Real Zaragoza

Un virus a balón parado

El Real Zaragoza ha encajado 19 de sus 36 goles del curso en acciones de este tipo: jugadas de estrategia, faltas, penaltis, saques de esquina...

Victor pensativo
Víctor Fernández, pensativo, en el entrenamiento del Real Zaragoza.
Guillermo Mestre

Cuando el fútbol se iguala tanto, los equipos apenas destacan diferencias sustanciales entre ellos y los partidos se mueven en márgenes mínimos, el detalle, casi siempre, marca el punto de desequilibrio. Pocas categorías como la Segunda División se mueven bajo esta premisa: plantillas muy parejas, encuentros muy bloqueados, riesgo bajo… La historia reciente, y el Zaragoza la conoce bien después de seis años, nos dice que en Segunda reinan los conjuntos, sobre todo, fuertes en su área: ascienden a Primera División más equipos con el Zamora que con el Pichichi.

El Granada le enseñó al Zaragoza el domingo esa pragmática fórmula: dominio de su área y aprovechamiento de las facetas relacionadas con la eficacia, como el balón parado, un índice de acierto alto en relación con las situaciones de gol generadas… Precisamente, estas cuestiones son las que resbalan este año por la piel del equipo aragonés.

Sus problemas a lo largo del curso ya han sido glosados: le falta contundencia en los metros finales de la defensa y del ataque. En el primer aspecto, sobresale una enfermedad crónica a balón parado. El Granada le ganó el partido en un saque de esquina solo unos días después de que el Almería se impusiera en La Romareda con una receta idéntica.

Durante la semana, ni los jugadores aprendieron, ni el entrenador encontró herramientas para que lo hicieran. Diogo Verdasca se ha convertido en el blanco fácil a la hora de individualizar este tipo de fallos, pero esta vez el central portugués, como tantas otras veces, no estaba en el campo. El problema va más allá de unos nombres y apellidos. Pertenece, más bien, como casi siempre en el fútbol, al funcionamiento de los mecanismos colectivos.

Con el gol que le marcó de imponente cabezazo Germán en Los Cármenes, el Zaragoza ya ha encajado 19 goles a balón parado. En total, ha recibido 36, por lo que más de la mitad llevan la costosa factura de ese tipo de acciones. En el desglose pormenorizado, aparecen todas sus variantes. Al equipo aragonés le han metido cuatro penaltis, también un golpe franco directo, pero es, principalmente, en la defensa de las jugadas de estrategia donde se disparan sus alarmas, cuando intervienen factores como la organización defensiva, el trabajo de las vigilancias, la concentración en las marcas o la coordinación entre futbolistas. En faltas laterales o centrales prefabricadas en la pizarra rival, el Zaragoza ha encajado siete goles. Y en saques de esquina, otros siete, los dos últimos consecutivos: Saveljich firmó para el Almería y Germán, el domingo, para el Granada.

Los 19 goles

Desde los once metros, han castigado al Zaragoza cuatro futbolistas: Borja Viguera (Numancia), Esteban Burgos (Alcorcón), Quique González (Deportivo) y Pita (Lugo). Por su parte, Brandon (Osasuna) y Alanís (Oviedo) se estrellaron con Cristian Álvarez. De falta directa, le pegó un zarpazo Álvaro Vadillo (Granada), en la primera vuelta.

En faltas ensayadas, laterales o centrales -en algunos casos en situaciones de fuera de juego no sancionadas-, el Zaragoza ha encajado de Rafa Mir (Las Palmas), Manaj (Albacete), Bryan Acosta (Tenerife), Borja Valle y Domingos (Deportivo), Ricca (Málaga) y Álvaro Giménez (Almería). Muchas de estas acciones tuvieron un patrón similar: descuidos, un segundo palo desprotegido…

Parecido sucede con los goles recibidos en saques de esquina. Verdasca se marcó uno en propia puerta en Albacete. Verdú, del Elche, aprovechó la distensión de los jugadores zaragocistas en un córner sacado en corto y llevado a la frontal del área. Fali (Nástic), Lago Junior (Mallorca), Djurdjevic (Sporting), Saveljich (Almería) y Germán (Granada) completan la lista de verdugos.

"Es indiscutible que los despistes nos penalizan mucho. En los dos primeros minutos el Granada nos sacó corners, faltas y nos remató a placer", alertó Víctor Fernández tras la derrota en Granada. Una explicación -los despistes- que describe el problema, aunque solo una parte de él.

El balón parado ofensivo

El Granada sacó cuatro veces de esquina, marcó un gol y rozó algún otro en su arrancada de partido. En cambio, el Zaragoza dispuso de diez córners y, no solo no hizo gol, sino que apenas intimidó en alguno. Las jugadas de estrategia defensivas no solo son un problema para el equipo aragonés, también en ataque presenta fisuras importantes.

Ni los lanzadores andan finos, ni hay abundancia de físico. Pero tampoco se observa dedicación en la pizarra. Ha marcado seis goles en acciones de laboratorio, los seis en saques de esquina. Diogo Verdasca, en el primer tramo de la temporada, goleó a Oviedo y Osasuna. Djetei, del Nástic, se hizo gol en propia puerta. Más recientemente, han sido segundas jugadas derivadas de córners las que le han traído goles: Álex Muñoz (Sporting) y Guitián (Lugo). También la espuela de Álvaro Vázquez al Oviedo se generó desde la esquina.

Más allá de ese punto, el balón parado le ha dado al Real Zaragoza goles de penalti, los tres anotados por Javi Ros (Rayo Majadahonda, Tenerife y Deportivo) y de falta directa, en este caso, uno solo, obra de Pep Biel en la visita al Nástic de Tarragona.

En total, el Real Zaragoza ha marcado diez de sus 30 goles en jugadas de balón parado. Un tercio. Una cifra escasa si se contrasta con el porcentaje que suponen estas acciones en los goles que encaja: 19 de los 36 totales, más de la mitad. Ch. R. B.

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