La jornada de liga más larga del mundo va a ocupar 5 días naturales (casi 6)

El viernes pasado, 31 de mayo, arrancaba en el estadio de El Arcángel la 41ª jornada de liga de la Segunda División española. Lo hacía con un Córdoba-Osasuna dispar, con los andaluces ya en Segunda B y los navarros proclamándose campeones tras ganar 2-3 en esa primera cita, adelantada al fin de semana por ser un partido sin incidencia alguna en la clasificación final. 

El sábado, 1 de junio, también se jugó otro duelo, en el campo de Santo Domingo del sur de Madrid, entre el Alcorcón y el Gimnástic de Tarragona. Los amarillos, salvados hace días y sin alicientes en la tabla, frente a los catalanes, otro equipo de los que se va por el sumidero al pozo de Segunda B. Ganaron, por cierto, los mediterráneos por 0-1.

El domingo, 2 de junio, día en el que se iba a acabar el repertorio de partidos, solo se disputó uno: el inerte Las Palmas-Almería en el campo de Gran Canaria (0-0 final, un lujazo de espectáculo). Los otros 7 programados, con una plaza de ascenso directo a Primera, los 4 lugares de Promoción de ascenso y la última silla letal que falta por definir en el descenso a Segunda B en juego, se aplazaron hasta este martes por la noche, a las 21.00.

La muerte súbita de José Antonio Reyes, jugador del Extremadura, provocó un efecto encadenado que ha derivado en una horquilla temporal de récord en la historia de la Liga de Fútbol Profesional en lo referente a la disputa de una misma jornada. Esta 41ª jornada empezó en viernes y va a finalizar en el martes consiguiente. De hecho, por 60 minutos, no acabará pisando el día miércoles, pues los partidos están programados a las 9 de la noche, en horario unificado, y su conclusión, en algún caso, se irá a las 11.00, viendo ya de cerca la medianoche y el nuevo número del calendario caer.

Si, durante el curso deportivo, es complicado seguir a veces los turnos de juego de una misma jornada (suelen abarcar viernes, sábado, domingo y lunes muchas semanas), la causalidad que ha acontecido en este punto del torneo, cuando todo está ya a punto de decidirse, en la penúltima jornada, ha desembocado en un desarrollo de locos. Infumable. Inexplicable de cara a los seguidores del fútbol que piensan con criterios cabales. 

Fíjense qué disfunción tan tremenda de cara a poder estimar el tenor de la competición en los días decisivos: en la última jornada, la crucial y definitiva que se va a dirimir entre el próximo sábado 8 (los partidos por la parte alta de la tabla) y el domingo, día 9 (los del descenso), habrá equipos que llegarán a esa cita con una diferencia de tiempo de descanso de más de 72 horas, viajes incluidos en algún caso. Inolvidable momento.

La normativa dice que ésta era una jornada de horarios unificados, para evitar ventajas y desventajas, para equiparar posibilidades, para eludir manoseos de resultados a sabiendas de lo que hacen terceros. Pues bien, en una jornada de este perfil, los acontecimientos han llevado a la realidad al punto opuesto: los partidos, aunque se respete en puridad la coincidencia puntual de los que afectan a las cuestiones mayores, van a ocupar 5 fechas distintas, casi 6. Y los duelos de mayor relevancia y profundidad en sus marcadores han sido acercados a la jornada final de forma atípica: de martes a sábado/domingo.