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El Real Zaragoza remonta dos veces al Nástic para ganar al final 2-3 en Tarragona

El partido, que llegó 0-0 a falta de 20 minutos, se alborotó en su epílogo con un frenesí de goles. Luis Suárez, Ros y Lasure anotaron los aragoneses.

En el ensayo más igualado de lo que va de pretermporada, el Real Zaragoza se impuso finalmente al Nástic de Tarragona por 2-3 en un final de partido alocado, sin control, lleno de ocasiones y errores a partes iguales en ambos rivales. Los aragoneses debieron remontar hasta dos veces, el 1-0 y el 2-1, ante un equipo de Segunda B que mostró más calidad que los anteriores adversarios de este verano. Fue, por todo lo que sucedió en esta noche estival junto al Mediterráneo, un duelo de enorme valor para el análisis de Víctor Fernández antes de la competición oficial.

Empezó mejor el Nástic ante un desintonizado Zaragoza. Y casi le costó el gol al equipo aragonés. Primero, en el minuto 6, Márquez probó desde lejos, alto por muy poco. Y en el 8, en pleno vendaval local, Pol Prats marró un gol cantado, tras el pase de la muerte de Lasso en una muestra de cierta lentitud de la zaga a sus espaldas, pero Ratón evitó con un paradón el 1-0. Eso sí, por fin un rival de pretemporada ponía en apuros serios a la zaga blanquilla. Buena cosa para Víctor Fernández y las conclusiones que se deben sacar antes de la liga. El acoso catalán duró un cuarto de hora, hasta que se desbravó el equipo del ex entrenador reusense Chavi Bartolo.

El Real Zaragoza entró en acción ofensiva en el minuto 16, por medio del motivado Luis Suárez (volvía a su casa del año pasado), que cabeceó fuera un córner de Blanco lanzado al segundo palo. Poco a poco, los de Víctor Fernández fueron dominando la pelota y, con Eguaras, Guti e Igbekeme ya activados en la medular, el flujo de sangre futbolística llegó a los puntas. Dwamena, en el minuto 25, lanzó una falta directa en el mismo borde del área, cometida sobre un bullicioso Blanco, volcado a la derecha a pie cambiado. El ghanés mostró su potencia de disparo a balón parado, salvó bien la barrera y Bernabé respondió con una parada de categoría para evitar que el Real Zaragoza se adelantase en el tanteador.

En la acción siguiente, con el cuadro aragonés volcado sobre el área local, Luis Suárez probó suerte con la derecha dentro del área, pero su remate se marchó fuera cerca del poste derecho. El Nástic hacía ya un buen rato que no pasaba del medio campo con cierto rigor. Los centrocampistas blanquillos eran los gobernadores en el corte y la confección. Los laterales, un buen Vigaray y Lasure, ayudaban en ataque con asiduidad. Pero faltó conexión con Dwamena y con los apoyos que llegaron desde atrás cuando los exteriores llegaron al lateral del área, que fue al menos en cuatro ocasiones claras. Eso está por pulir. Ese último pase, el conocerse mejor. Falta coordinación.

El primer tiempo, con cierta espesura global, llegó al final con un último ataque del Nástic, en el 35, que culminó el carrilero Bonilla con un disparo desde fuera del área que Ratón echó a córner tras botarle delante y, sobre todo, en el 44, con un claro penalti por derribo a Dwamena, que fue agarrado de la camiseta por Juan Rodríguez con nitidez (se la estiró medio metro), algo que el árbitro catalán no quiso ver. Esta acción, con el VAR en marcha, es pena máxima este año en el 99% de los casos.

La noticia más preocupante del primer periodo fue la lesión de Atienza pasada la media hora, al ir al corte en una penetración del extremo derecho Prats. Sufrió un pequeño pinchazo en la parte posterior del muslo derecho, de la que enseguida se quejó. Aguantó un rato sobre el césped y fue suplido por Clemente antes del intermedio. El único central sano de la pretemporada, pasa a estado de alerta a solo 13 días para la liga. 

Así que, con el 0-0 inicial, se acudió al refrigerio. Esta vez, al menos, se encontraron los zaragocistas con un Segunda B de más empaque que el Ebro y el Calahorra, los anteriores. Y se abrieron más líneas de estudio: cuesta sobrepasar la presión en la línea de medios cuando es fuerte y, atrás, por cómo viene este verano con los inquilinos del puesto, se echa en falta una dupla de centrales referenciales que marquen raya. Todo suena ahí como muy provisional todavía. Y no es asunto menor, ni mucho menos. De hecho, el reaparecido Grippo (tras 9 meses), fue relevado por el joven Álvarez al inicio del segundo tiempo. El Nástic, repitió once inicial de entrada.

El Real Zaragoza cuajó su primer contragolpe potable de la noche en el minuto 50. Un pase de 50 metros de Luis Suárez a la colada de Blanco, la concluyó el benidormí con un quiebro en el área y un disparo fuera, mal. Quizá pudo asistir a Dwamena, pero el joven extremo del Valencia tiene esa jugada memorizada. Fue, no obstante, una acción que resultó aislada, pues ambos equipos asomaron bastante idos desde la caseta. Sin buenas combinaciones, con un fútbol denso y feo. El Zaragoza, en defensa, abusando del despeje al patadón, con los dos centrales del filial, Clemente y Álvarez, cumpliendo con los mínimos, sin más. Se perdió la creatividad.

El Nástic cambió por completo su equipo a la hora de juego. Xavi Bartolo hizo 11 cambios de tacada, un nuevo escenario. Poco después, Fernández mutó parte de la zona de pensar, metiendo oxígeno con Ros, Pombo, Soro y Bikoro. Lejos de lo que manda la lógica, fue el cuadro tarraconense el que enseguida sacó provecho a la revolución total. Ballesteros, en su primer balón tocado en la media punta, lanzó un disparo pegado al palo derecho que sorprendió a Ratón, blando en esa acción (como la línea de presión por delante de la defensa blanquilla). Era el minuto 70 y los locales ganaban 1-0, el primer tanto encajado por el Real Zaragoza en este singular verano.

El equipo de Víctor Fernández reaccionó como un toro con banderillas negras. En apenas 3 minutos, ya había puesto el 1-1 en el luminoso del Nou Estadi. Luis Suárez, que pidió perdón por su tanto a su ex afición, se aprovechó de un error del central Djetei en un saque del portero, y marcó a placer. Y, en un frenesí de sensaciones, con el partido reventado por todos los costados, una contra inmediata de los de Tarragona acabó con el 2-1 en un abrir y cerrar de ojos. Pombo hizo penalti en una melé en el área, sobre Abeledo. Y la pena máxima la transformó Brugué en el 2-1. El Real Zaragoza descarrilaba por primera vez. Un sentimiento novedoso. Un aviso para navegantes que era más que necesario de cara a la liga.

Se palparon, por momentos, nervios. Algo de precipitación. Se echó en falta poso y participación de los Dwamena, Suárez y demás piezas que deben llevar galones en lo sucesivo. Ya tiene Víctor materia para el microscopio. Pero aún tuvo tiempo el Real Zaragoza de plasmar sobre el campo el rol de su categoría superior.

Ya cuando el partido agonizaba, Javi Ros abrió la caja de las soluciones e inició la salvación de la papeleta. El de Tudela echó la muleta al equipo para eludir la derrota. El navarro lanzó un derechazo seco desde 25 metros que entró como un obús cerca del palo diestro del portero local. Era el 2-2 en el 85. Quería más el Zaragoza, no le era suficiente. Le picaba el orgullo. Linares, relevo al final de un desdibujado Dwamena en la segunda parte, pudo darle la vuelta al marcador un minuto después, pero su cabezazo en el segundo palo lo estrelló en el cuerpo del central Figueras, con Cheikh batido seguramente. Y repitió el de Fuentes con un remate a la media vuelta en el 88, que paró el guardameta africano del Nástic. Se olisqueaba de remontada final… y llegó con el tiempo ya casi consumido.

Lasure la firmó tras una penetración de Pombo, que fue objeto de un penalti que el casero árbitro local no quiso pitar. Por fortuna, el lateral zurdo zaragozano seguía la jugada y batió a Cheikh con un duro remate en el área chica. El 2-3 dejó las cosas en su sitio y puso el punto final feliz para el Real Zaragoza en un loco final, como entran pocos en docena.

Sigue invicto el Real Zaragoza, que no imbatido. Tarragona ha sido, sin duda, el amistoso más útil de este verano. Y, desde la victoria final, todo tipo de rectificaciones y reparaciones de yerros tácticos entran mejor en la cabeza de los protagonistas. A dos semanas de la liga, el choque ante el Nástic se saldó con infinidad de notas en la libreta de Víctor Fernández. De todo tipo esta vez. Interesante.

Ficha técnica

Gimnástic Tarragona: Bernabé (Cheikh, 60); Pol Valentín (Albarrán, 60), Goldar (Djetei, 60), Juan Rodríguez (Figueras, 60), Bonilla (Cardona, 60); Javi Márquez (Carreón, 60); Petcoff (Viti, 60); Pol Prats (Brugué, 60), Lolo Plá (Abeledo, 60). Ferrán (Ballesteros, 60); y Lasso (Jonathan Pereira, 60).

Real Zaragoza: Ratón; Vigaray, Atienza (Clemente, 36), Grippo (Jesús Álvarez, 46), Lasure; Eguaras (Javi Ros, 68), R.Guti (Pombo, 68), Igbekeme (Bikoro, 68); Blanco (Soro, 68), Luis Suárez; (Nieto, 84) y Dwamena (Linares, 81).

Árbitro: García Verduda (Comité Catalán). Amonestó a Bonilla (14). Expulsó al segundo entrenador local, Abel Mourelo (90).

Goles: 1-0, min. 70: Ballesteros. 1-1, min.73: Luis Suárez. 2-1, min. 77: Brugué, de penalti. 2-2, min. 85: Javi Ros. 2-3, min. 89: Lasure.

Incidencias: Partido del Trofeo Ciutat de Tarragona. Noche calurosa, con 29 grados. El césped presentó numerosas calvas en varias zonas. En las gradas, alrededor de 2.800 espectadores. El Real Zaragoza estrenó su primer uniforme, blanco y azul.

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