La Coruña, el día que Generelo marcó un gol con el trasero
El canterano anotó en 2004 un gol inclasificable en las estadísticas: ni con los pies, ni con la cabeza, ni si quiera con el pecho. Su golpeo fue con los glúteos. No sirvió de nada, pues el Zaragoza perdió al final 4-1.
¿Cuántos goles habrá marcado el Real Zaragoza con el trasero a lo largo de sus casi 87 años de historia? Seguramente, escasos, como sucederá en la mayoría de los clubes del mundo. Meter un gol con el culo es más parte de una frase hecha, a modo de cotejo exagerado cuando se quiere explicar que lo que importa en meterlo y no la belleza del mismo, que una realidad que luego se dé sobre el césped. Pues bien, en el estadio de Riazor, en donde el equipo zaragocista se va a medir al Deportivo de La Coruña el próximo domingo a las 20.30 dentro de la 18ª jornada de liga de Segunda División, una vez hubo un jugador zaragocista que anotó una diana con las nalgas. Tal cual.
Fue David Generelo, centrocampista canterano (procedente en juveniles de su Extremadura natal), en un choque de Primera División jugado el 18 de enero de 2004, en la jornada 20ª de la liga 03-04, la primera de la segunda vuelta. El potente jugador pacense, en el minuto 4, al poco de empezar aquel duelo, entró a rematar un córner en el segundo palo, como solía hacer. El centro de Savio lo tocó hacia atrás en el primer poste Valerón, que estaba defendiendo la portería coruñesa a la corta. A Generelo, su marcador lo había empujado y estaba en plena caída, de espaldas a la portería y protestando ya el presumible penalti. La pelota le dio en los glúteos de lleno, a metro y medio de la línea de gol, y se fue para dentro junto al palo izquierdo (en la portería de la derecha del tiro de cámara de las televisiones).
El cachondeo quedó vivo durante mucho tiempo. Generelo había hecho realidad la frase "da igual que el gol sea bonito o que lo metas con el culo". El suyo había sido del segundo apartado. El lío se lo preparó David a quienes guardaban ya por entonces las estadísticas de los partidos (más tarde, parte fundamental de los análisis del fútbol moderno): ¿cómo clasificar el gol de Generelo en Riazor? No cabía meterlo en el epígrafe de tantos con los pies (ni fue ni con la derecha, ni con la izquierda, ni con otras partes de las piernas, como rodilla o muslo, algo más habitual de vez en cuando). Tampoco entraba en el saco de los goles con la cabeza, obviamente. Ni siquiera en la rareza de los que se empujan con el pecho. Así que hubo quien tuvo que abrir un espacio nuevo cuya llamada rezaba 'culo'. Para qué dar más rodeos si así fue y así se contó en la prensa del momento y en los resúmenes nocturnos, los Estudio Estadio o El Tercer Tiempo de aquellos días.
Eso sí, el gol, que el Zaragoza celebró por todo lo alto en los albores de aquella visita a Riazor, con cierta chanza en las caras de los Villa, Gaby Milito, Savio, Galletti y compañía (se mofaban ya in situ con Generelo por la curiosa plástica de aquel gol con la popa del cuerpo del extremeño), no pasó de anecdótico en una tarde negra posteriormente. El Real Zaragoza acabaría remontado por el Dépor y goleado por 4-1, con goles de Diego Tristán (2), el referido Valerón y Sergio (ahora entrenador del Valladolid). Por cierto, sería el último partido de Paco Flores al frente del cuadro zaragocista, pues al regreso a casa fue destituido y sustituido por Víctor Muñoz.
Aquellos tiempos eran los del Zaragoza de Láinez; Rebosio, Gaby Milito, Álvaro Maior, David Pirri; Ponzio, Generelo; Galletti, Corona, Savio; y Villa. También jugaron ese día Vellisca y Drulic (Flores solo gastó dos cambios). En el banquillo también estuvieron Valbuena, Ferrón, el canterano Miguel García, Iñaki y Cani.
En el Deportivo de Jabo Irureta (años después singular entrenador zaragocista de corto recorrido), alineó a Molina; Scaloni, Andrade, César, Romero; Duscher, Mauro Silva; Víctor Sánchez, Valerón, Luque; y Diego Tristán. Del banquillo salieron asimismo Sergio González, Pandiani y Manuel Pablo. Y se quedaron sin jugar ese día Djalminha, Capdevila, Fran y el portero Munúa.
Historias de Riazor, que las hay bien dispares con el Real Zaragoza de por medio.