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Las viejas mañanas de 'baño y masaje'

Víctor Fernández, feliz por no tener más lesiones inoportunas en toda la semana, preparó este viernes un entrenamiento sin presión, con varios tratamientos especiales.

equipo entrenamiento portería pequeña
La plantilla del Real Zaragoza, en la Ciudad Deportiva.
Guillermo Mestre

El Real Zaragoza, en su primer fin de semana sin fútbol de los tres seguidos que le aguardan porque La Liga ha puesto su partido en lunes (estará cuatro de los próximo cinco sin disputar citas de liga en sábados y domingos, pues en la Semana Santa le toca jugar contra el Reus, equipo expulsado del torneo), vivió en la matinal sabatina de hoy una sensación extraña. No fue un ensayo con la tensión previa a un choque importante con puntos vitales en juego. Eso quedará para horas más tarde, con un día de diferido, antes de partir hacia Mallorca.

Fue una mañana calmada, de dedos cruzados y sensación de alivio general en el vestuario, sobre todo en el del cuerpo técnico, donde Víctor Fernández, el entrenador, tiene por fin una desembocadura de semana agradable, feliz al observar que nadie se ha lesionado imprevistamente en las últimas fechas. O sea, todo lo contrario de lo que ha venido siendo habitual desde Navidad. Esta vez, no ha habido percances serios que rompan los esquemas tácticos del preparador aragonés. Solo pequeños rebrotes de dolencias viejas (Zapater, Verdasca...) que no son de asustar ni de parar en seco. 

Por eso, Víctor diseñó una hora y media a la antigua usanza, como aquellas mañanas de los ochenta y los noventa (normalmente las de los viernes) donde se definía la tarea como 'baño y masaje'. En realidad, era sábado. Pero, a efectos de la distancia que queda para jugar ante el Real Mallorca en Son Moix (lunes a las 21.00), el trabajo era el propio de un viernes. 

Había campos marcados para jugar un rato a 'futvoley'. Pequeños circuitos para mover los músculos con una meteorología primaveral, soleada, muy agradable. Y, sobre todo, se instó a varios futbolistas importantes a que se fuesen primero al gimnasio a ser tratados individualmente por los fisios: los citados Zapater y Verdasca, Cristian Álvarez, Linares, Dorado, Guti...

Todo con mucho mimo. Porque, sabido es, al fútbol lo carga el diablo. Quedan solo 2 meses y un poco para que esta abrupta temporada se acabe y aún queda coser definitivamente la permanencia para terminar con los menos sobresaltos posibles este calvario y llegar a meta lo antes posible para poder echar cuentas, en todos los ámbitos de club, de cara al curso venidero. 

Así que la mañana del viernes, en los habituales parámetros futbolísticos, ha venido escasa de sustancia. Agua de borrajas. Caldo de guisantes. La lista de expedicionarios queda pendiente para primera hora del domingo, justo antes de que el equipo coma y emprenda viaje a las Islas Baleares. Todo viene con un día de retardo. Son las cosas del fútbol moderno y sus 'monday night fever' o fiebre del lunes noche. Cuando al Real Zaragoza le faltan aún mas de 2 días y medio para jugar en Mallorca, otros como Tenerife, Osasuna, Deportivo de La Coruña y Almería ya cumplieron con parroquia una fecha antes y ya piensan en otra clave. La liga es antiarmónica por todo esto.

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