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Rayo Vallecano-Real Zaragoza: redención necesaria en Madrid

El equipo aragonés visita esta sábado el campo de Vallecas (16.00) con el fin de resarcirse del patinazo reciente ante el Albacete. Sin Kagawa e Igbekeme por lesión de última hora, el debut de Puado es el principal aliciente.

Ros, Suárez, Puado, Linares, Grippo, Blanco... rostros serios y responsabilizados en la plantilla zaragocista en el entrenamiento de ayer.
Ros, Suárez, Puado, Linares, Grippo, Blanco... rostros serios y responsabilizados en la plantilla zaragocista en el entrenamiento de ayer.
Francisco Jiménez

El Real Zaragoza comparece esta tarde en Madrid para jugarse los cuartos en la 17ª jornada de liga. Es lo más parecido que queda en la memoria a las clásicas y habituales visitas al Real Madrid o el Atlético Madrid, pero esta vez hay que irse por Atocha y el Puente de Vallecas en busca de la Avenida de la Albufera –esquina con Payaso Fofó– para llegar al singular campo vallecano, otrora también feudo de Primera División para los zaragocistas. Es un día que, a los más románticos de esta película (cada vez menos en número y activismo), les genera durante la jornada la desagradable sensación de estar fuera de sitio, en lugar anómalo para los hábitos del Real Zaragoza: la Segunda División que, por séptimo año seguido, se padece por estos lares con resignación y desazón fluctuantes. Ir a Madrid capital y no encarar hacia el Bernabéu o el Metropolitano (aún inédito para los zaragocistas), pues el Vicente Calderón está ya derruido, es un ejercicio doloroso mientras se transitan las calles y avenidas de la capital de España.

Viaja el equipo de Víctor Fernández a Vallecas con la necesidad de redimirse de un varapalo serio recibido ante el Albacete la semana pasada. De aquel 0-1 encajado en el minuto 94 («gol esperpéntico», calificó el propio Víctor el rejonazo) de un partido que debió acabar en goleada zaragozana si alguien hubiera visto portería con cierta normalidad en una noche de ceguera absoluta delante del portal rival en acciones cristalinas de gol. Es, por lo tanto, la primera oportunidad que pone el calendario de por medio para cicatrizar aquella cruenta herida, aún tierna.

El Rayo Vallecano, ponderado muy en positivo por el entrenador aragonés, es un adversario que el año pasado por estas fechas se pegaba con el Barcelona, el Madrid, el Valencia, el Sevilla y demás fauna de la élite española. Bajó en mayo a Segunda y, por ese simple hecho, es uno de los grandes favoritos este año para ocupar las plazas cabeceras del escalafón de plata. Una plantilla que, en gran medida, es la misma que jugó ante los grandes el curso anterior: Embarba, Advíncula, Dimitrievski, Trejo, Álvaro García, Pozo, Mario Suárez, Tito, Comesaña, el portero Alberto (recién operado de una rodilla), el delantero Bebé, ahora lesionado, el central Catena, hoy baja por acumulación de amarillas... todos jugaron el año pasado en Primera. Y, con el dineral de la ayuda del descenso (tienen 19 millones de techo salarial, más del triple que el Real Zaragoza), ficharon al veterano goleador Ulloa del Brighton inglés, tras ganar la Premier League con el Leicester hace nada, solo por citar a uno de sus ‘millonarios’ refuerzos para la serie B. Es otro mundo, bien alejado de las penurias blanquillas.

Sin embargo, curiosamente, el Real Zaragoza empezará esta tarde el partido por encima del Rayo en la clasificación. Cosas del mágico pelotón, de este fútbol tan igualado y mimetizado en ademanes y normativas que hace días que rompió con los moldes que imperaron durante un siglo en costumbres e idiosincrasias. El Rayo, entrenado por el exzaragocista Paco Jémez, no ha empezado bien la liga y, a estas alturas, vive en el puesto 12º, con 21 puntos, dos por debajo del Zaragoza.

Tienen los madrileños un envoltorio bonito, unas credenciales que impactan, una plantilla de lujo en este nivel 2 de España... pero no acaban de romper a hervir. Además, llevan meses divorciados de su público (hoy hay acto de conciliacón) por culpa del presidente, Presa. En su campo, por cotejar el escenario en el que el Zaragoza va a pelear hoy 3 puntos importantes para no deprimirse tras lo del último día, los vallecanos ha patinado ya en cinco ocasiones. Ahí les ganó hace poco la Ponferradina por 1-3. Y rumió hasta cuatro empates: 2-2 con el Mirandés, 1-1 con el Almería, 1-1 con el Alcorcón y 1-1 con el Cádiz. No están siendo fiables como locales, aunque su plan táctico sea valiente, un 4-1-4-1 en el que el quinteto avanzado siempre tiene vocación atacante y llega en aluvión al área.

Víctor tiene, para no variar una semana más, nuevas abolladuras en su tropa. Se le han caído en las últimas horas dos puntales en el proyecto del verano: Kagawa e Igbekeme, dos jugadores en franca recesión en su rendimiento, que aducen molestias musculares. El africano, incluso, se cayó del viaje in extremis, pues había sido convocado en principio por Fernández. Si se recuerda que faltan, por dolencias más serias, el portero Cristian Álvarez y los defensas –refuerzos veraniegos– Vigaray y Atienza, además del ariete estrella Dwamena –K.O. definitivo por una dolencia cardiaca–, es fácil colegir que el Real Zaragoza actual está muy alejado del programado para el ascenso en tiempos de pretemporada. Este es otro, al que Víctor ha llegado a punta de la pistola de las circunstancias.

Eso sí, hoy debuta Puado, el fichaje extra que llega del Espanyol para aportar goles. Un aliciente.

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