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¿Quién y por qué se saltó el convenio arbitral LFP-RFEF con Areces en Zaragoza?

La normativa utilizada desde 2017 por los responsables de la designación semanal, Velasco Carballo (RFEF), López Nieto (LFP) y Puentes Leira (tercer miembro, ahora dimitido) impedía que Areces estuviera el domingo en La Romareda.

Víctor Areces Franco, arbitro asturiano, el pasado domingo en La Romareda durante el partido Real Zaragoza-Lugo, su segundo choque dirigido en el estadio zaragozano en 21 días.
Víctor Areces Franco, arbitro asturiano, el pasado domingo en La Romareda durante el partido Real Zaragoza-Lugo, su segundo choque dirigido en el estadio zaragozano en 21 días.
José Miguel Marco

Una vez consumado el arbitraje de Areces Franco, colegiado asturiano, el pasado domingo en La Romareda (al margen de su conducta, praxis y calidad puntual), hay una pregunta que surge inmediatamente en los observadores del caso: ¿Quién y por qué se saltó el convenio arbitral LFP-RFEF con Areces para designarlo como juez del Real Zaragoza-Lugo, de la 7ª jornada, solo 21 días después de haber estado en el mismo lugar en un Real Zaragoza-Elche, de la 3ª jornada?

Porque, en efecto, los parámetros normativos por los que se rige el estamento arbitral en España desde hace años, muchos años (principios de esta década que ya está camino de su fin), impedían que Areces estuviera en La Romareda. Por ello, algo anormal ha sucedido en este singular caso. Sin precedentes.

El sistema de designación arbitral funciona contemporáneamente en el fútbol español mediante un método directo con tres cabezas visibles. Uno, con sostén en la Real Federación Española de Fútbol, en la figura del propio presidente del Comité Técnico de Árbitros (ahora, Velasco Carballo; antes, Victoriano Sánchez Arminio). Otro, en representación de la Liga de Fútbol Profesional (Antonio Jesús López Nieto). Y un tercero, elegido por consenso entre ambos estamentos, que hasta finales de agosto, en la última época, ha venido siendo Evaristo Puentes Leira que, curiosamente, abandonó su puesto tras la 1ª jornada de liga y nada nuevo se ha sabido sobre él o su posible sustituto, si lo hubiere. 

Atrás, viejas en el tiempo, quedaron las prácticas de elección de los árbitros que en otros momentos pretéritos se usaron: el sorteo puro o la designación directa de una sola persona, el presidente del entonces Colegio Nacional de Árbitros. 

En ese reglamento interno que rige en esta era del siglo XXI, en el texto de la normativa que está vigente y en uso y se utiliza cada semana para desginar a los árbitros hay determinadas cuestiones claves que se siguen a rajatabla. Y, una de ellas, ha sido saltada con pértiga en el caso del asturiano Areces Franco con el Real Zaragoza en este último partido. Y, de paso, también con su colega de VAR (videoarbitraje), el balear Varón Aceitón.

Se trata la que hace referencia a la horquilla temporal que debe haber entre un arbitraje a un equipo determinado y el siguiente

El convenio dice explícitamente, por un lado, que "un árbitro no puede pitar dos veces al mismo equipo de local ni de visitante en la primera vuelta. Y lo mismo cabe aplicar en la segunda vuelta". Pues bien, Areces Franco lo ha hecho con el Real Zaragoza como local en La Romareda ¡en tan solo 7 jornadas de liga!.

Item más. Ese convenio también insta a una obligación cronológica: "Tiene que pasar un mes para que un árbitro pueda volver a dirigir a un mismo equipo". Obviamente, entre la primera presencia de Areces en La Romareda, el 30 de agosto ante el Elche, y esta segunda presencia suya en Zaragoza, ante el Lugo, el 21 de septiembre, no hay un mes de distancia. Hay menos. Solo 22 días. 

Es obvio, por lo tanto, que la rareza del caso, al margen de la pésima actuación de Areces tanto en su primera presencia en La Romareda ante el Elche como, sobre todo, en esta segunda frente al Lugo, tiene su origen irregular en lo más alto del ámbito arbitral, en su cúpula: donde se lleva a cabo la designación. 

Las causas, el objeto, la sustancia del asunto, se escapan a la lógica y el sentido común. Deberían ser explicadas por quienes las han ejecutado. Sobre todo porque, Areces Franco y su VAR, Varón Aceitón, han protagonizado en Zaragoza, en este doblete contra natura, actuaciones llenas de máculas y perjuicios hacia el mismo lado: el zaragocista. Lejos de pasar desapercibidos y no dar cuerpo a este tipo de análisis de un caso extraño de designación, su trabajo como jueces en los dos partidos de la anomalía ha estado muy lejos de la normalidad. Muy lejos. Lo cual aumenta la repercusión del insólito episodio protagonizado por el estamento arbitral, de arriba a abajo, con las designaciones en estas primeras jornadas ligueras para con el Real Zaragoza. 

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