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Esta semana toca la pelea por la amnistía a Soro

Tras el episodio sin éxito por Eguaras hace 7 días, el Real Zaragoza emprende acciones para demostrar el error en la roja al canterano ante el Almería.

Collage tarjeta roja expl Soro ALM
Secuencia de fotogramas de la acción de la roja a Soro. Se aprecia el agarrón continuado de Rocha a Soro, al que acaba frenando metros más adelante en su desmarque ante el saque de banda que espera ejecutar Benito. En la imagen 3, Soro intenta quitarse de encima a Rocha con el otro brazo, el que no lleva sujeto su rival.
Capturas de TV de Gol/LFP

Tras el fallido intento de indulto a la expulsión de Eguaras hace una semana en Pamplona, ahora la tarea del Real Zaragoza, a través de sus servicios jurídicos, se centra de lleno en la búsqueda de la amnistía a Soro, que también vio la tarjeta roja, en esta ocasión frente al Almería en La Romareda. 

El club, revisadas las habituales pruebas videográficas, considera que hay suficientes argumentos para rebatir la decisión del árbitro de turno, el balear Santiago Varón Aceitón. Y, con ese aval televisivo, ya está armando la primera parte de la defensa: las alegaciones que remitirá al Comité de Competición solicitando la anulación de tan desmesurada sanción disciplinaria para con el joven mediapunta zaragocista. 

Varón Aceitón mostró la roja directa a Soro ante la estupefacción de propios y extraños. Hasta los jugadores del Almería se sorprendieron de semejante apreciación del mallorquín. El seminovato colegiado describió en el acta lo que él vio para reaccionar de tal modo: "En el minuto 90, el jugador (29) Soro Alvarez, Alberto fue expulsado por el siguiente motivo: dar un manotazo a un adversario en su costado con el uso de la fuerza excesiva, sin tener opción de jugar el balón".

Y se quedó tan ancho, Varón Aceitón. Contó la película, a modo de 'spoiler' narrando en su sentencia sólo el final. Nada de introducción, nudo y desenlace. Lo de Varón Aceitón no es el rigor narrativo. No es de muchos preámbulos. Es de los que va al grano, obviando detalles cruciales en las historias de la vida, siempre tan cargadas de detalles importantes, mucho más cuando de repartir justicia se trata. 

El joven juez deportivo mallorquín no debió ver cómo el almeriense Rocha agarraba, de manera continuada y durante varios segundos, a Alberto Soro mientras Benito se disponía a sacar de banda, ya en el tiempo de aumento, con 1-2 a favor de los almerienses en el marcador. Rocha no quería que Soro recibiera y pudiera armar el último ataque zaragocista en pos del empate postrero. El chaval cincovillés ya se la había armado al Almería en el 1-1 un cuarto de hora antes, en posición semejante a la del evidente agarrón que originó el caso. 

Rocha hizo 'esquí acuático' sobre el césped de La Romareda, pues fue enganchado al brazo derecho de Soro varios metros (a la altura de la mano, de la muñeca). Lo tuvo que ver Varón Aceitón e, incluso, su asistente de banda, que no se sabe bien a dónde miraba, pues tenía la acción en foco visual, en panavisión y sensurround. Eso era, por sí solo, motivo de amarilla para Rocha. Sin dar lugar a más en lo consecutivo. Pero Varón Aceitón y su ayudante se despistaron a la vez, tal vez por los efectos del pinganillo compartido, que debe generar sensaciones gemelas en tiempo y forma a quienes andan en sintonía herziana.

Soro, al final de tal agarrón descarado, acabó soltando el brazo opuesto, el izquierdo, hacia atrás para intentar zafarse de la tenaza de Rocha. Fue un 'déjame en paz' de Soro a su rival, un tipo antirreglamentario en esa iniciativa de sujetar descaradamente al '29' blanquillo. Nada más. Ni puñetazo, ni codazo, ni afán de dañar o lesionar. Solo querer jugar el balón si Benito se lo daba.

Porque esa es otra. Varón Aceitón, en un error técnico de hondura y gravedad, tras la roja a Soro hizo poner el balón en juego en el suelo, parado, en golpe franco indirecto a favor del Almería. Algo inaudito cuando resulta que la pelota no estaba en juego cuando sucedió lo de Soro y Rocha. El balón lo tenía en sus manos Benito, fuera de la banda, para sacar de línea lateral como mandan los cánones. O sea, una pifia descomunal del árbitro isleño de principio a fin.

Víctor Fernández lo describió con buen tino al término del partido: “Soro no mata ni un mosquito. Al revés: sufre entradas, sufre golpes, sufre muchas faltas. Él ni es violento ni nada parecido”, comenzó subrayando el técnico aragonés sobre el chico de 19 años.

Valga el detalle de que Rocha, el otro sujeto de la película, tiene 34 para 35 años. Es decir, que biológicamente podría ser hasta su padre. Es la pugna entre un barbudo y un barbilampiño, entre un hombre hecho y derecho y un adolescente. Ni eso supo calibrar Varón Aceitón en su veredicto. 

Víctor Fernández completó su parecer: “Yo veo claramente como lo agarran en esa jugada. Soro me dice que se lo ha querido quitar de encima (a Rocha) porque lo estaba agarrando insistentemente. Pero el árbitro solo ha visto el gesto de Soro, no la causa-efecto. Solo ha visto el efecto. Y salimos perjudicados otra vez más”, dijo. 

Ahí está esta nueva circunstancia perjudicial para el Real Zaragoza desde el ámbito arbitral. Un mal endémico hace años que, de vez en cuando, rebrota. Eso sí, el emergente Varón Aceitón ya podrá presumir con los colegas de haber sacado una roja en La Romareda a un jugador del Real Zaragoza ante 23.000 personas. Es un buen paso previo para, un día futuro, llegar a poder hacer la vista gorda en el Bernabéu con Sergio Ramos en acciones mucho más violentas y malintencionadas que la leve de Soro. Una cosa suele llevar a la otra. Cosas de las graduaciones.

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