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Reunión entre técnicos y preparadores físicos para decidir un plan de trabajo

Víctor Fernández y Roberto Cabellud encabezan el encuentro que trata de intentar paliar el quebranto que la confinación de los futbolistas va a generar en el estado de forma del Real Zaragoza.

Víctor Fernández, Roberto Cabellud y José Luis R. Loreto (de espaldas), charlan en la Ciudad Deportiva.
Víctor Fernández, Roberto Cabellud y José Luis R. Loreto (de espaldas), charlan en la Ciudad Deportiva.
Raquel Labodía

Los técnicos y preparadores físicos del Real Zaragoza, junto al cuerpo médico, abordan este lunes en una reunión de enorme importancia qué hacer a partir de este instante con la pauta de trabajo del primer equipo y, por extensión, del resto de plantillas de la estructura blanquilla en la Ciudad Deportiva. Es un asunto de gran calado. Crucial en el presente más rabioso y, sobre todo, de cara al incierto futuro que puede aguardar en unas semanas si, como sigue insistiendo el presidente de La Liga (LFP), Javier Tebas, "los partidos que faltan por jugarse se van a disputar". 

El estado de alarma impuesto por el Gobierno en todo el país impide a los jugadores trabajar con normalidad. La orden de confinamiento de la población es incompatible con cualquier iniciativa que contemple seguir entrenándose en la Ciudad Deportiva; o a solas en cualquier otro ambiente o ubicación. Entonces, ¿cómo puede mantenerse el pico elevado de forma física que tienen los equipos de fútbol de élite a estas alturas del campeonato, en mitad de marzo y cuando las competiciones están ya en sus rectas finales y decisivas?

Un problema terrible para los responsables de la preparación física y técnica de un equipo de fútbol, en este caso el Real Zaragoza, que viene subido en una racha excelente de resultados (invicto en todo 2020, en la segunda vuelta liguera) y, desde la 2ª posición en la clasificación, a un solo punto del líder (el Cádiz), sintiendo todo el viento de cola para poder obrar el ansiado y perentorio ascenso a Primera División que busca con desesperación e impotencia, en muchas fases, desde hace 7 años. 

La plantilla profesional del Real Zaragoza viene de tener fiesta sábado y domingo. Una vez que el jueves pasado la Federación Española y el sindicato de futbolistas AFE doblaron la mano de La Liga y derogaron la orden de la LFP de jugar a puerta cerrada este pasado fin de semana ante el Alcorcón (en La Romareda) y el próximo en Lugo, llegó la decisión mayor del Gobierno de decretar el estado de alarma y el confinamiento en sus casas de todos los ciudadanos. 

Sin jornada de fútbol, a bote pronto, los responsables del equipo decidieron darse 48 horas de meditación y estudio del nuevo escenario. Ya ha pasado ese corto trecho temporal y el lunes, hoy, establece un horizonte novedoso que afrontar. Todo está suspendido, nada ordinario puede llevarse a cabo. Pero tampoco se sabe si se va a tener que jugar lo que resta de liga (11 partidos y la fase de Promoción de ascenso para cuatro equipos) o, por el contrario, se decide desde la UEFA y las diferentes federaciones de todo el mundo -con Europa a la cabeza- concluir los torneos como están ahora mismo. 

En esta inédita situación, Víctor Fernández, Roberto Cabellud, José Luis R. Loreto y demás mandos técnicos y físicos del Real Zaragoza establecerán un plan de mínimos que cumplir por los jugadores hasta nueva orden, hasta que pueda dilucidarse el futuro real que espera al fútbol profesional. Un lío insólito, sin precedentes en la historia de la liga española. 

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