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Jornada de reflexión en el Real Zaragoza
El presidente Christian Lapetra acompañó ayer a los jugadores y envió un mensaje de "aliento y responsabilidad". Víctor Fernández, acuciado por los resultados, dirigió el entrenamiento y, por el momento, sigue al frente del equipo.
Las últimas horas, las acontecidas desde la derrota 2-4 en La Romareda frente al Oviedo, han sido muy duras de digerir para el zaragocismo. En todos sus prismas y sectores: desde la cúpula directiva, en el vestuario, en el seno del cuerpo técnico y llegando hasta el último aficionado, que observa impotente cómo a su equipo se le consume la temporada y, día a día, sus opciones de regresar a Primera División. La jornada de ayer fue larga, intensa, de reflexión y conversación en el seno del club y de la plantilla. Víctor Fernández, salvo giro drástico del guión en las próximas horas, dirigirá al Real Zaragoza este próximo viernes en el Carlos Belmonte de Albacete, el encuentro correspondiente a la penúltima jornada del campeonato en el que el equipo definirá su futuro a corto plazo, apurando sus últimas opciones de ascenso directo y con la necesidad de sumar para certificar su presencia en el ‘play off’, un objetivo aún no certificado ni garantizado.
Víctor Fernández dirigió ayer por la mañana una sesión de entrenamiento puramente psicológica, marcada por las caras largas y los rostros torcidos en todos los integrantes del vestuario. Nadie en el Real Zaragoza esperaba encontrarse en una situación como la actual cuando se reanudó la competición hace ya mes y medio y el equipo arrancaba el fútbol post-covid con una renta de cinco puntos sobre el tercer clasificado, entonces el Huesca. Junto a Víctor, y como símbolo de la trascendencia del momento deportivo, el presidente del club, Christian Lapetra, se personó ayer en las instalaciones de la Ciudad Deportiva para –según publicó después la entidad en un nota en su página web– "enviar un mensaje de aliento y responsabilidad a la plantilla".
Junto a Christian Lapetra y al resto del cuerpo técnico habitual del día a día, también estuvieron presentes los responsables de la parcela deportiva. Todos, desde el primero hasta el último, hicieron propósito de enmienda en un día de análisis y reflexión espiritual, apenas unas horas después –el partido terminó a las 00.00 del domingo y el equipo se reunió para entrenar ayer a las 10.00– del estrepitoso tropiezo en La Romareda frente al Oviedo. La derrota ante los asturianos supuso la quinta consecutiva en La Romareda, un registro histórico, nunca conocido hasta la fecha en las 88 temporadas de vida de la entidad. Antes, ya se habían encadenado decepciones con el Alcorcón (1-3), el Almería (0-2), el Huesca (0-1) y el Rayo Vallecano (2-4). Por el camino, también se cayó en la visita al Girona (1-0) para un total de seis encuentros perdidos en las nueve jornadas disputadas post-coronavirus.
En este escenario, ante esta espiral de resultados y fútbol, el objetivo desde el club aragonés en las últimas horas es tratar de mantener la unidad y reforzar el ánimo. Que el barco siga todavía a flote, sabiendo que –aunque hoy parezca imposible– aún quedan dos jornadas por delante y las matemáticas –no así el juego– dicen que el Real Zaragoza puede ascender a Primera División. En el ‘play off’... o incluso de forma directa en función de los resultados de sus rivales directos en las dos últimas jornadas. Pese a todo, aunque las señales de su fútbol y su competitividad indiquen justo lo opuesto, el equipo aragonés todavía está a dos puntos del ascenso directo, con seis por disputarse.
El equipo guardará hoy, por primera vez en muchas semanas, jornada de descanso. No entrenará, con el objetivo teórico de que los futbolistas se oxigenen mentalmente antes de regresar mañana, de nuevo en las instalaciones de la Ciudad Deportiva a las 9.30.
