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Víctor Fernández: "Vamos a ganar al Elche, soy optimista absolutamente"

El entrenador aragonés insufla ánimos extra al equipo en un momento delicado de la competición, de máxima obligación ante los alicantinos para huir de la zona peligrosa.

Victor, Loreto, entr. viernes
Víctor Fernández, con gesto de preocupación, observa junto a su ayudante, Loreto, el entrenamiento de este viernes por la tarde en la Ciudad Deportiva.
Aránzazu Navarro

"Yo estoy arriesgando mucho en mi discurso, pero estoy diciendo que vamos a ganar. Seguro que los de Elche, cuando me escuchen, dirán que soy un fantasma. Pero lo digo porque lo pienso", indicó con énfasis Víctor Fernández en la Ciudad Deportiva a primera hora de la noche de este viernes, tras concluir el tardío entrenamiento final de la semana en horario vespertino.

El entrenador del Real Zaragoza se explayó durante 20 minutos con diferentes soflamas dirigidas a sus muchachos y, de paso, también a la afición ante una cita ante el Elche que viene cargada de obligaciones a causa de la mala clasificación del equipo (18º, al borde de la zona roja de la tabla). "No estamos a la deriva. En absoluto. Tenemos muy clara la situación y cómo afrontarla", subrayó.

"Digo esto pese a la cantidad de bajas y de problemas que tenemos. Lo digo ahora porque cuento con un factor que sé que no me va a fallar: la afición", prosiguió tocando los puntos álgidos del cuerpo zaragocista ante este duelo con los ilicitanos que tiene tintes de final, de choque de hondura en cuanto a las repercusiones que saldrán de su resultado final.

Víctor Fernández, que no dudó en repasar todas las aristas y cuchillas afiladas que rodean al envite, enseguida se centró en sus llamadas a la unión en el esfuerzo, a la concienciación de que este es un momento delicado de la competición del que conviene salir cuanto antes para evitar vértigos y riesgos muy perniciosos para el futuro del club. "Yo soy absolutamente optimista. Estoy absolutamente convencido de que lo vamos a sacar adelante, aunque va a ser muy costoso y muy duro", lanzó al aire con intención vigorizante.

Esta vez, más que dar vueltas a las carencias, a los problemas del equipo (que también lo hizo de soslayo), Víctor se centró en levantar la bandera para que todo el mundo la siga como referencia anímica en pos de un triunfo que se antoja incuestionable si se pretende eludir problemas mayores en lo sucesivo: "Todo el mundo es consciente de que este es un partido en el que tenemos que romper esa dinámica negativa en la que estamos metidos en las últimas jornadas. Hay que ganar. Además, porque jugamos en casa y, ahí, debemos hacernos fuertes. Tenemos que hacernos valer. Somos el Real Zaragoza", espetó en otro pasaje de oratoria cargada de fuerza moral, de ánimo subliminal en las horas previas a un evento con mucha carga de responsabilidad para sus protagonistas, dentro y fuera del campo.

El de hoy fue un Víctor con alma de líder ante una dificultad general. Un entrenador ocupado y preocupado. No es para menos.

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