del martes, y Víctor valorará hasta el viernes si da el paso o no de formar con un sistema táctico al que solo ha recurrido en su trayectoria en casos de extrema necesidad o desesperación, nunca como recurso estable y regular. Esta misma temporada, Víctor apostó por una defensa de tres centrales y dos carrileros en las horas más bajas de otoño, en El Molinón, y se llevó una goleada del Sporting. No es una formación sobre la que Víctor haya volcado confianza en su carrera pero que ahora amanece como una vía de salida, en busca de esa catarsis de un equipo que, debido a la gestión de la plantilla en el último mes, la saturación de minutos, problemas físicos de mayor o menor grado, o lesiones confirmadas, tampoco ofrece gran margen de maniobra.

Sucede, sobre todo, en una parcela clave en el sistema que medita Víctor: la defensa. Solo cuenta con dos centrales aptos tras las lesiones de El Yamiq y Guitián, forzado a jugar en su día contra el Alcorcón con un elevado precio. Atienza y Clemente son las únicas opciones de primera plantilla para formar como zagueros en una defensa de tres. Faltaría uno. Víctor, en este sentido, piensa en la conversión de Vigaray, considerando además que aún le falta la exuberancia física que marca su rendimiento ofensivo. Delmás, en este caso, sería el carrilero derecho, aunque no deben descartarse otras vías como Zapater (en Gijón, en el antecedente más próximo, fue Guti esa pieza de largo recorrido).

La triángulo del centro del campo acogería a Guti y Eguaras como elementos fijos, con la opción más conservadora y equilibrada de Dani Torres -mejorado de las molestias que han recomendado que no jugara los últimos encuentros- o la más creativa y combinativa que ofrece Soro. Arriba, Puado y Luis Suárez son innegociables, especialmente, como pareja de delanteros, sin el catalán obligado a partir desde una banda.

Sobre esta base, Víctor Fernández planeará su once de Albacete, horas de estudio, reflexión y análisis para decantarse o no por una reforma del sistema táctico o continuar con el 4-4-2 y sus variantes, matizándolo en función de quienes sean los jugadores elegidos: con Víctor, como se sabe, los futbolistas y sus perfiles son quienes marcan la idea.

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