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Víctor acelera el proceso de comunión entre el equipo y la afición, asunto clave

El entrenador del Real Zaragoza quiere hacer de los partidos de La Romareda aquella vieja ceremonia de unión crucial entre un graderío lleno y entregado y un equipo comprometido con el club que ya vivió hace 30 años.

Imagen de la afición zaragocista en La Romareda, con las gradas casi llenas, celebrando el 1-0 en el último partido ante el Elche.
Imagen de la afición zaragocista en La Romareda, con las gradas casi llenas, celebrando el 1-0 en el último partido ante el Elche.
José Miguel Marco

En la mente de Víctor Fernández retumban los días de gloria zaragocista. El entrenador aragonés sueña con llegar a finales de mayo con el Real Zaragoza en Primera División. Es su objetivo. Su deseo mayor camino de los 59 años de vida. Quiere ser el entrenador que lleve de nuevo al club al lugar de donde nunca debió salir: la élite. Para eso optó por quedarse y encabezar el proyecto del 7º año en Segunda en un calvario que empieza a hacerse áspero e interminable. 

Y, dentro de ese poso retrospectivo, en el plan de trabajo que desearía poder desarrollar con éxito final, la afición es un punto clave. La hinchada zaragocista forma parte de sus ingredientes fundamentales para que todo acabe bien (no fantásticamente, como dijo el otro) y con el Real Zaragoza en Primera dentro de 9 meses. 

Sobre cada uno de los abonados y seguidores blanquillos, Víctor Fernández no tiene ninguna duda a estas alturas de la película. El número de carnets de socio, ya rozando los 28.000 en un año de récord (otro más), habla por sí solo de lo que es el sentimiento zaragocista en Aragón y el resto del mundo. Algo universal e inquebrantable. 

Otra cosa es la reacción de los futbolistas, algunos jóvenes e inexpertos pese al alto rango de galones que van a portar en el día a día del equipo. Ahí, la experiencia del pasado dice que puede haber algún chirrido, alguna duda. Que hay tipos que, por su personalidad, puede que no sean capaces de positivizar tanto apoyo. Que es posible que a alguno se le apodere la presión y la responsabilidad (el año pasado, sin ir más lejos, Víctor ya se topó con algún jugador, que ya no está en el vestuario, que le pidió no jugar en La Romareda por canguelo).

Y, por este flanco, Fernández está acelerando el proceso de comunión de la plantilla con la afición, mucho más al ver que el inicio de temporada viene con el viento a favor en todo.

"Estoy mentalizando al equipo para que sean capaces de gestionar muy bien las emociones que transmite jugar en La Romareda. Si tú eres capaz de gestionar eso, tienes muchísimo, muchísimo, ganado a lo largo de la temporada en nuestro campo. Es un lujo. Es un privilegio. Esto lo debemos de tener como aliado permanente", aseguró Víctor antes de acometer el partido ante el Extremadura, este domingo a las 18.00.

"Yo intento explicarles, desde mi experiencia como entrenador de tantos años, cómo pueden gestionar estas emociones cuando salten a jugar a La Romareda. Ha de ser para ellos un disfrute y un estímulo. La percepción es que ellos quieren jugar aquí, en casa. Que quieren estar cerca de su afición", prosiguió el preparador del barrio Oliver con la exposición de tan relevante asunto.

Víctor Fernández quiere volver a la mística de La Romareda. A aquellos días en los que el fútbol en Zaragoza era un éxtasis de sensaciones durante los partidos, tanto en liga, como en Copa, como en las competiciones continentales. "Los nuevos que han venido, una de las razones es por que esto es el Real Zaragoza. Por el escudo, por la historia y porque es mucho más gratificante jugar ante 28 o 30.000 espectadores cada día que no hacerlo ante 4.000, 5.000 o incluso 3.000. Es evidente. Cualquier actor, a cualquier protagonista, lo que le gusta es ver desde el escenario un lleno de gente, sentirse arropado", expuso con el punto de mira en sus muchachos, que tienen que saber mimetizarse cuanto antes en el medio ambiente que va a tener este año La Romareda si el equipo es capaz de vivir siempre en lo alto de la tabla. 

"El Real Zaragoza llama, golpea el corazón de cualquier futbolista. Evidentemente, juegas por dinero. Pero también por prestigio. Y jugar en el Zaragoza te da prestigio. Vamos a demostrarlo cada partido. Cada partido. Cada partido... y a ver hasta donde nos da de sí. Yo creo que nos va a dar para mucho", remató su lección Víctor Fernández. Un ejercicio de hondura sentimental para que nadie del vestuario se extrañe en lo sucesivo de lo que es militar en el Real Zaragoza cuando la intersección anímica y el 'feeling' circula por términos positivos y favorables en todos los sentidos. Una labor, la del técnico, inédita en los últimos 6 años en Segunda, cuando los proyectos tenían otros protagonistas principales alejados del banquillo, siempre contra natura. El fútbol está en el verde y se vive en las tribunas. Nunca debe tener su núcleo diario en los despachos.

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