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El Real Zaragoza ya pisa el césped, 56 días después del confinamiento

Este viernes 8 de mayo une en el tiempo la fecha de otro viernes, el 13 de marzo, cuando el equipo de Víctor Fernández llevó a cabo su último ensayo previo al parón total de la liga por la pandemia de covid-19.

Desde las 9.00 de este viernes 8 de mayo la plantilla del Real Zaragoza, bajo las estrictas normas que exige el protocolo de La Liga, ya vuelve a entrenarse sobre el césped de la Ciudad Deportiva. Han pasado 56 días de parón total en la competición, largas jornadas de confinamiento den las que los jugadores del cuadro blanquillo, como el resto de los componentes de las plantillas del fútbol profesional español, solo han podido llevar a cabo limitados ejercicios de índole física en sus domicilios.

El primer turno de jugadores, que en esta primera fase de ensayos deben llegar cambiados de casa, de uno en uno, y no pisar los vestuarios ni coincidir en el espacio con nadie más del equipo, ha comenzado a trabajar a las órdenes de los preparadores físicos Roberto Cabellud y Javier Chocarro, ataviados estos con mascarillas y guantes, bajo la supervisión de Víctor Fernández, que dirige todos los entrenamientos encaramado a la tribuna de la Ciudad Deportiva, desde la que divisa perfectamente dos de los campos utilizados (el 4 y el 5), como dicta la norma. 

Con medidas de seguridad frente al coronavirus, el equipo de Víctor Fernández ha comenzado los entrenamientos.

Íñigo Eguaras, Javi Puado, Miguel Linares... el primer turno que ha roto con casi dos meses exactos de colapso en el día a día del Real Zaragoza. Ya huelen el césped. Ya vuelven a sentir cómo se corre sobre la hierba con las botas de tacos calzadas. Atrás quedan mañanas y mañanas, tardes y tardes de sudar en casa, entre cuatro paredes, a lo sumo en un jardín o una terraza, sobre baldosas o parqué, con zapatillas sin más. 

Durante toda la mañana, con un relevo de espacios medido, con un máximo de ejercitación por futbolista de 50 minutos, irán pasando los 23 componentes del primer equipo en esta primera toma de contacto con este mecanismo sui géneris que ha de imperar en la vuelta del fútbol a la competición, algo que se ansía y se persigue hace semanas y que debe pasar por este peaje de los primeros entrenamientos individualizados. 

En cualquier caso, la vida ha vuelto a la Ciudad Deportiva con la presencia de los futbolistas blanquillos, aunque no se puedan ni ver ni tocar entre ellos, por ahora. Es un primer paso que carga de esperanza y optimismo a todo el mundo, que rompe con la nebulosa del estado de alarma por la pandemia que ha alterado la vida de la gente por completo. Si el fútbol puede regresar, aunque sea bajo mínimos y sin público en las gradas, será un síntoma de que los parámetros sanitarios, económicos y de las rutinas sociales empiezan a reverdecer. 

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