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Víctor Fernández marca terreno en la recta final del mercado de invierno

El entrenador del Real Zaragoza demanda refuerzos que no alteren la armonía del vestuario.

Víctor Fernández, en plena rueda de prensa.
Víctor Fernández, en plena rueda de prensa.
Guillermo Mestre

Llega el 27 de enero. Es decir, el mercado invernal de fichajes está en estos momentos a solo cinco días de concluir. Bajará la persiana a las 23.59 del viernes, día 31. Para cuando el Real Zaragoza viaje a Cádiz el sábado, el vestuario estará ya reestructurado definitivamente, con sus salidas y entradas ya firmes e irreversibles, salvo otro ‘samarazo’ que pueda derivar del vagón del paro.

Ahora mismo, la realidad pura y dura dice que el área deportiva ha invertido 27 días para dar cuatro salidas y consumar una sola entrada. Desde Año Nuevo se han ido Pombo (Cádiz), Papunashvili (Racing de Santander), Lasure (Tenerife) y Bikoro (Badajoz). Y solo ha venido Pereira (Oporto/Vitoria Guimaraes). Respecto del 31 de diciembre, del anterior estatus del vestuario previo al inicio de la segunda vuelta, Víctor Fernández tiene un balance de -3 piezas. Leído menos tres. Es decir, déficit de tres jugadores si se mira el plantel que compitió desde agosto hasta la Navidad.

Han desaparecido del elenco dos mediapuntas, un lateral zurdo y un mediocentro (irrelevante). Y únicamente ha llegado un delantero centro ‘tanque’, con versatilidad a jugar en punta desde una banda.

Víctor Fernández hace semanas, meses, que pidió, además de la figura de un ‘9’ como Pereira (1,88 de estatura), que viniera a suplir el vacío dejado en octubre por Dwamena por su severa patología cardiaca, otras incorporaciones que consideró, desde su puesto de entrenador con predicamento, un defensa central, un mediocentro (ambos con envergadura física y experiencia) y, si entraba en presupuestos, un jugador ofensivo de banda, un interior.

Las dos primeras piezas ya se le quedaron en el tintero a Víctor en agosto. Las pidió en pretemporada, pero no halló correspondencia en los despachos del estrato deportivo de la entidad. Ahí se defendió que no eran perentorias esas solicitudes. Y no vinieron.

En este lunes, el mercado de enero está agotando su vigencia y el cuadro zaragocista vive días sui géneris. Víctor dirige a un equipo disminuido en futbolistas pero que no deja de ganar, en plena dinámica de éxito, haciendo creer en el ascenso hasta a los más escépticos. Fernández sigue a la espera de sus ruegos mientras Lalo Arantegui –director deportivo– y José Mari Barba –secretario técnico– están en Colombia desde el día 17 de este mes, las últimas 11 fechas, viendo, entre otras cuestiones, partidos del torneo Preolímpico Sudamericano y a la espera del inicio de la liga del país cafetero, según dejaron trascender a mitad de mes antes de partir hacia el otro lado del charco.

Víctor ve desgranarse los días sin que se cubran sus solicitudes. Y, entremedias, con el área deportiva alejada del día a día 8.000 kilómetros, siente sonar en las últimas horas nombres susceptibles de ser captados por Lalo que no corresponden al retrato robot previsto; posiciones tácticas que podrían cambiar de prevalencia de repente; perfiles de jugadores que no se ajustan al boceto básico...

Así que el entrenador del barrio Oliver, tras ganar al Numancia este sábado, no dudó en lanzar mensajes contundentes a los ejecutivos del club de cara a los acontecimientos que puedan ocurrir en las próximas 92 horas, las últimas del mercado de fichajes.

«El grupo humano que tenemos ahora es magnífico. Esta es nuestra fuerza. Por esto, hay que tener mucho cuidado con lo que viene o no viene en el mercado de invierno. Es muy peligroso», avisó.

«En un equipo, como en la vida, siempre hay unos que ganan más dinero que otros; unos que juegan más minutos que otros. Es el fútbol profesional y siempre será así. Aquí, hemos fomentado la competencia sana y yo no miro esas cosas (contratos) para hacer las alineaciones. Solo quiero acertar y ganar partidos para cumplir el sueño del zaragocismo, que es lo único que quiero», inició en su siguiente razonamiento.

«Trato de ser lo más justo posible con todos, pese a que tengo que tomar decisiones complicadas para algunos. Solo juegan once. Los jugadores lo entienden. Tienen buen rollo entre ellos. Hay muy buena gente. Ahora, cada uno que sale al campo, se deja la vida, todo el mundo suma, los que juegan y los que están fuera. Hemos sido muy cuidadosos en quiénes metíamos en el vestuario y a quiénes sacábamos. Y debemos ser de nuevo muy, muy cuidadosos en estos días», advirtió Víctor con franqueo inequívoco. 

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