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Improvisada cumbre en la noche de Calahorra sobre el césped de La Planilla

Víctor Fernández, Lalo Arantegui y José Mari Barba -entrenador, director deportivo y secretario técnico- charlaron varios minutos con gestos serios y tensos al término del partido del Real Zaragoza este miércoles.

Cerca de las 22.45 de la noche de este miércoles, Víctor Fernández, en el centro, habla con tono serio con Lalo Arantegui (de espaldas) y José Mari Barba, los miembros del área deportiva del Real Zaragoza.
Cerca de las 22.45 de la noche de este miércoles, sobre el césped de La Planilla de Calahorra, ya con los focos apagados, Víctor Fernández, en el centro, habla con tono serio con Lalo Arantegui (de espaldas) y José Mari Barba, los miembros del área deportiva del Real Zaragoza.
Daniel Marzo

El miércoles 31 de julio concluyó caliente en el seno del área deportiva y futbolística del Real Zaragoza. Lo hizo en Calahorra (La Rioja), donde el equipo jugó en la tarde-noche de esta fecha puente hacia agosto su quinto amistoso del verano, derrotando por 0-4 al cuadro local, de Segunda B.

Lo de menos fue, al terminar el día, el buen triunfo de este nuevo ensayo. El foco principal de atención, de preocupación máxima en la figura del entrenador, Víctor Fernández, se centró en varios nombres propios de la plantilla. Si durante el día ya se le había visto charlar a solas con Pep Biel, cuyo traspaso a un club extranjero está en la olla hirviendo en las últimas horas, el conocer que el centrocampista-defensa central del Athletic de Bilbao, Peru Nolaskoain, se decanta por el Deportivo de La Coruña y deja de lado el interés del Real Zaragoza para ser uno de sus refuerzos principales acabó por torcer de mala manera la jornada. 

Víctor guardó a Biel en el banquillo hasta el minuto 70. No lo expuso a instancias de Lalo Arantegui y José Mari Barba, director deportivo y secretario técnico del Real Zaragoza, que ya advirtieron por la mañana a Fernández de lo que estaba guisándose en torno al mediapunta balear. La finalización del duelo de Calahorra entremezcló todos los sentimientos de entrenador, que salió del vestuario con gesto serio, algo torcido, y se dirigió a un punto del césped del campo de La Planilla para departir a solas con Lalo y Barba. 

Lo hicieron durante varios minutos. En la penumbra de un estadio con las luces apagadas, mientras los últimos jugadores y auxiliares se iban camino de casa (los locales) y del autobús. Habló más Víctor que los otros dos tertulianos improvisados en una cumbre ilustrativa de lo que esta noche riojana tenía en la marmita al fuego. Con mímica, con gestos manuales, con enfáticos ademanes

El entrenador del Real Zaragoza, en poco rato, vio cómo se le agrietaba el suelo. Había vivido el adiós a una de sus aspiraciones prevalentes para reforzar el equipo a su gusto, Nolaskoain, y la noticia de que Pep Biel está a un paso de marcharse al extranjero dentro del aparatado de 'salidas indeseadas' que, por dinero, por necesidad imperativa en las arcas, el club debe acometer (con Igbekeme también en el escaparate, incluso Cristian Álvarez si llegara el caso).

Visto este episodio de Calahorra, que ya pasa a formar parte de la historia presente del Real Zaragoza, no cabe duda de que hay, en este verano, un antes y un después de esta noche del 31 de julio en La Rioja. A expensas de cómo acabe el caso Biel en las próximas horas y con lo de Nolaskoain perdido por el sumidero, los planes de Víctor Fernández van a requerir reacciones y soluciones urgentes y certeras.

A 16 días para comenzar la liga, estos 'casos' cambian el paso normal de las cosas que se venía desarrollando hasta ahora desde finales de junio, cuando Fernández firmó su continuidad como entrenador. La cumbre de Calahorra es el punto concreto en el que se modifican las coordenadas. 

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