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Darío Poveda, el 'hermano pequeño' de Borja Iglesias

Borja Iglesias y Darío Poveda coincidieron en la residencia y escuela del Villarreal, forjándose entre ambos una estrecha relación de amistad

Darío, en un partido recientes del Atlético de Madrid B
Darío, en un partido recientes del Atlético de Madrid B
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Apenas coincidieron unos meses en la residencia del Miralcamp, en el complejo deportivo del Villarreal, en los tiempos en los que Borja Iglesias combatía la ‘morriña’ compostelana entre gol y gol. Darío Poveda, el futbolista por quien el Zaragoza negocia con el Atlético de Madrid, era cuatro años menor, les separaban casi dos categorías formativas, pero esa diferencia de edad, pero quienes allí vivieron, se educaron y entrenaron aún recuerdan la estrecha relación que se forjó entre ambos delanteros. Cuando Borja Iglesias era juvenil, Darío -su nombre futbolístico- apenas se asomaba por uno de los equipos cadete, con la generación del 96 y del 97: el lateral del Huesca, Miguel Lambricht, el central internacional Pau Torres, el centrocampista Chuca, el pivote del Manchester City, Aleix García…

El Villarreal comenzaba a sacar frutos de su agresiva política de cantera y de sus nuevas instalaciones de entrenamiento y formación. Borja Iglesias había acabado allí en 2010, con 17 años, tras su paso por el Valencia. Llevaba toda la adolescencia fuera de casa, y al llegar se encontró una nueva familia, en la que despuntaba en los terrenos de juego Darío. Tenía 13 años, y llevaba en la escuela de Miralcamp desde los diez. Toda la vida, desde que dejó San Vicent del Raspeig, en el interior de Alicante, a sus padres, su hermano y su hermana. Pronto, estableció una conexión especial con Borja. Quizá porque sentían el fútbol de modo parecido, con el hambre de chicos humildes y con la complicidad con la que se miran a los ojos los delanteros. No dos delanteros cualquiera, sino dos arietes cortados con parecido patrón: altos, corpulentos, coordinados, devastadores con espacios, a campo abierto… En resumen, acostumbrados, desde bien niños, a marcar la diferencia desde la ventaja física, no solo desde el talento. Quizá, por eso, a Darío lo reconocían como el ‘hermano pequeño’ de Borja Iglesias. Por las cercanías en su fútbol, pero también por la relación fraternal con la que vivieron esos años en Miralcamp. Y así se nombraban el uno al otro: el hermano mayor, el hermano pequeño… No hace falta abundar en la humanidad de Borja, en su carácter humilde, cercano, abierto, para encontrar las claves de esa relación.

Ahora, en el laberinto de cruces de caminos que es el fútbol profesional, el Real Zaragoza aparece en el medio de la vida de ambos. El último gran referente que tuvo el club aragonés en la delantera, Borja Iglesias, podría ceder el testigo a su amigo Darío. A buen seguro, en las últimas horas, no han faltado mensajes telefónicos entre ambos, los consejos, las dudas… A buen seguro, también conocemos las recomendaciones y respuestas de Borja...

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