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Otro balón parado y la ceguera ante el gol abaten al Real Zaragoza en Granada

El Granada, que se acuesta líder, ganó 1-0 con un tanto de córner en el minuto 3. Los aragoneses no supieron sacar provecho a su dominio estéril durante muchos minutos.

Nueva derrota del Real Zaragoza, esta vez en el campo del equipo que se acuesta líder, el Granada. El tropiezo fue por 1-0, con un nuevo gol encajado en balón parado, tras un córner tempranero que cabeceó a la red el central Germán en el minuto 3. El equipo aragonés, con 5 caras nuevas -Guitián, Eguaras, Nieto, Zapater y M. Gual- se mostró incapaz de recuperar esa desventaja durante un largo choque en el que, pese a su dominio durante largos trechos, no encontró nunca el modo de superar al portero local. La mala racha, que ya es de un solo punto sumado de los últimos 12 disputados, con apenas un gol marcado (e inútil, ante el Almería), aboca a los blanquillos al puesto 18º, con solo 4 puntos de colchón con el peligro.

El equipo zaragocista salió dormido, ido por completo de la órbita competitiva. Asomó en el césped prácticamente con el 1-0 incorporado desde el vestuario. El Granada fue un vendaval durante el primer cuarto de hora y ahí, además del tanto que le dio ventaja, gozó de varias llegadas al área aragonesa que bien pudieron sentenciar el duelo prematuramente. No fue de recibo la actitud de los de Víctor Fernández en esta primera fase del duelo, llena de apatía, descontrol del juego, dejadez defensiva… y con otro tanto encajado a balón parado, en un córner. Da igual que se sepa el mal, da lo mismo que se remarque y se ensaye. Luego, a la hora de la verdad, los jugadores vuelven a cometer los mismos errores de siempre, sea el entrenador quien sea.

Esta vez fue Germán, otro central rival (como Saveljich el almeriense el otro día, o Ricca el del Málaga, o… tantos otros), el que cabeceó un saque de esquina lanzado por Vadillo en el minuto 3 al segundo palo. Nadie lo tapó y el nazarí superó a un pasivo Cristian Álvarez para poner al Zaragoza contra las cuerdas. Poco antes ya había avisado Montoro, con un chut duro que se fue rozando la escuadra izquierda, fuera por poco. Después, las acometidas del peleón Rodri (debió ser expulsado pasada la media hora por un codazo voluntario a Guitián, con el que andaba picado), de Fede Vico, del citado Vadillo, hicieron oler a goleada si el equipo amarillo fosforito -así vistió el Real Zaragoza- no reaccionaba de inmediato.

Un cuarto de hora duró semejante suplicio, sin poder pasar de medio campo, con Eguaras taponado, Igbekeme lento, Ros sin tono adecuado, Zapater aislado en la banda, Gual desabastecido. Solo Pombo intentaba cosas, pero muy solo siempre. El ‘8’ sacó del sopor al equipo con una genialidad que no tuvo buen final. Se le ocurrió, en el minuto 17, sacarse de la chistera una vaselina desde campo propio, desde 60 metros, que superó a un adelantado Rui Silva con márchamo de gol del año. Pero el portero portugués del Granada tuvo tiempo de recular y llegar a tiempo de evitar la obra de arte casi bajo palos. No hubo empate, pero sí reactivación del Real Zaragoza a partir de ahí.

Eguaras comenzó a tener el balón algún rato. Los demás espabilaron. Y los locales bajaron su enorme ímpetu inicial. Todo eso se juntó en la coctelera para dar paso a un tramo donde el Zaragoza pudo haber sacado provecho de su posesión, pero faltaba gol a raudales en el once inicial sin Álvaro Vázquez y sin la chispa del sancionado Soro. En el minuto 28, Gual lanzó desde la frontal del área y, tras tocar abajo el portero de los andaluces, la pelota dio en la base del poste derecho y se fue a córner. Fue lo más cerca que estuvo el equipo blanquillo del empate antes del descanso. De ahí en adelante, ya no se contabilizó ningún disparo más de los de Fernández. Mucho toque en zonas inertes y nada de profundidad. Y en frente, el Granada apostaba por contragolpes rápidos gracias a la buena salida de sus extremos, Vadilllo y Ojeda, y a la velocidad de Vico.

El espacio final previo al intermedio se embarulló con faltas, enfados de unos y otros y un árbitro un tanto desbordado por el juego fuerte. Ahí, el Granada amagó dos veces con el 2-0. Primero, el exzaragocista Rodri no supo culminar un pase al hueco que lo dejó solo en el área. No chutó, quiso centrar, y Guitián sacó el balón por el fondo en el minuto 40. Y después, en el 44, Ojeda se cegó de balón cuando estaba también solo ante Álvarez y remató fatal, fuera con la zurda. El Zaragoza llegaba al menos vivo al segundo tiempo, que no era lo de menos vistos los grandes trazos de la primera mitad.

No hubo cambios de entrada en ninguna de las dos formaciones. Y fue el Granada el que volvió a pegar primero. En una contra de Ojeda, su remate en la corona del área, con todo a favor, se le marchó fuera, mordido, junto al palo derecho. Fue una acción de blandura defensiva desde la línea medular zaragocista hasta el eje de la zaga. Demasiada parsimonia. Eso sí, los zaragocistas quisieron el balón y cogieron el timón del juego. Ese aspecto animaba a pensar que era posible encontrar un resquicio para igualar el marcador en cualquier momento. Pero la pelota moría como la escayola, pronto, rápidamente, cuando se pisaba el área adversaria. Cosas de la ausencia de veneno arriba. Nieto y Benito, los laterales, sin vida en la primera parte, empezaron a subir la banda con intención. Y el Granada tuvo que apretar los dientes en su retaguardia.

Diego Martínez, el entrenador local, empezó a mover la banqueta. E introdujo músculo, con el exlucense Azeez en la línea de medios en vez de Vadillo. Era un paso atrás claro en la pizarra. Los andaluces querían asegurar el 1-0 y los 3 puntos que los llevaban a lo más alto de la clasificación. Puro materialismo. En el 58 llegó el primer disparo zaragocista, obra del apagado M. Gual, que se revolvió fuera del área para lanzar fatal, raso, fuera. Anédota para la estadística. El Granada empezó a notar el cansancio y ya no salía con efectivos ni en sus contragolpes. La consigna principal para ellos era sujetar la victoria como fuese. Así que la pelota iba a ser zaragocista mucho rato en la última media hora. Benito, en el 63, penetró en el área y su disparo por alto lo detuvo bien Rui Silva. Había vida para el Real Zaragoza.

La afición granadinista empezó a animar con fuerza, viendo el percal. Iluminó las gradas con la antorcha de los teléfonos móviles. Su equipo, líder en esos instantes, necesitaba oxígeno extra. Adrián Ramos relevó en punta a un agotado Rodri. Y el efecto se notó enseguida, pues en el 67, Ojeda estuvo en un tris de marcar el 2-0. En un desborde en velocidad, se plantó ante Álvarez y su disparo cruzado se marchò fuera por centímetros. En el minuto siguiente, fue Fede San Emeterio quien se metió literalmente hasta el palo derecho por la línea de fondo y Cristian le tapó con inteligencia el pase atrás que tenía las peores intenciones.

Víctor Fernández metió su primer cambio a falta de 21 minutos: Aguirre relevó al desdibujado Ros. Había poca metralla en el banquillo, como ya avisó el técnico antes del viaje. Con Linares tocado, algo había que probar por si sonaba la flauta ante la portería rival. El partido se había metido en una espesura flagrante que, obviamente, beneficiaba a quien ganaba: el Granada. Los rojiblancos aprovecharon los despistes atrás de los atorados zaragocistas para generar otra ocasión clara en el 77, pero Azeez, solo ante Álvarez, en vez de disparar a gol optó por asistir a Ramos y el balón se perdió fuera, por suerte para el Real Zaragoza. Ahí hubo réplica inmediata de los aragoneses. En ella, Igbekeme voleó de primeras en el área un centro de Benito pero estrelló el remate en el cuerpo de Germán y no llegó a puerta.

El técnico local agotó los cambios con Puertas, en el puesto de Ojeda. Mientras, Víctor seguía con solo un relevo. Una fotografía de lo que era la profundidad de banquillo de unos y otros, en nombres y número. Hubo que esperar hasta el minuto 82 para ver el doble relevo definitivo: Linares y P. Biel entraron por Gual y Zapater. Pieza por pieza. Tampoco nada con aires de riesgo supremo. Con el Granada metido descaradamente atrás hacía mucho rato, empezó a ser desesperante cómo el Zaragoza no era capaz de encontrar la forma de inquietar a Rui Silva. Y el reloj iba a toda velocidad. Hubo un remate de Nieto que paró el guardameta luso, pero era fuera de juego y no sirvió para la contabilidad aragonesa. Daba la sensación permanente de que el partido podía haber durado hasta las 6 de la mañana y nada habría cambiado.

A falta de solo 2 minutos, el fútbol estuvo a punto de castigar el conservadurismo del Granada. Aguirre tuvo en su zurda el 1-1, en la mejor ocasión zaragocista del segundo tiempo. A bocajarro, tras un centro largo, el toledano remató en carrera y cuando todos cantaban el gol, la pelota se marchó cruzada, fuera por muy poco. Ahí estuvo el puntito para el Zaragoza. Con poco, pudo haber mojado en Los Cármenes. En la contra, los locales se quedaron a un paso del 2-0, pues Fede San Emeterio metió el pie, forzado, en el área pequeña tras una jugada de Castellano y Cristian Álvarez salvó junto al poste. Fue un final frenético a un partido feo, jugado con armas bien dispares por parte de los dos equipos. Los locales con cañones y un ejército de alto nivel, los visitantes con tirachinas y con milicianos.

El choque concluyó entre el alborozo de los granadinos y la honda decepción de los zaragocistas. Un gol tempranero, otro balón parado letal, fue suficiente para abatir a un débil Real Zaragoza que se despeña de nuevo al balcón del abismo. Lo dice la clasificación. Tocará remar de lo lindo nuevamente porque el barco vuelve a zozobrar después de la reacción excelente que se vivió desde diciembre con la llegada de Víctor Fernández.

Ficha Técnica

Granada CF: Rui Silva; Victor Díaz, Germán, Martínez, Castellano; Montoro. Fede San Emeterio; Vadillo (Azeez, 56), Fede Vico, Ojeda (Puertas, 80); y Rodri. (Adrián Ramos, 66)

Granada CF: Rui Silva; Victor Díaz, Germán, Martínez, Castellano; Montoro. Fede San Emeterio; Vadillo (Azeez, 56), Fede Vico, Ojeda (Puertas, 80); y Rodri. (Adrián Ramos, 66)

Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Benito, Guitián, Dorado, Nieto; Eguaras, Javi Ros (Aguirre, 69), Igbekeme; Zapater (P. Biel, 82), Pombo; y M. Gual (Linares, 82).

Árbitro: Ais Reig (Comité Valenciano). Amonestó a Montoro (20), Nieto (76), Rui Silva (88) y Pombo (93).

Goles: 1-0, min.3: Germán.

Incidencias: Tarde muy agradable en Granada, con 18 grados y cielo azul. El césped de Los Cármenes presentó un buen aspecto. En las gradas, alrededor de 13.000 espectadores sobre un aforo de 18.000. Los jugadores del Real Zaragoza portaron brazalete negro en memoria de Cesáreo Cuartero, padre del director general de la SAD, Luis Carlos Cuartero.

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