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Y de repente, hay fútbol en La Romareda, el adiós a la temporada en casa

El Real Zaragoza cierra este domingo (20.00) ante el necesitado Numancia su presencia ante su público en este curso 2018-19, la penúltima jornada de liga. 

La plantilla del Real Zaragoza, este sábado 1 de junio, entrenándose en la Ciudad Deportiva.
La plantilla del Real Zaragoza, este sábado 1 de junio, entrenándose en la Ciudad Deportiva.
José Vidal

Víctor Fernández; si sí o si no; sus negociaciones con el club para seguir; sus condiciones; el futuro próximo de la SAD de cara a la séptima campaña consecutiva en Segunda División; la semana que va a concluir, la que une mayo con el nacimiento de junio, ha sido en Zaragoza una marmita en punto de hervor con infinidad de dimes y diretes ajenos, en lo sustancial, a la pura competición, que todavía está inconclusa.

Se trata de la consecuencia natural del efecto liberador que generó saber el sábado anterior que el Real Zaragoza quedaba salvado matemáticamente de cualquier posibilidad de descenso a Segunda B, tras cinco meses de vía crucis frenético y vertiginoso, de nervios e histerias colectivas en momentos puntuales. El equipo volvió perdedor de la noche del viernes en Málaga (3-1), pero una de las carambolas de terceros que eran posibles flotadores para su vida en la antepenúltima jornada se dio: patinó en casa el Rayo Majadahonda ante el Córdoba (0-0) y ya está.

Solucionado. Los 50 puntos de los muchachos zaragocistas ya fueron entonces cosecha suficiente para marcar distancia vital con las cuatro últimas posiciones de la tabla. Y, en ese mismo instante, los dos partidos que faltan para completar la liga del Real Zaragoza, en casa ante el Numancia y, fuera, en Tenerife, quedaron descafeinados, descremados, sin sal, sin aditivos ni colorantes, 'light', 00, sin alcohol, sin gas, para la anécdota y la efemérides

Y, después de 7 días de flujos informativos paralelos y tangenciales al fútbol en sí, a ese nervioso ambiente que ha rodeado al zaragocismo desde diciembre con el temor metido en los huesos por si ocurría una catástrofe clasificatoria, de repente asoma el fin de semana y alguna alarma interna avisa de que... ¡hay fútbol, señoras y señores!

Y toca cumplir. No es un partido que pueda tomarse el Real Zaragoza a la Bartola. Porque viene el Numancia y, al margen del prurito profesional que se da por descontado, resulta que los de Soria acuden sin estar salvados. Son uno de los cuatro clubes susceptibles de bajar a Segunda B, o sea, están aún en el vagón del terror que abandonó felizmente el Real Zaragoza hace solo 7 días. Así que, al margen del interés directo de los numantinos en estos 3 puntos de La Romareda para cuadrar sus cuentas, hay otros 3 rivales que van a estar pendientes de la actitud de los zaragocistas, de su capacidad para oponer resistencia al Numancia convenientemente. 

Es el caso del Rayo Majadahonda, del Lugo y del Tenerife. Si el Real Zaragoza hubiese llegado aún apurado y en riesgo a esta penúltima jornada, imaginen cómo estaría escrutando los partidos de 'los otros'. Con lupa, como las semanas anteriores ya ocurrió. Importaba, y mucho, lo que sucedía en el Anxo Carro, en el Cerro del Espino, en el Heliodoro Rodríguez. Ahí también se jugaba las judías el Zaragoza. Pues ahora la flecha viene al revés, con la punta mirando a La Romareda. 

Por un rato, los zaragocistas deberán dejar de lado su alivio mental tras corroborar la salvación, su relax anímico, que es humano y natural. Les toca adoptar la pose competitiva al máximo nivel frente al Numancia. Por los demás ("que no haya ningún tipo de especulaciones sobre el Real Zaragoza", dijo Loreto, el segundo entrenador, este viernes), y también por sí mismos.

Porque la afición, latigada con infinidad de chascos en un año penoso como locales (y en general, claro), necesita un sorbo dulce para decir adiós a un curso deficiente. Porque no es lo mismo acabar el 11º que el 17º, horquilla en la que se moverá el Real Zaragoza según lo que haga en las dos últimas jornadas a dirimir. Ni en lo visual, ni en lo económico, pues los puestos finales llevan premio económico y a diferencia entre una cota y la otra está por encima de los 300.000 euros

Así que, en este singular contexto, mucho más calmado de lo que pudo sospecharse hace solo un mes (este Real Zaragoza-Numancia bien pudo ser una 'final' tremenda por evitar el descenso), llega el hasta luego del fútbol en La Romareda. Aún quedará un viaje insustancial a Tenerife. Pero, en Zaragoza, el telón se bajará hasta agosto a eso de las 10 de la noche de este domingo tras jugar contra los sorianos. Ya no habrá más fútbol hasta el final del verano.

Por suerte, la temporada se cierra sin exigencias máximas en lo puramente competitivo. Sin un escenario de vida  o muerte. En un partido que surge como un champiñón tras una semana de nulo ambiente futbolístico en la que lo importante han sido otras cosas ajenas al equipo y la liga aún en marcha. A ver cómo se abrochan estos casi 10 meses de padecimientos. Ojalá que con buenas vibraciones. Hacen falta a toneladas. 

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