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El nuevo Zaragoza crece en consistencia

El triunfo ante el Alavés destiló valores que van más allá de la mera victoria: confirmó que el conjunto aragonés compite con más energía que el pasado curso

TROFEO CIUDAD DE ZARAGOZA CARLOS LAPETRA / 07-08-2019 / FOTO: GUILLERMO MESTRE [[[FOTOGRAFOS]]]
Javi Ros y Soro intentan frenar a un rival.
Guillermo Mestre

Pese a no haber puntos sobre la mesa, la victoria ante el Alavés reunió un notable valor para el Real Zaragoza. Se trataba del ensayo más fiable de entre los programados en el calendario veraniego del conjunto aragonés, el encuentro con la realidad que le aguarda en la Segunda División española. El club vitoriano, un competitivo habitante de la Primera División que vivió medio curso pasado instalado en la antigua ‘zona UEFA’ y que incluso coqueteó con la Champions, significaba un indicador muy fiable para contrastar la valía de un Zaragoza que solo se había medido hasta el momento con rivales de Segunda B y de regional. El test destiló un resultado favorable para el conjunto que gestiona Víctor Fernández. Siempre gusta ganar, también en los bolos de verano; pero el triunfo ante el conjunto de Asier Garitano en el Memorial Carlos Lapetra expresó intenciones que superan en relevancia al propio marcador. A apenas diez días del nacimiento del nuevo ejercicio liguero en Segunda División, el Zaragoza demostró mayor solidez que la pasada temporada, además de emplearse con mucha más energía. En una competición como la Segunda española en que el talento se distribuye en cartillas de racionamiento, aglutinar estos dos valores se antoja esencial para ser competitivos. Y todas esas virtudes aparecieron en el trofeo que levantó Cristian Álvarez.

Los focos ilusionaron a Cristian Álvarez, imagen habitual para el zaragocismo desde que el arquero argentino está al cuidado del portal aragonés. El portero y la afición resultaron esenciales, básicos; pero ninguno de estos valores representa novedad alguna. Su portero y su gente también sostuvieron al Zaragoza la pasada temporada. En la anterior, con los goles de Borja Iglesias, incluso ambicionamos ascender a Primera División. Ahora, conservando las fortalezas habituales, el Zaragoza además se siente competitivo en el resto de la zonas del campo. En defensa, Vigaray selló la banda derecha e incluso hizo raya en el centro cuando fue requerida su presencia en esta parcela. En el centro, pese a la ausencia de Atienza y Guitián, Grippo y sobre todo Clemente plasmaron su entidad. Los dos acaban de salir de lesiones de larga duración. El talentoso canterano merece un subrayado. Es, de largo, el defensa que mejor salida le concede a la pelota. En un colectivo que tiene la pelota como alimento de primera necesidad, Clemente es necesario. También cumplió en el flanco izquierdo Carlos Nieto.

En el medio, la aparición de Javi Ros tuvo un efecto multiplicador en el juego zaragocista. Fantástico partido del navarro, igual en el corte que en la confección. Fue el soporte en el campo del equipo del león rampante. James, Raúl Guti y Soro desplegaron las alas de un Zaragoza sólido y bravo que le jugó de igual a igual a un recio enemigo de Primera División. Arriba, Luis Suárez y Raphael Dwamena no se mostraron acertados en el remate, pero sí supieron estirar a un Zaragoza valiente y ambicioso.

Pero no fueron exclusivamente once. Los cambios también se expresaron con energía. En una primera tanda compareció Julián Delmás en el lateral derecho. También saltó al prado Íñigo Eguaras, que intentó mantener el ritmo impuesto por Javi Ros. Y Jorge Pombo, reivindicativo y genial (con un penalti fetén a lo Panenka incluido). Papu no se explicó demasiado en esta tarde para la esperanza. Álex Blanco cerró el cupo de sustituciones a la hora. Aportó amplitud y profundidad. Buen pelotero, Blanco. Después apareció Lasure en la izquierda y Bikoro también intentó manifestarse. Clausuró la serie de cambios el prometedor Jesús Álvarez, un chaval seguro e intenso, igual para zurrar atrás que para tocar en el medio.

Con un plantel todavía por completar con la llegada de al menos un delantero para asustar arriba y un defensa para enladrillar atrás, la pinta del equipo al menos ilusiona. Las impresiones ofrecidas en anteriores comparecencias también invitaban al optimismo, pero el valor de cualquier obra lo concede la entidad del rival. Y el Alavés ni es un equipo de medio pelo de Segunda B, ni tampoco una cuadrilla de amigos de regional. El Alavés se pegó con los mejores de la Primera División durante todo el pasado curso. Su plantilla actual no es inferior. Y el Zaragoza, además de ganarle en la tanda de penaltis con un Cristian Álvarez bendecido, le plantó cara durante 90 minutos con una energía muy superior a la manifestada durante el pasado curso. Esa es la verdadera victoria del nuevo Zaragoza, su perfil más energético y contundente.

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