Las 72 horas de diagnóstico de Víctor Fernández... y su primera terapia

El veterano entrenador zaragocista resumió este viernes el perfil de la herencia recibida dentro del vestuario y estableció el punto de partida anímica desde el que ha de consumar la reactivación de un equipo catatónico.

Víctor Fernández, con su carpeta de apuntes, en el entrenamiento de este viernes en la Ciudad Deportiva.
Las 72 horas de diagnóstico de Víctor Fernández... y su primera terapia
Toni Galán

El zaragocismo aguarda una tarde feliz este sábado prenavideño en La Romareda ante el Extremadura (18.00). La llegada de Víctor Fernández al banquillo del equipo, como tercer inquilino de una temporada de calvario tras Idiakez y Alcaraz, ha supuesto un evidente revulsivo entre la zozobra que incrementó, en un grado exponencialmente alto, la enésima derrota del pasado domingo en La Coruña ante el Deportivo por 3-1. Si la semana nació con olor a incienso y ruido de hisopo, al poco se convirtió en un tiempo de esperanzas a través de ese nuevo cambio de timonel en el grupo de futbolistas.

Fernández solo ha dispuesto de 3 días de trabajo con sus nuevos pupilos, un triplete de sesiones preparatorias que ha debido condensar a más no poder para intentar una metamorfósis obligada que aleje al Real Zaragoza del precipicio y lo acerque progresivamente a tierra firme en la clasificación. En 72 horas, el preparador aragonés ha debido sacar el máximo jugo a su oratoria, a sus dotes pedagógicas y a su capacidad de liderazgo en el colectivo de jugadores blanquillos.

En la previa al crucial duelo ante el rival de Almendralejo (Badajoz), Víctor Fernández describió el perfil de la herencia que ha recibido tras los primeros 5 meses de temporada. Algo que, en tiempos del tramo final de Idiakez y, sobre todo, del bimestre de Alcaraz, no gustaba escuchar pese a que era obvio que muchas cosas no estaban bien. Pero que, ahora, ya con la permuta en el banquillo llevada a efecto en busca de una solución, sí que el propio nuevo entrenador subraya sin réplica posible:

“Ha sido una semana bastante complicada, bastante agobiante, por la dificultad para transmitir el mensaje sintetizado a los jugadores en tan pocos días”, comenzó recordando Fernández respecto de las complicaciones que la premura de tiempo le han generado desde el miércoles hasta el fin de semana.

“Me he encontrado un vestuario preocupado, sinceramente preocupado, porque la situación no es buena”, remarcó Víctor Fernández al describir el ánimo de la plantilla.

Un sentir sobre el que abundó aún más: “Ahora somos un equipo con muchas dificultades. Muy agobiado por esta situación, con mucha presión, que pesa mucho. Tenemos que empezar ya a dar los primeros pasos porque representamos a una institución muy importante en esta región y en esta ciudad”, concluyó Víctor en su radiografía primera.

Desde ahí, desde este abollado punto de partida en el aparado anímico y dentro de ese envoltorio lleno de presión y responsabilidad, el grupo de protagonistas sobre el césped del Real Zaragoza va a tener que partir de inmediato en busca de la disolución, lo antes posible, de los problemas clasificatorios que los acucian con fuerza. Víctor, haciendo público este parte que habla de la moral de la tropa a su llegada, seguramente ha hecho un favor a todos. Ocultar o difuminar este tipo de patologías no suele ser nunca un buen método reparador. Es mucho más sencillo ayudar a quien se sabe que lo necesita que al que presume de que no sucede nada y todo va sobre ruedas aunque sea tan incierto como el 30 de febrero.

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