El futuro en el aire de Igbekeme, asunto redundante y anacrónico

James Igbekeme, dentro de esa peculiar manera de manejar el día a día del equipo desde el área deportiva durante la temporada en muchos casos particulares concretos, hace días que está expuesto en el escaparate de ventas de manera explícita, con focos teledirigidos sin recato alguno. El medio nigeriano del Real Zaragoza, aun a pesar de que la situación clasificatoria del equipo es muy complicada (18º, al borde del peligro letal de la tabla), ya ha dejado abierta la puerta a tal posibilidad -en sus escasas comparecencias públicas- cuando la liga actual concluya en junio.

Este jueves, al africano se le preguntó un día más si el año que viene estará o no en el Real Zaragoza. Y así respondió: "Realmente, ahora no estoy seguro. Lo que yo quiero es terminar este año y, luego, ya veremos", dijo en una frase corta pero cargada de iones.

Igbekeme apostilló: "Me siento muy halagado, por supuesto, por el interés de otros equipos. Pero ahora mi primer objetivo es centrarme en el Real Zaragoza, en el presente. Y lo que venga en el futuro ya se verá más adelante".

El '12' blanquillo, fichado el pasado verano del Gil Vicente de Barcelos (Portugal), equipo que bajó de Segunda a Segunda B en la competición lusa, ha resultado ser el refuerzo con mejores prestaciones, en general, de todos cuantos llegaron para fortalecer la base de la plantilla que quedó del curso anterior. Y, desde el principio, se erigió como una pieza a rentabilizar a corto plazo dentro del modus operandi que rige en el Real Zaragoza en momentos de vacas flacas en el discurrir del fútbol en el club aragonés. 

A 14 de marzo de 2019, cuando el equipo todavía pelea por evitar los severos problemas que genera el hecho de vivir en la parte baja de la tabla clasificatoria durante gran parte del curso, el caso Igbekeme sigue vivo en este compartimento estanco al margen de la pura y dura competición: el referente al futuro de varios jugadores del vestuario zaragocista cuando la liga concluya dentro de dos meses y medio. El nigeriano, como se sigue observando en sus respuestas, no elude la posibilidad de marcharse por entonces. Anacronismo sobre el futuro cuando el presente no está aún cimentado.