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Carranza gafe: el aliciente de romper con dos noches negras para el Real Zaragoza

El 2-0 del año pasado se sumó al 3-0 del anterior en las recientes visitas zaragocistas al Cádiz, una vez que los amarillos subieron de Segunda B. Este lunes llega la tercera.

El Cádiz celebra la consecución del 3-0 el año pasado en la visita del Real Zaragoza, logrado por el ex blanquillo Ortuño ante la desolación de los jugadores del cuadro aragonés.
El Cádiz celebra la consecución del 3-0 el año pasado en la visita del Real Zaragoza, logrado por el ex blanquillo Ortuño ante la desolación de los jugadores del cuadro aragonés.
José Aniés

De vez en cuando, en la vida de los equipos de fútbol, surge la sensación, refrendada por los resultados en cadena, de que un club rival, un estadio, un jugador determinado, se convierten en gafes puntuales. Hay una serie de temporadas, de momentos en la trayectoria de esos equipos, en que los episodios negativos dejan huella. Es algo que, de manera incipiente pero clara, le sucede el Real Zaragoza moderno con el viaje a Cádiz. 

En las primeras 4 temporadas en Segunda de este ciclo de plata del club aragonés, como ya sucedió en las muchas anteriores en Primera, no se cruzó con el cuadro gaditano. Los amarillos estaban despeñados en Segunda B, fuera de la circulación del fútbol profesional durante largo tiempo.

Pero retornaron, en su resurrección, hace dos veranos a la serie B española. Y, claro, ahí estaba anclado el Real Zaragoza, que se ha convertido en rival habitual de nuevo. Y, en las dos visitas al remozado estadio Carranza de las dos últimas campañas, el cuadro zaragozano ha salido volteado y corneado de ese feudo, otrora amable y de puntos fáciles para los viejos equipos blanquillos de los 90 y los 80 del siglo pasado.

El año pasado, en mayo de 2018, el Zaragoza de Natxo González, en aquella magnífica segunda vuelta que hizo soñar con el ascenso a todo el mundo, se llevó un revolcón monumental en el coliseo cadista: 2-0 acabó la cosa... y gracias a que no fueron el doble los goles locales. Esa noche negra, de lluvia y malas vibraciones sobre el césped, golpeó cual martillo sobre la experiencia del año anterior.

Entonces, en el retorno zaragocista a Cádiz en la liga 16-17 tras infinidad de años sin coincidir, el equipo que dirigía por esos días Raúl Agné (con condición de ex de los andaluces) recibió un varapalo serio, un 3-0 que también tuvo ocasiones para haber sido más aparatoso. Ese día, en diciembre de 2016, los aragoneses empezaron a embocar el camino de la zona baja de la clasificación, en donde vivieron hasta que César Láinez, el tercer entrenador del curso, firmó la salvación en Gerona en la penúltima, singular e inolvidable jornada de la liga. 

Ya haya ido con el viento de cola y a favor (el año anterior) o en plena depresión (hace dos cursos), el Real Zaragoza ha vivido sendos batacazos en el Carranza en esta era moderna. Los dos episodios se parecieron un montón: partidos planos de los zaragocistas, de juego espeso y de dura digestión desde la grada, sin mordiente alguna en punta, con la defensa de mantequilla, ofreciendo infinidad de ocasiones de gol a un Cádiz que ganó con una claridad absoluta en ambos casos. 

El primer año, golearon Salvi, Abdullah y el exzaragocista Ortuño. En la campaña anterior fueron Barral y Álvaro García. El portero Cifuentes, en las dos ocasiones, ni se manchó el uniforme con el escudo del Cádiz. 

Estos antecedentes son los que, lejos de llenar de dudas a los de Víctor Fernández, han de servir como aliciente, esta vez, a la tercera visita al Carranza del Real Zaragoza de los años 10 del siglo XXI, para que los muchachos que ahora dirige Víctor Fernández logren cambiar esta tendencia y diluyan el sentir de que algún mal fario hay en el Carranza para los zaragocistas en los tiempos contemporáneos. Con Víctor al frente, en esta misma temporada, el equipo logró conquistar El Molinón de Gijón, inexpugnable hasta que en enero llegó el Zaragoza por allí. Es un ejemplo de que, en la Segunda División de hoy en día, las utopías no existen por mucha diferencia a priori que pueda adivinarse entre dos rivales. 

Los más veteranos recordarán tardes brillantes del Zaragoza exitoso de los Amarilla, Barbas, Señor, Rubén Sosa, García Cortés, Güerri, Roberto Elvira, Juan Carlos Justes o, más recientemente, de Cani y Ewerthon, en los sucesivos triunfos zaragocistas en el Carranza por marcadores de 0-1, 0-2, 1-2 o 1-3 en diferentes temporadas. U otras muchas de empates a cero y a uno, con goles de Pardeza, Vizcaíno o Darío Franco en cada momento concreto. Lo de Cádiz ha de tender a pasarse. Quizá sea esta vez.  

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