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Un agujero en la defensa del Real Zaragoza

El Real Zaragoza todavía no ha sido capaz de dejar su portería a cero tras el parón y genera demasiadas dudas en la línea trasera.

Partido Tenerife-Real Zaragoza, en el Heliodoro Rodríguez López
Partido Tenerife-Real Zaragoza, en el Heliodoro Rodríguez López
LOF

Hacerle gol a este Real Zaragoza es demasiado fácil. El equipo aragonés todavía no ha sido capaz de dejar su portería a cero en las ocho jornadas disputadas tras el parón, habiendo encajado un total de 14 tantos, a una media de 1,75 por encuentro. Desde el mismo momento en que se reanudó la competición, hace casi un mes, en la visita del Alcorcón a La Romareda, se comprobó que las dudas defensivas podían convertirse en un lastre importante hacia el final de liga, y esos malos presagios han acabado por confirmarse con el paso de las semanas. 

Aquella tarde aciaga en la que la solidez ofrecida por la dupla Pichu Atienza-El Yamiq se evaporó, con una cadena de errores calamitosos que fue aprovechada por Sandaza y Stoichkov para ejecutar a los zaragocistas, anunció cuál iba a ser el principal quebradero de cabeza de Víctor Fernández en el camino hacia Primera. Los partidos del Real Zaragoza post-confinamiento han venido cargados de fallos defensivos -algunos de ellos de bulto, impropios de futbolistas de este nivel- que lo han penalizado hasta el punto de caer fuera de los puestos de ascenso directo. 

El citado Atianza es el jugador más señalado por este tipo de errores, pero no el único que los ha protagonizado. Al penalti cometido en Tenerife y a su nefasta actuación ante el Rayo Vallecano, hay que sumar otras acciones decisivas de compañeros como Clemente –inocente pena máxima en Montilivi– o Nieto, que han convertido la retaguardia en una línea fácilmente penetrable, alejada de lo que era antes de la interrupción de la competición.

En las 31 jornadas disputadas antes de la pandemia, el Real Zaragoza encajó 30 goles -casi uno por encuentro-, pero esa cifra mejora ostensiblemente si atendemos únicamente a la racha de 10 partidos consecutivos sin perder encadenada antes de la irrupción del coronavirus. El cuadro blanquiazul recibió solo seis tantos, a una media de 0,6 por choque que ahora sirve para cristalizar el mal momento defensivo que atraviesa. 

Los zaragocistas encajan el triple de goles que en ese periodo en que el parecían lanzados hacia el ascenso, lo que prueba cuál es el principal defecto que ha propiciado el declive clasificatorio. 

Un serio aspirante al ascenso como este Real Zaragoza no puede permitirse esas cifras de goles en contra. Ni siquiera las importantes bajas que acusa en esa parcela –las de El Yamiq, que ya no jugó contra Rayo y Tenerife y solo estaría listo para el hipotético ‘play off’, y Guitián, fundamentalmente– justifican el agujero originado en el regreso de la competición, circunstancia a corregir en las tres finales que aún restan por delante. 

Si el Zaragoza quiere pelear hasta el final la segunda plaza –la primera parece propiedad del Cádiz–, está obligado a cerrar la zona trasera ante equipos que, precisamente, no se caracterizan por su potencial ofensivo. El Albacete es el equipo menos goleador de Segunda, con 31 tantos; Real Oviedo y Ponferradina suman 43 y 42, respectivamente.

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