El Real Zaragoza, serio y solvente, supera 2-0 al Oviedo en el último cuarto de hora

Dos goles de Álvaro Vázquez, el segundo en un precioso taconazo, dan forma al éxito tras una crucial parada de Cristian Álvarez en un penalti con 0-0.

Álvaro, autor de los goles zaragocistas, en un salto de cabeza.
Álvaro, autor de los goles zaragocistas, en un salto de cabeza.
José Miguel Marco

Excelente y trabajada victoria del Real Zaragoza frente al Oviedo en un igualado partido que solo se rompió en el último cuarto de hora, merced a dos goles de Álvaro Vázquez, el segundo magnífico en un taconazo a la salida de un córner. Los de Víctor Fernández, serios y solventes por fin en las dos áreas, sumaron un triunfo clave para salir poco a poco del peligro gracias a la parada de Cristian Álvarez de un penalti lanzado por los ovetenses a falta de media hora, que pudo decantar el duelo hacia el otro lado. La salida de Soro desde el banquillo abrió la lata defensiva de los asturianos y el final de la noche fue feliz por fin para el zaragocismo en un día donde no se podía fallar más.

El primer tiempo respondió a las mismas coordenadas del partido de hace 15 días ante el Málaga e, incluso, al de hace un mes ante el Extremadura. Dominio total del Real Zaragoza, con el Oviedo metido atrás con una línea defensiva de 5 hombres apoyada por otros 4 por delante, con solo un hombre descolgado en ataque (Joselu), pero todos retrasados en su propio campo. A los zaragocistas les costó un mundo encontrar espacios, líneas de pase y profundidad. Y, como cada día, el equipo aragonés dispuso enseguida de una clara ocasión de gol que desaprovecho, dejando pasar el tren de introducir la trama del juego en un camino mucho más positivo, con seguridad mucho más favorable.

Fue Delmás, en el minuto 3, quien se encontró a bocajarro con un balón rechazado tras un disparo de Igbekeme, pero el remate del canterano lo rechazó el portero Champagne y, cuando la pelota iba hacia la raya de gol, fue despejada por el central Alanis. Una de esas opciones de gol que no se deben fallar en las circunstancias que atraviesa el Real Zaragoza. El equipo de Víctor Fernández, con 4 caras nuevas respecto del último día en Majadahonda (Álvaro Vázquez, Papunashvili, Verdasca y el citado Delmás), prosiguió con su acoso, pero poco a poco empezó a notar la falta de tino en los últimos pases, en la posibilidad de filtrar balones a la zona de peligro en el área ovetense.

Los asturianos comenzaron a salir a la contra enseguida. En el minuto 8 avisaron de su peligro con un balón que llegó a Bárcenas tras una falta ensayada, que el panameño culminó con un disparo raso en el área que obligó a Cristian Álvarez a rechazar con apuros bajo palos. Dentro del guión constante de posesión abrumadora de los blanquillos, lo que llegó fue el segundo amago de gol del Oviedo. Mossa, lateral zurdo utilizado por Anquela esta vez como extremo, cabeceó en el segundo palo un centro al área y de nuevo Cristian Álvarez rechazó in extremis junto al poste evitando que los azulones se adelantasen en el marcador. Era el minuto 19. De ahí al minuto 34, ni unos ni otros pisaron el área con veneno. Todo fue centrocampismo sin sustancia final.

La rutina la rompió Pombo, con un chut lejano que paró sin problemas Champagne por alto. Al menos el Real Zaragoza probaba un remate, algo que se echó en falta en varios balones francos en la frontal del área en los que nadie se atrevió a disparar: Lasure, Igbekeme, Eguaras, Delmás… El reloj se aproximó al descanso entre la incertidumbre y con los dos equipos muy timoratos en ataque, con más miedo a perder que ansias por ganar. Justo en el minuto 45, Álvaro Vázquez, titular muchos partidos después, estuvo cerca de dar ventaja a los zaragocistas tras un pase al hueco de Zapater en el área. Pero el remate en carrera del catalán se estrelló en el cuerpo de Champagne y el balón no entró en las mallas visitantes.

Por enésima vez, el intermedio llegaba en medio de las dudas, de los temores por patinar por parte aragonesa. Ninguno de los dos entrenadores hizo cambios. Todo se reanudó con las mismas hechuras. En el Zaragoza era obligado que despertaran jugadores claves en punta, como Pombo, Vázquez, Papunashvili… demasiado ausentes en los terrenos de la verdad durante la primera parte. Los primeros minutos del segundo periodo discurrieron en la misma maraña del medio campo, con el árbitro, el viejo conocido Figueroa Vázquez, comenzó a ser foco de las protestas por sus decisiones y por amonestar a Zapater por requerirle una falta que se comió.

En el minuto 51 surgió la primera llegada con peligro del Real Zaragoza. Papunashvili remató alto un balón servido por Álvaro Vázquez, que lo dejó en situación favorable en el área. De nuevo el equipo de Fernández tomó el timón con fuerza e inició una fase de acoso seria, que hizo recular a los ovetenses por obligación. En el 56, fue Zapater el que tuvo el 1-0 en su bota derecha tras una dejada en el área de Papunashvili en una contra rápida de Igbekeme, pero el balón se le quedó un poco atrás en el contacto y se le fue alto por poco. Figueroa no quiso sacar una tarjeta a un jugador carbayón por un agarrón continuado a Eguaras, algo inexplicable, y el ambiente en la grada alcanzó niveles incandescentes, como siempre con este árbitro sevillano.

El horno se puso rusiente en el minuto 60 cuando Eguaras derribó a Bárcenas justo al entrar en el área y el juez pitó penalti. De lo que pudo ser el inicio de una tragedia surgió el punto de inflexión que metió la directa en el ánimo zaragocista. Porque Cristian Álvarez, retomando su rol de mesías salvador zaragocista de tantas ocasiones, hizo un paradón tremendo al lanzamiento del central mexicano Alanis, duro y raso, que rechazó heroicamente evitando el 0-1 a falta de media hora. Rápidamente, Víctor Fernández buscó un revulsivo en punta y metió a Soro, el héroe de Majadahonda seis días antes, en vez de un desdibujado Papunashvili. Quedaban 27 minutos, tiempo suficiente para castigar el error del Oviedo.

En el minuto 67, Pombo terminó un ataque con un disparo mordido que paró el portero Champagne, en lo que pareció la reacción zaragocista. Pero faltaba más énfasis, más constancia. El Oviedo dio dos pasos adelante en su posicionamiento y el partido se equilibró en la posesión y el discurrir del balón. No le venía mal esa postura a los aragoneses porque abría espacios, lo que echaban en falta hasta entonces. El mismo Pombo, en el 73, remató alto en el punto de penalti tras una buena contra llevada al área por Álvaro Vázquez, en una opción seria de gol de nuevo malograda.

Y dos minutos después, en el 75, llegó el ansiado tanto local, el 1-0 que penalizaba al Oviedo como mandan los cánones del fútbol en días así. Un jugadón de Soro en la línea de tres cuartos, llevándose el balón con el pecho, orientado entre tres rivales, acabó con la pelota rebotada en los pies de Álvaro Vázquez para que entrase solo en el área, mano a mano ante Champagne. El ‘9’ se acomodó el balón, buscó el momento preciso y cruzó el balón con potencia batiendo al portero argentino de los del Tartiere. A falta de un cuarto de hora, lo más complicado estaba hecho. Anquela introdujo metralla con Toché, a la desesperada.

Con los astures lanzados al ataque, el Zaragoza perdonó el 2-0 en el minuto 81. De nuevo Álvaro Vázquez, tras centro de Aguirre (sustituto del lesionado Lasure), solo ante Champagne, controló y disparó sobre el cuerpo del guardameta a quemarropa. Una pena. Ese tanto hubiera evitado sufrimientos. Como el gol anulado a continuación a Soro, que culminó a puerta vacía un centro de Igbekeme, pero en fuera de juego. Pero el Real Zaragoza había sintonizado con la onda del triunfo desde la parada del penalti de Álvarez. Y Álvaro Vázquez puso la rúbrica a la noche con un gol para la historia, de tacón a la salida directa de un córner botado por Zapater. Una maravilla plástica de esas que deja el fútbol de vez en cuando. Ahí llegó la sentencia y la confirmación de un triunfo vital para que el equipo zaragozano de otro salto largo, de 3 puntos, huyendo de las llamas de las últimas posiciones de la tabla.

Así, el Real Zaragoza arranca la 23ª jornada de la mejor manera posible, con la alegría y la calma de observar los partidos de los demás desde una victoria balsámica, meritoria ante un rival que venía lanzado a La Romareda después de tres triunfos consecutivos. Excelente noche de viernes en La Romareda con tres grandes triunfadores: Cristian Álvarez, decisivo; Soro, que hizo de desatascador brillante de un partido obturado; y del goleador, Álvaro Vázquez, que firmó el primer doblete de la temporada de un jugador zaragocista.

Ficha Técnica

Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Delmás, Guitián, Verdasca, Lasure (Aguirre, 70); Eguaras, Zapater, Igbekeme; Papunashvili (Soro, 63), Pombo (Raúl Guti, 82); y Álvaro Vázquez.

Real Oviedo: Champagne; Johannesson, Carlos Hernández, Alanis, Christian Fernández (Toché, 80), Javi Hernández; Folch, Tejera; Bárcenas, Mossa (Stiven, 89); y Joselu.

Árbitro: Figueroa Vázquez (Comite Andaluz). Amonestó a Zapater (49).

Goles: 1-0, min. 75: Álvaro Vázquez. 2-0, min. 89: Álvaro Vázquez.

Incidencias: Noche fría, con 11 grados y un fuerte viento. El césped de La Romareda presentó un excelente estado. En las gradas hubo alrededor de 18.000 espectadores. Asistió al partido en el palco el presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, junto al de la territorial aragonesa, Óscar Fle.

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