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Víctor Fernández, ¿prevalece su adiós inicial o dejó una puerta abierta a seguir?

"Yo qué sé lo que pasará en el futuro", dijo en rueda de prensa tras ganar al Sporting este viernes. "Me tenéis que respetar y darme un poco de pausa", abundó en ese sentido.

Víctor Fernández, con los puños apretados, celebra la consecución del 3-2 ante el Sporting de Gijón este viernes.
Víctor Fernández, con los puños apretados, celebra la consecución del 3-2 ante el Sporting de Gijón este viernes.
José Miguel Marco

"Yo qué sé lo que pasará en el futuro", dijó Víctor Fernández en la sala de prensa de La Romareda tras el partido ganado al Sporting de Gijón, cerca de la medianoche del viernes. Respondía el entrenador del Real Zaragoza a la rutinaria pregunta de si va a seguir o no en el club al concluir esta temporada, a la que le quedan solo 23 días. Esta vez, la cosa venía justificada, después de que la mayor parte del estadio le cantara "Víctor, quédate" tras anotarse el 4-2 definitivo y se viera a un Víctor emocionado, lagrimoso, en la banda del campo.

¿Esa respuesta contradice sus reiteradas manifestaciones de meses atrás, en las que aseguró siempre que a partir de junio no iba a seguir en el club, ni en el banquillo ni en ningún otro puesto de índole ejecutiva? ¿Se puede ver en su lacónica frase una puerta abierta a una negociación diferente que pueda dejar a Fernández dentro del Real Zaragoza de cara al futuro inmediato?

Víctor usó su enigmático pensamiento como colofón a una respuesta más larga, en la que abundó en su sufrimiento, en su incómoda labor desde que llegó, "como un enviado" (sic, dicho por él mismo en su día), "puesto aquí por el Universo" (otro sic eufemístico pronunciado en su momento por Fernández) para intentar salvar a un paupérrimo Real Zaragoza, aquel de diciembre, que era el 20º en la tabla, de un descenso a Segunda B que se barruntaba y que hubiese sido letal para la entidad. 

"Me he dejado mucha salud física y mental en esta aventura. Tengo un desgaste enorme. Dejadme que sea feliz por unas horas", intentó quitarse de encima el marrón de responder en relación al efecto emocionante que le había generado el cántico masivo de la afición pocos minutos antes.

"Me gustaría que se me deje disfrutar esta noche. Y ver las cosas con más naturalidad y con más frialdad", añadió a su visión introspectiva del asunto. Una nueva frase en la que se quieren ver resquicios abiertos a una posible continuidad.

"Aquí he vivido noches inolvidables, en este club, en este campo, en esta ciudad. He tenido la gran suerte de que me ha tocado vivir finales, competiciones europeas, partidos muy grandes... Y yo, esto, no puedo devolverlo. No soy capaz de devolverle a la gente ese cariño, porque es muy grande", fue contando al trote, vinculándose permanentemente al envoltorio zaragocista que acababa de tener un episodio vibrante, con él como protagonista.

"Entonces, ahí me tenéis que respetar y darme un poco de pausa", insistió, en otro giro verbal que sugiere cierta apertura de miras. Que no es tajante en la negativa a nada. 

Víctor Fernández adoptó su habitual postura de modestia, de humildad, en la valoración de lo que están siendo los 5 meses que lleva ejerciendo en su tercera época al frente del Real Zaragoza. "Yo creo que no soy importante. Jamás podré devolverle al Real Zaragoza todo lo que me ha dado a mí. Jamás. Yo vine con una misión. Y, si la cumplo, pues la gente sabe que me he entregado al máximo. Yo lo estoy pasando muy mal", redondeó el técnico aragonés. 

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