Martín vs Fernández: 25 años de su primer duelo en los banquillos

El saludo de los entrenadores, Víctor Fernández el zaragocista y Enrique Martín Monreal el del Nástic de Tarragona, va a ser este lunes en La Romareda (21.00) un abrazo de veteranos. Un apretón de manos con arrugas, con callos, con muescas mil en la vida del fútbol profesional español. Algo poco común en la división de plata en los últimos años. 

Primero, por la edad de ambos, dos de los veteranos y clásicos del fútbol español desde los tiempos de la peseta: el aragonés tiene 58 años, por 63 en navarro del cuadro catalán. También porque, como consecuencia de su precocidad en los banquillos del fútbol profesional, los dos acumulan casi 30 años, tres décadas, en activo. El zaragozano empezó en Primera en 1991, mientras que el de Campanas (localidad natal del ex osasunista) cambió las botas de tacos y su camiseta número 11 del club rojillo por la dirección técnica en 1993, con el Osasuna asimismo en la élite. 

Este lunes, en la banda de Tribuna de Preferencia del estadio municipal habrá casi 1.400 partidos de alto nivel futbolístico entre las credenciales personales de ambos entrenadores, a casi 700 por barba. Miles de historias durante todos los 90 del siglo pasado, durante la década inicial del siglo XXI y, también, en este segundo decenio que ya empieza a tocar a su fin.

Cuando Víctor y Martín dejen para la historia la foto de la cortesía antes del pitido inicial habrán pasado más de 25 años desde que los dos mismos protagonistas hicieron ese gesto por primera vez. 

Fue en la temporada 93-94. En el estadio de El Sadar de Pamplona. Víctor entrenaba al Real Zaragoza desde hacía ya cuatro campañas. Enrique Martín se estrenaba como técnico tras haber relevado al despedido Pedro Mari Zabalza. Era la jornada 25ª de Primera, el 23 de febrero de 1994. El marcador final fue de 0-0.

Victor Fernández dirigía, por entonces, al equipo que iba a ganar la Copa del Rey al Celta en el Vicente Calderón poco después y que estaba germinando, sin saberlo, el triunfo de la Recopa de Europa un año más tarde. Martín, por su parte, cogió pocas semanas antes a un Osasuna famélico, que se despeñó a Segunda ese curso tras unos años felices en Primera tras más de 20 años alejado el club navarro del primer plano futbolístico. 

Este lunes, todos los futbolistas que dirigen Víctor y Martín en el Real Zaragoza y el Nástic de Tarragona podrían ser, biológicamente y por edad, sus hijos (como poco). En aquella primera vez de 1994, Víctor tenía a su mando algunos que eran mayores que él y Martín, con 36 años y recién abandonado el fútbol en activo, había sido compañero de caseta de muchos de sus pupilos. Todo es ahora radicalmente diferente para ellos.

El joven Fernández alineó en aquel primer enfrentamiento con Martín Monreal a Cedrún; Belsué, Aguado, Cáceres, Solana; Nayim, Aragón, Poyet; Pardeza, Moisés y Gay. También jugaron esa tarde Seba y Lizarralde.

Y el joven Martín opuso a Roberto; Sánchez Jara, Spasic, Yanguas, Pepín; Bustingorri, Merino, Pascual; Ziober, Urban y Christiansen. En sus cambios también aparecieron sobre el campo Martín Domínguez y Luke. 

A los lectores más juveniles de esta información, este fútbol reseñado seguro que les suena a pleistoceno, les huele a enciclopedia. A los menos pipiolos, a quienes conocieron aquella época, los ubicará perfectamente en la dimensión adecuada de lo que supone ver este lunes a Víctor Fernández y Enrique Martín Monreal sentados en los respectivos banquillos del Real Zaragoza y el Nástic de Tarragona. Una mezcla nada usual en el fútbol moderno.