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Real Zaragoza-Almería, a las 4 de la tarde... la sobremesa de fútbol que tocaba hoy

Por si puede servir de alivio, de bálsamo mental, de referencia para ver que cada vez avanzamos más hacia la salida de la crisis, de la alarma y el confinamiento, ya son 3 las jornadas engullidas por esta pandemia mundial.

La Romareda y sus aledaños, vacíos.
La Romareda y sus aledaños, vacíos.
Toni Galán

Por si puede servir de alivio, de bálsamo mental, de referencia para ver que cada vez avanzamos más hacia la salida de la crisis, de la alarma y el confinamiento, ya son 3 las jornadas engullidas a la liga española por esta pandemia mundial del coronavirus Covid-19. 

Hoy, domingo 29 de marzo, con el horario de verano recién estrenado (una hora menos de noche, hipotéticamente, de sueño), la cita liguera la tenía en Real Zaragoza en La Romareda, a las 4 de la tarde, frente al Almería. Partido de altos vuelos. En todo lo alto de la clasificación, probablemente (tengamos en cuenta que se habrían disputado antes dos jornadas, de las que no sabremos nunca su resolución y resultados).

Es este, pues, un ejercicio de ubicación temporal que uno, con toda la buena voluntad, desea compartir con miles de correligionarios futbolísticos: los zaragocistas de cada rincón del orbe (no la orbe, que dijo Pedro Sánchez ayer sábado en su última alocución a la ciudadanía española vía televisión). 

Porque es posible que ayude a ver que la lentitud del reloj no es tal, desde el prisma del fútbol, de ese reducto de ocio y pasión que tantos miles de españoles -entre los que nos incluimos los zaragocistas-, descifrar que ya hemos consumido el espacio de tiempo en el que se habrían jugado 3 jornadas. O sea, que esto va que vuela. Aunque parezca que el segundero se ha ralentizado, que el minutero roza con el eje del reloj y gira con dificultad, no es así. Ellos sí se mueven exactamente igual que antes. Al carrillón no le afecta el virus. Es inmutable. 

Este domingo primaveral era domingo de fútbol grande. A una hora de sobremesa, de siesta. Era el último partido que había datado la Liga de Fútbol Profesional (LFP) antes de la suspensión global y sine díe de balompié patrio. Nos citaba a todos a las 4 de la tarde en la entrañable y caduca (da) Romareda. O sea, no daba tiempo prácticamente de comer. Iba a ser mañana de vermús, de almuerzos fuertes al mediodía, pensando en llegar a los aledaños del estadio en torno a las 13.30 o 14.00 a más tardar. Para ver el ambiente, el recimiento al equipo, para sentir aún más cerca el éxtasis del ascenso a Primera que tanto se previsualiza desde la Navidad a estas fechas. 

Así que, al mirar la hoja del almanaque y colegir por dónde vamos, ya a 29 de marzo, uno percibe que ya se han cubierto 16 días desde la declaración del estado de alarma en España. El fútbol, para sus muchos adeptos, ayuda a asimilar la percepción de que esto va más ágil de lo que pudiera parecer enmedio de la parálisis cuasi general. 

En efecto, nos hemos tragado ya tres fines de semana en confinamiento, sin los estímulos del fútbol activados. Aquel inicial del Real Zaragoza-Alcorcón, que pasó en cuatro días de desvitalizarse por la LFP (que inicialmente ordenó que se jugara todo a puerta cerrada en los primeros pasos -torpes- de la asunción de lo que se venía encima) para quedar suspendido indefinidamente a iniciativa de la Federación. También el del viaje a Lugo, que tocaba hace 7 días y que tenía hasta vuelo en avión incorporado, algo novedoso en los últimos años en Segunda. Y, ahora, el choque de hoy... a las 4 de la tarde ante el Almería en La Romareda

Hubiese sido partido con polémica. Porque hubiéramos estado en fin de semana de pausa en las ligas mayores por mor de los partidos de las selecciones nacionales en todo el planeta. Y eso, en la Segunda española, que no para en estos casos, hubiese dejado al Real Zaragoza sin El Yamiq (seleccionado con Marruecos) y, probablemente, porque no se sabía aún cuando todo se aplazó por causas mayores, sin Puado y Soro, que estaban en la pre selección sub-21 de España. El Almería también hubiese venido sin su delantero goleador, el uruguayo Darwin Núñez, citado con la celeste charrúa. 

En fin, es este un breve recreo por lo que iba a ser y no será según lo previsto. Un paseo mental por lo que la normalidad conocida hasta ahora nos tenía programado y que la anormalidad jamás vivida por esta generación humana ha detenido de raíz y, un día no lejano, arrancará en otras coordenadas globales. Si hoy tocaba el Almería en La Romareda y ya están consumidos los recuerdos de los otros dos duelos no jugados ante Alcorcón y Lugo dentro del tiempo de confinamiento, la puerta de salida del laberinto ya queda más a mano.  Y es que las cosas, cuando se instalan durante un tiempo largo en una dinámica o un proceso determinado, se aproximan inexorablemente hacia un cambio a lo contrario, a lo inverso. Pura razón, mero raciocinio.

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