REAL ZARAGOZA

Un estadio con nombre torero, jugadores mileuristas... Así es el Socuéllamos

El Real Zaragoza se juega este martes su futuro en la Copa del Rey ante un equipo de Tercera.

Real Zaragoza
Último once titular del Socuéllamos el pasado domingo en Cuenca. Fila superior, de izquierda a derecha: Ramón, Borja, Jacinto, Armero, Megías y Luisma. Fila inferior, de izquierda a derecha: Pepe Delgado, Quique Domínguez, Alberto, Stevens y Chete.
Socuéllamos

Ningún torneo tan manifiestamente transgresor como la Copa del Rey, la competición más pura y sincera de cuantas existen, la que no respeta galones ni condición social. Es la épica copera la que en un día laboral cualquiera de otoño, en los arrabales del mapa, transforma al siervo en señor y nos recuerda que en el fútbol también hay un reducto para los débiles. Por esas carreteras secundarias del balompié español surcará este lunes el Real Zaragoza rumbo a Socuéllamos, en un lugar de La Mancha. El autobús zaragocista dormirá en el Hotel Intur, en la avenida Herencia de Alcázar de San Juan. Allí permanecerá concentrado el conjunto que gestiona Víctor Fernández hasta la tarde de este martes, cuando, tras pasar por Tomelloso, salte al césped artificial del estadio Paquito Giménez de Socuéllamos. Será el partido de sus vidas para un equipo de currantes y estudiantes, de jornaleros en el mejor de los casos mileuristas. Para el Real Zaragoza, el billete clasificatorio de un club que ha escrito los más hermosos versos de la competición del KO en España. Ese precioso poema que reza en las lunas del autobús del equipo del león rampante (casi nada: una Recopa y seis Copas de España), que mañana se adentrará entre viñedos y polvorientos caminos para defender en Socuéllamos su egregio honor copero.

Este año hay tres fiestas en Socuéllamos. Además del 10 de agosto, el Cristo de la Vega, y del 9 de septiembre, la Virgen de Loreto, el 17 de diciembre aparece colorado en el calendario de este municipio de Ciudad Real de apenas 12.000 habitantes. Este martes les visita el Real Zaragoza. Desde el mismo momento del sorteo, el entusiasmo fue manifiesto en la villa manchega. El campo Paquito Giménez, con capacidad para 2.500 espectadores, se quedará pequeño. Pagarán hasta los socios. La entrada vale 18 euros. En venta anticipada, 16 euros para los no socios y 14 para los socios. Alivio para el presupuesto del club, que apenas alcanza los 300.000 euros. Lo demás lo aporta la afamada cooperativa vinícola del Cristo de la Vega (Yugo, el logo que lucen en la camiseta, es una marca de vino de la misma). Y lo restante lo tendrán que poner los directivos, encabezados por el empresario del transporte Jordi López. Sí, Jordi. Se llama Jorge pero en el pueblo le llaman Jordi, pues su padre también era transportista y viajaba mucho a Barcelona... Tienen fama de buenos pagadores en Socuéllamos. No mucho, pero lo acordado. Por esos son capaces de atraer futbolistas hasta este rinconcito de La Mancha.

El nombre del campo también tiene su aquel. Paradójicamente, Paquito Giménez poco tiene que ver con el fútbol. Era un torero de Socuéllamos fallecido durante la Guerra Civil. Todo arte, Paquito... Jamás toreó en Las Ventas, pero en el pueblo le adoraban. Tanto le querían, que su nombre saltó del ruedo al rectángulo de juego. Y ahí sigue 80 años después Paquito, dando capotazos al viento en la memoria de los socuellaminos, singular gentilicio de los habitantes de esta tierra.

Con estos antecedentes, imagínense el plantel del Socuéllamos... Épica pura. Nos remitiremos a un once titular. Por ejemplo, el que le mojó la oreja al Conquense en el duelo de máxima rivalidad disputado el pasado domingo en Cuenca (0-2). Lo dicho, currantes, estudiantes y mileuristas del fútbol. El entrenador, Manolo Martínez, es un ingeniero de telecomunicaciones que va y viene todos los días desde Motilla del Palancar (Cuenca). El portero, Luisma Tovar, vive en Socuéllamos. Es sevillano y llegó desde el Antequera. Desde más lejos vino el lateral derecho Stevens hasta los viñedos de Castilla-La Mancha. Stevens es colombiano. Trabajaba de mecánico en Alcorcón hasta que el Socuéllamos lo fichó del Navalcarnero. Jacinto juega de central. Capitán del equipo. Lleva 12 años en el club. De buena familia del pueblo y dueño de varias viñas en el término municipal. El otro central, Chete, vive en Villanueva de la Jara (Cuenca), cerca del entrenador. Ramón se desenvuelve en el lateral izquierdo. Profesor. Reside en Albacete. Junto a Quique Domínguez, Megías y Chupi, integra el ‘coche de Albacete’, el vehículo en el que se desplaza todos los días casi medio once titular del Socuéllamos. por las carreteras de Castilla-La Mancha.

Pasamos a la zona ancha del equipo de La Mancha. En el medio, Alberto vive en Villarrobledo. Pepe Delgado es canario y llegó desde el Ibiza. De territorio insular a la España vacía. O vaciada, mejor dicho. Por una banda, Quique Domínguez, el copiloto de Ramón, el profesor de Albacete. Por la otra, Víctor Armero, un granadino que mora en Socuéllamos. Y arriba, Megías, otro del auto de Albacete, y Borja, un valenciano. Y con este once, el Socuéllamos le pegó un repaso bueno al Conquense el pasado domingo en La Fuensanta de Cuenca (0-2), conjunto que el curso pasado entrenó el aragonés César Laínez. Con ese triunfo, alcanzó el liderato provisional del Grupo XVIII de la Tercera División. Por la tarde ganó el Guadalajara. Ahora es tercero el Socuéllamos en Tercera. Igual que es tercero el Zaragoza en Segunda A. Viste de azul y blanco el Socuéllamos. Igual que el Zaragoza, pero al revés: camiseta celeste y calzón albino. Al revés también suele ser la Copa, territorio proclive a la transgresión donde el siervo se hace señor aunque solo sea por unas horas. Arrabales del fútbol, césped artificial, el reducto de los débiles… Socuéllamos. Todas las precauciones serán pocas para el Real Zaragoza este martes a las 20.00 en Socuéllamos.

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